Ley del progreso

 






LIBRO TERCERO
LEYES MORALES

CAPÍTULO VIII – LEY DEL PROGRESO










Estado de naturaleza

776. El estado de naturaleza y la ley natural, ¿son la misma cosa?
“No, el estado de naturaleza es el estado primitivo. La civilización es incompatible con el estado de naturaleza, mientras que la ley natural contribuye al progreso de la humanidad.”

El estado de naturaleza es la infancia de la humanidad y el punto de partida de su desarrollo intelectual y moral. Dado que el hombre es perfectible y lleva en sí el germen de su mejoramiento, no está destinado a vivir perpetuamente en el estado de naturaleza, como tampoco está destinado a vivir perpetuamente en la infancia. El estado de naturaleza es transitorio y el hombre sale de él mediante el progreso y la civilización. La ley natural, por el contrario, rige a la humanidad entera, y el hombre mejora a medida que comprende y practica mejor esa ley.


777. Dado que en el estado de naturaleza el hombre tiene menos necesidades, no padece las tribulaciones que él mismo se crea en un estado más adelantado. ¿Qué pensar de la opinión de quienes consideran a aquel estado como el de la más completa felicidad en la Tierra?
“¿Qué quieres que te diga? Es la felicidad del irracional. Hay personas que no comprenden otra. Es ser feliz a la manera de los animales. También los niños son más felices que los adultos.”


778. El hombre, ¿puede retrogradar hasta el estado de naturaleza?
“No, el hombre debe progresar sin cesar, y no puede retornar al estado de infancia. Si progresa es porque Dios así lo quiere. Pensar que pueda retrogradar hasta su condición primitiva sería negar la ley del progreso.”



Marcha del progreso

779. El hombre, ¿extrae de sí mismo la fuerza progresiva, o el progreso es sólo el producto de una enseñanza?
“El hombre se desarrolla por sí mismo, naturalmente. Sin embargo, no todos progresan al mismo tiempo y de la misma manera. De modo que los más adelantados ayudan al progreso de los otros a través del contacto social.”


780. El progreso moral, ¿sigue siempre al progreso intelectual?
“Es su consecuencia, pero no siempre lo sigue de inmediato.” 


[780a] - ¿De qué manera el progreso intelectual puede conducir al progreso moral?
“Al hacer que se comprenda el bien y el mal. El hombre puede entonces elegir. El desarrollo del libre albedrío acompaña al desarrollo de la inteligencia y aumenta la responsabilidad de los actos.”


[780b] - En ese caso, ¿cómo se explica que los pueblos más ilustrados sean a menudo los más pervertidos? 
“El objetivo es el progreso completo, pero los pueblos, como los individuos, llegan a él paso a paso. Hasta que el sentido moral se haya desarrollado en ellos, pueden incluso servirse de su inteligencia para hacer el mal. La moral y la inteligencia son dos fuerzas que sólo se equilibran a la larga.”


781. ¿Es dado al hombre detener la marcha del progreso?
“No, pero algunas veces puede obstaculizarlo.”


[781a] - ¿Qué pensar de los hombres que intentan detener la marcha del progreso y hacer que la humanidad retrograde?
“Pobres seres, a quienes Dios castigará. Serán arrastrados por el torrente que pretenden detener.”

Dado que el progreso es una condición de la naturaleza humana, nadie puede oponerse a él. Es una fuerza viva que las malas leyes pueden retardar, pero no extinguir. Cuando esas leyes se vuelven incompatibles con el progreso, este las aniquila junto con todos aquellos que intentan mantenerlas, y así será hasta que el hombre haya adaptado sus leyes a la justicia divina, que quiere el bien para todos en vez de leyes dictadas por el poderoso en perjuicio del débil.


782. ¿No hay hombres que obstaculizan el progreso de buena fe, al suponer que lo favorecen, porque lo consideran desde su punto de vista, y a menudo lo ven donde no existe?
“Se asemejan a una pequeña piedra que, colocada debajo de la rueda de un gran coche, no impide su avance.”


783. El perfeccionamiento de la humanidad, ¿sigue siempre una marcha progresiva y lenta?
“Existe el progreso regular y lento como resultado de la fuerza de las circunstancias. No obstante, cuando un pueblo no adelanta con suficiente rapidez, Dios provoca en él, cada cierto tiempo, una conmoción física o moral que lo transforma.”

El hombre no puede quedarse perpetuamente en la ignorancia, porque debe alcanzar el objetivo que la Providencia le señala. Se instruye por la fuerza de las circunstancias. Las revoluciones morales, así como las revoluciones sociales, se infiltran poco a poco en las ideas; germinan durante siglos y después estallan de repente, haciendo que se derrumbe el carcomido edificio del pasado, que ya no armoniza con las nuevas necesidades ni con las nuevas aspiraciones.

A menudo, el hombre sólo ve en esas conmociones el desorden y la confusión momentáneos que afectan a sus intereses materiales. En cambio, quien eleva el pensamiento por encima de su personalidad, admira los designios de la Providencia, que del mal hace surgir el bien. Es la tempestad, la tormenta que purifica la atmósfera después de haberla agitado. (1)

(1) Según se verá por este comentario de Kardec y por las explicaciones de los Espíritus a que el mismo se refiere, el Espiritismo reconoce la necesidad de esos movimientos periódicos de agitación natural, ora de los elementos, ora de los pueblos, para la realización del progreso. Pero los admite como hechos naturales y no como creaciones artificiales a las que los hombres deban dedicarse, obedeciendo a doctrinas revolucionarias. Lo que el Espiritismo enseña es que el hombre debe colocarse, en tales horas, por encima de sus mezquinos intereses personales, para ver en su amplitud la irresistible marcha del progreso, contribuyendo a él en la medida de lo posible. [N. de J. H. Pires. 1981]


784. La perversidad del hombre es muy grande. ¿No parecería que este retrocede en vez de avanzar, al menos desde el punto de vista moral?
“Te equivocas. Observa bien el conjunto y notarás que avanza, puesto que el hombre comprende mejor lo que está mal, y a diario corrige sus abusos. Se requiere un exceso del mal para que se comprenda la necesidad del bien y de las reformas.”


785. ¿Cuál es el mayor obstáculo para el progreso?
“El orgullo y el egoísmo. Me refiero al progreso moral, pues el progreso intelectual avanza siempre. Incluso parece, a primera vista, que el progreso intelectual confiere a esos vicios una actividad redoblada, por el desarrollo de la ambición y el apego a las riquezas que, a su vez, incitan al hombre a las investigaciones que esclarecen su espíritu. Así pues, todo está relacionado, tanto en el mundo moral como en el mundo físico, y del propio mal puede surgir el bien. Con todo, ese estado de cosas sólo durará algún tiempo: habrá de cambiar a medida que el hombre comprenda mejor que, fuera del goce de los bienes terrenales, hay una dicha infinitamente mayor e infinitamente más duradera.” 

Hay dos clases de progreso que se prestan mutuo apoyo, aunque no marchan juntos: el progreso intelectual y el progreso moral. En los pueblos civilizados, el primero de ellos recibe, en este siglo(2), todos los estímulos deseables. Por eso ha alcanzado un grado desconocido hasta nuestros días. Falta mucho para que el segundo alcance el mismo nivel. No obstante, si se lo compara con las costumbres sociales de algunos siglos atrás, habría que ser ciego para negar ese progreso. ¿Por qué, pues, esa marcha ascendente habría de detenerse de preferencia en relación con la moral que con la inteligencia? ¿Por qué no habría entre el siglo diecinueve y el veinticuatro tanta diferencia como la que hay entre el siglo catorce y el diecinueve? Dudar de eso sería pretender que la humanidad se encuentra en el apogeo de la perfección, lo cual sería absurdo; o que no es perfectible moralmente, lo que la experiencia desmiente.

(2)  El autor se está refiriendo, naturalmente, al siglo diecinueve. [N. del T. al cast.]



Pueblos degenerados

786. La historia nos muestra una cantidad de pueblos que, después de las conmociones que los trastornaron, volvieron a caer en la barbarie. En esos casos, ¿dónde está el progreso?
“Cuando tu casa anuncia la ruina, la haces demoler para construir una más sólida y cómoda. Con todo, hasta que esté terminada, habrá desorden y confusión en tu morada.
Comprende también esto: eras pobre y vivías en una casucha. Te vuelves rico y la dejas para vivir en un palacio. Después, un pobre desdichado, como lo eras tú antes, ocupa tu lugar en esa casucha e inclusive está muy contento, porque hasta entonces no tenía dónde refugiarse. Pues bien, debes saber que los Espíritus que están encarnados en ese pueblo degenerado no son los mismos que lo integraban en su época de esplendor. Los de entonces, como adelantaron, fueron a ocupar habitaciones más perfectas y progresaron, mientras otros menos adelantados tomaron su lugar, que habrán de dejar a su vez.”


787. ¿Hay razas que por su propia naturaleza son reacias al progreso?
“Sí, pero a diario esas razas se aniquilan corporalmente.”


[787a] - ¿Cuál será el destino futuro de las almas que animan a esas razas?
“Como las demás almas, llegarán a la perfección al pasar por diferentes existencias. Dios no deshereda a nadie.”


[787b] - Así pues, los hombres más civilizados, ¿han sido salvajes y antropófagos?
“Tú mismo lo has sido más de una vez, antes de ser lo que eres.”


788. Los pueblos son individualidades colectivas que, como los individuos, pasan por la infancia, la edad madura y la ancianidad. Esa verdad, que la historia constata, ¿no puede hacernos pensar que los pueblos más adelantados de este siglo tendrán su decadencia y su fin, como los de la Antigüedad?
“Los pueblos que sólo viven la vida del cuerpo, aquellos cuyo poderío sólo se basa en la fuerza y en el tamaño de su territorio, nacen, crecen y mueren, porque la fuerza de un pueblo se agota, como la de un hombre. Aquellos cuyas leyes egoístas se resisten al progreso de las luces y de la caridad, mueren; porque la luz elimina a las tinieblas; y la caridad, al egoísmo. No obstante, tanto para los pueblos como para los individuos, existe la vida del alma. Aquellos cuyas leyes se armonicen con las leyes eternas del Creador, vivirán y servirán de antorcha para los demás pueblos.”


789. El progreso, ¿reunirá algún día a todos los pueblos de la Tierra en una sola nación?
“En una sola nación, no. Eso es imposible, pues de la diversidad de las regiones nacen costumbres y necesidades diferentes, que constituyen las nacionalidades. Por eso siempre harán falta leyes apropiadas a esas costumbres y necesidades. No obstante, la caridad no sabe de latitudes y no distingue a los hombres por el color de su piel. Cuando la ley de Dios sea en todas partes la base de la ley humana, los pueblos practicarán la caridad recíprocamente, así como también lo harán los individuos. Entonces vivirán felices y en paz, porque nadie tratará de perjudicar a su vecino ni de vivir a sus expensas.”

La humanidad progresa por medio de los individuos que mejoran poco a poco y se instruyen. Entonces, cuando estos son mayoría, toman la delantera y llevan consigo a los demás. De tiempo en tiempo surgen entre ellos hombres de genio que les dan un impulso, después surgen otros que poseen autoridad. Todos ellos son instrumentos de Dios que en algunos años hacen adelantar a la humanidad muchos siglos. 

El progreso de los pueblos hace resaltar aún más la justicia de la reencarnación. Los hombres de bien realizan loables esfuerzos para que una nación adelante moral e intelectualmente. Convenimos en que esa nación, transformada, será más dichosa, así en este mundo como en el otro. No obstante, durante su lenta marcha a través de los siglos, millares de individuos mueren a diario. ¿Cuál es la suerte de aquellos que sucumben en el trayecto? Su inferioridad relativa, ¿los priva de la dicha reservada a los que llegan después? ¿O su felicidad también es relativa? La justicia divina no podría consagrar semejante injusticia. Con la pluralidad de las existencias, el derecho a la felicidad es el mismo para todos, porque nadie queda desheredado del progreso. Dado que los que han vivido en las épocas de barbarie pueden regresar en una época civilizada, sea que lo hagan en el mismo pueblo o en otro, de ahí resulta que todos se benefician con la marcha ascendente.

Pero el sistema de la unicidad de las existencias presenta aquí otra dificultad. Según ese sistema, el alma es creada en el instante del nacimiento. Por consiguiente, si un hombre está más adelantado que otro, es porque Dios creó para él un alma más adelantada. ¿A qué se debería ese favor? ¿Cuál sería el mérito de ese hombre, que no ha vivido más que otro, o que a menudo incluso vivió menos que otro, para que se lo dotara de un alma superior? Con todo, la dificultad principal no reside en ello. En mil años, una nación pasa de la barbarie a la civilización. Si los hombres vivieran mil años, se concebiría que en ese lapso tuviesen tiempo suficiente para progresar. Sin embargo, todos los días mueren muchos de ellos, sea cual fuere su edad. Se renuevan sin cesar, de modo tal que a diario se los ve que aparecen y desaparecen. Al cabo de mil años ya no quedan vestigios de los antiguos habitantes. Esa nación, de bárbara que era, se ha vuelto refinada. ¿Qué es lo que progresó? ¿Los individuos bárbaros de antaño? No, porque ellos murieron hace mucho tiempo. ¿Los que llegaron recientemente? No, porque si sus almas fueron creadas en el instante en que ellos nacieron, esas almas no existían en la época de la barbarie. Es preciso admitir, entonces, que los esfuerzos que se realizan para civilizar a un pueblo tienen el poder, no ya de mejorar almas imperfectas, sino de hacer que Dios cree almas cada vez más perfectas.

Comparemos esta teoría del progreso con la que han dado los Espíritus. Las almas que llegan en la época civilizada han tenido su infancia, como todas las demás, pero han vivido antes y están adelantadas como consecuencia de un progreso anterior. Llegan atraídas por un medio que les es simpático y que tiene relación con su estado actual. De ese modo, los esfuerzos realizados para civilizar a un pueblo no dan como resultado la creación de almas más perfectas en el porvenir, sino la atracción de las almas que ya han progresado sea porque han vivido en ese mismo pueblo en su época de barbarie, o porque vienen de otra parte. Allí está también la clave del progreso de la humanidad en su conjunto. Cuando todos los pueblos se hallen en el mismo nivel en cuanto al sentimiento del bien, la Tierra será el lugar de reunión de Espíritus buenos solamente, quienes vivirán juntos en unión fraterna. Por su parte, los Espíritus malos, al sentirse rechazados y fuera de lugar, irán a buscar en mundos inferiores el medio que más les convenga, hasta que sean dignos de volver al nuestro, que ya estará transformado. La teoría vulgar tiene además esta consecuencia: las actividades de mejoramiento social sólo benefician a las generaciones presentes y futuras; su resultado es nulo para las generaciones pasadas, que han cometido el error de venir demasiado temprano y que llegaron a ser lo que pudieron, cargadas como estaban con sus actos de barbarie. Según la doctrina de los Espíritus, en cambio, los progresos ulteriores también benefician a esas otras generaciones, que vuelven a vivir en mejores condiciones y pueden así perfeccionarse en el seno de la civilización.



Civilización

790. La civilización, ¿es un progreso, o bien, según afirman algunos filósofos, una decadencia de la humanidad?
“Progreso incompleto. El hombre no pasa súbitamente de la infancia a la edad madura.”


[790a] - ¿Es racional condenar a la civilización?
“Condenad más bien a quienes abusan de ella, y no a lo que es obra de Dios.”


791. La civilización, ¿se purificará algún día, de modo que haga desaparecer los males que ha producido?
“Sí, cuando la moral esté tan desarrollada como la inteligencia. El fruto no puede aparecer antes de la flor.”


792. ¿Por qué la civilización no realiza de inmediato todo el bien que podría producir?
“Porque los hombres todavía no están preparados ni dispuestos a obtener ese bien.”


[792a] - ¿No será también porque, al crear nuevas necesidades, la civilización excita pasiones nuevas?
“Así es, y porque las facultades del Espíritu no progresan todas a la vez. Todo requiere tiempo. No podéis esperar frutos perfectos de una civilización incompleta.”


793. ¿En cuáles signos se puede reconocer a una civilización completa?
“La reconoceréis por su desarrollo moral. Vosotros os consideráis muy adelantados porque habéis hecho importantes descubrimientos y maravillosas invenciones; porque os alojáis y os vestís mejor que los salvajes. No obstante, sólo tendréis realmente el derecho de llamaros civilizados cuando hayáis desterrado de vuestra sociedad los vicios que la deshonran, y cuando viváis como hermanos mediante la práctica de la caridad cristiana. Hasta entonces, no seréis más que pueblos instruidos, que sólo recorrieron la primera fase de la civilización.”

La civilización, como todas las cosas, tiene sus grados. Una civilización incompleta se halla en un estado de transición que engendra males especiales, que no se conocen en el estado primitivo. Pero no por eso deja de ser un progreso natural, necesario, que lleva consigo el remedio para el mal que causa. A medida que la civilización se perfecciona, hace cesar algunos de los males que ha engendrado, y todos ellos desaparecerán con el progreso moral. 

De dos pueblos que llegaron a la cima de la escala social, sólo puede llamarse más civilizado -en la verdadera acepción de la palabra- aquel donde hay menos egoísmo, codicia y orgullo; aquel cuyos hábitos son más intelectuales y morales que materiales; aquel en que la inteligencia puede desarrollarse con mayor libertad; donde hay más bondad, buena fe, benevolencia y generosidad recíprocas; donde los prejuicios de casta y de nacimiento están menos arraigados, pues esos prejuicios son incompatibles con el auténtico amor al prójimo; aquel en que las leyes no consagran ningún privilegio y son las mismas tanto para el último como para el primero; donde la justicia se administra con menos parcialidad; donde el débil encuentra siempre amparo en el fuerte; aquel donde la vida del hombre, así como sus creencias y opiniones son mejor respetadas; donde hay menos desdichados; aquel donde, por último, el hombre de buena voluntad tiene siempre la certeza de no carecer de lo necesario. (3)

(3)  Ésa habrá de ser la civilización cristiana que el Espiritismo establecerá en la Tierra. Como se ve, por las explicaciones de los Espíritus y los comentarios de Kardec, la civilización incompleta en que vivimos constituye sólo una fase de transición entre el mundo pagano de la antigüedad y el cristiano del futuro. En las costumbres y en la legislación, en la religión y en la práctica de los cultos religiosos vemos la mezcla constante de los elementos del paganismo con los principios renovadores del Cristianismo. Al Espiritismo cabe la misión de remover esos elementos paganos para hacer que brille el espíritu cristiano en toda su pureza. Véase, a este propósito, todo el Capítulo I de El Evangelio según el Espiritismo. [N. de J. H. Pires. 1981]



Progreso de la legislación humana

794. La sociedad, ¿podría estar regida únicamente por las leyes naturales, sin el auxilio de las leyes humanas?
“Podría, si se las comprendiera correctamente, y serían suficientes si hubiese voluntad de llevarlas a la práctica. Con todo, la sociedad tiene sus exigencias y necesita sus propias leyes.”


795. ¿Cuál es la causa de la inestabilidad de las leyes humanas?
“En las épocas de barbarie los que dictaban las leyes eran los más fuertes, y las hacían para ellos. Fue necesario modificarlas a medida que los hombres comprendían mejor la justicia. Las leyes humanas son más estables a medida que se acercan a la verdadera justicia, es decir, a medida que son dictadas para todos y que se identifican con la ley natural.”

La civilización ha creado en el hombre nuevas necesidades, y esas necesidades son acordes a la posición social que él se ha labrado. Ha tenido que regular los derechos y deberes de esa posición mediante las leyes humanas. No obstante, bajo la influencia de sus pasiones, a menudo ha creado derechos y deberes imaginarios, que la ley natural condena y que los pueblos suprimen de sus códigos a medida que progresan. La ley natural es inmutable y la misma para todos. La ley humana es variable y progresiva. Sólo esta ha podido consagrar, en la infancia de las sociedades, el derecho del más fuerte.


796. La severidad de las leyes penales, ¿no es una necesidad en el estado actual de la sociedad?
“Una sociedad depravada tiene, por cierto, necesidad de leyes más severas. Lamentablemente, esas leyes tienden más a castigar el mal cuando este ya fue cometido que a acabar con su origen. Sólo la educación puede reformar a los hombres. Entonces ya no tendrán necesidad de leyes tan rigurosas.”


797. ¿De qué modo el hombre será inducido a reformar sus leyes?
“Eso ocurre naturalmente, por la fuerza de las circunstancias, así como por la influencia de las personas de bien, que lo guían por el camino del progreso. El hombre ya ha reformado no pocas leyes, y reformará muchas otras. ¡Aguarda!”



Influencia del espiritismo en el progreso

798. El espiritismo, ¿llegará a ser una creencia común, o permanecerá como patrimonio de algunas personas? 
“Sin duda llegará a ser una creencia común, y señalará una nueva era en la historia de la humanidad, porque está en la naturaleza y porque ha llegado el tiempo en que debe ocupar su lugar entre los conocimientos humanos. No obstante, habrá que sostener grandes luchas, más aún contra los intereses que contra la convicción, pues no se puede ocultar que existen personas interesadas en combatirlo, algunas por amor propio y otras por causas absolutamente materiales. Con todo, dado que sus contradictores van quedando cada vez más aislados, se verán en la obligación de pensar como todo el mundo, so pena de ponerse en ridículo.”

Las ideas sólo se transforman con el tiempo, y nunca de manera súbita. Se debilitan generación tras generación y concluyen por desaparecer poco a poco junto con quienes las profesan, que serán reemplazados por otros individuos imbuidos de nuevos principios, tal como sucede con las ideas políticas. Reparad en el paganismo: no cabe duda de que en la actualidad nadie profesa las ideas religiosas de aquellos tiempos. No obstante, muchos siglos después del advenimiento del cristianismo, esas ideas han dejado huellas que sólo la renovación total de los pueblos pudo borrar. Lo mismo ocurrirá con el espiritismo. Realiza considerables progresos, pero todavía habrá, durante dos o tres generaciones, un fermento de incredulidad que sólo el tiempo habrá de disipar. Con todo, su marcha será más rápida que la del cristianismo, porque el propio cristianismo le abre camino y le sirve de apoyo. El cristianismo debía destruir. El espiritismo sólo tiene que edificar. (4)

(4) El transcurso del primer siglo del Espiritismo, cumplido el 18 de abril de 1957, vino a confirmar plenamente esta extraordinaria previsión de Kardec. En la primera centuria de su desarrollo el Cristianismo era todavía una oscura secta terriblemente perseguida. Sólo en las postrimerías del tercer siglo alcanzó el desarrollo y la universalización que el Espiritismo presenta en sus primeros cien años. La marcha del Espiritismo se ha hecho con rapidez mucho mayor y su victoria brillará más pronto de lo que se espera. [N. de J. H. Pires. 1981]

* El Espiritismo es la continuación lógica de la enseñanza moral dada por Jesús, puesto que es el Paráclito o Espíritu de Verdad que nos prometió (Juan 14:26), y que viene a esclarecer aquello que no fue bien comprendido y a restituir el sentido original de sus enseñanzas; por esto es cristiana su moral, con pleno sentido universal. [N. del copista.]  


799. ¿De qué modo el espiritismo puede contribuir al progreso?
“Al destruir al materialismo, que es una de las plagas de la sociedad, el espiritismo hace que los hombres comprendan dónde reside su verdadero interés. Dado que la vida futura ya no está velada por la duda, el hombre comprenderá mejor que puede garantizar su porvenir mediante el presente. Al destruir los prejuicios sectarios, de castas y de colores, el espiritismo enseña a los hombres la gran solidaridad que debe unirlos como hermanos.”


800. ¿No es de temer que el espiritismo no pueda triunfar sobre la indiferencia de los hombres y su apego a las cosas materiales?
“Sería conocer muy poco a los hombres si se pensara que una causa, sea cual fuere, podría transformarlos como por encanto. Las ideas se modifican poco a poco según los individuos, y se necesitan generaciones para borrar por completo las huellas de los antiguos hábitos. Así pues, la transformación sólo puede operarse con el tiempo, gradualmente, poco a poco. En cada generación, una parte del velo se disipa. El espiritismo viene a rasgarlo por completo. Con todo, aunque no produjese otro resultado más que corregir un solo defecto en un hombre, le habrá hecho dar un paso adelante, y por eso mismo le habrá hecho un gran bien, pues ese primer paso hará que los siguientes le resulten más fáciles.”


801. ¿Por qué los Espíritus no han enseñado en todos los tiempos lo que enseñan hoy?
“Vosotros no enseñáis a los niños lo mismo que a los adultos, como tampoco le dais al recién nacido un alimento que no podría digerir. Cada cosa a su tiempo. Los Espíritus han enseñado muchas cosas que los hombres no comprendieron o que desvirtuaron, pero que ahora pueden comprender. Mediante su enseñanza, aunque incompleta, prepararon el terreno para recibir la simiente que ahora va a dar fruto.”


802. Dado que el espiritismo debe señalar un progreso en la humanidad, ¿por qué los Espíritus no apresuran ese progreso por medio de manifestaciones de tal modo generalizadas y patentes, que la convicción alcance incluso a los más incrédulos?
“Querríais milagros. Dios los siembra a manos llenas a vuestro paso, pero todavía tenéis hombres que reniegan de Él. El propio Cristo, ¿convenció acaso a sus contemporáneos con los prodigios que realizaba? ¿No veis hoy a hombres que niegan los hechos más patentes que ocurren ante sus propios ojos? ¿No hay entre vosotros quienes afirman que no creerían, aunque viesen? No, Dios no quiere conducir a los hombres mediante prodigios. En su bondad, quiere dejarles el mérito de que se convenzan por medio de su propia razón.”


AMOR, CARIDAD y TRABAJO








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