Emancipación del alma

 






EMANCIPACIÓN DEL ALMA








El Libro de los Espíritus de Allan Kardec

LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO VIII

El dormir y los sueños

El Espíritu encarnado, ¿permanece de buen grado en su envoltura corporal?
“Es como si preguntaras si al preso le gusta estar en la cárcel. El Espíritu encarnado aspira sin cesar a liberarse. Cuanto más densa es la envoltura, tanto más desea deshacerse de ella.”


Durante el dormir, ¿descansa el alma tanto como el cuerpo?
“No, el Espíritu nunca está inactivo. Durante el dormir, los lazos que lo unen al cuerpo se relajan, y puesto que el cuerpo ya no tiene necesidad de él, el Espíritu recorre el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus.”


¿Cómo podemos juzgar la libertad del Espíritu durante el dormir?
“Por los sueños. Debes saber que, cuando el cuerpo reposa, el Espíritu goza de más facultades que durante la vigilia. Conserva el recuerdo del pasado y a veces prevé el porvenir. Adquiere más poder y puede entrar en comunicación con los otros Espíritus, ya sea en este mundo o en otro. Tú sueles decir: ‘He tenido un sueño extravagante, un sueño horrible, pero inverosímil’. Te equivocas, porque a menudo es el recuerdo de lugares y cosas que has visto o que verás en otra existencia o en otro momento. Como el cuerpo se encuentra entorpecido, el Espíritu trata de romper su cadena para investigar en el pasado o en el porvenir.

”¡Pobres hombres, que conocéis tan poco los fenómenos más ordinarios de la vida! Os creéis muy sabios, pero las cosas más comunes os confunden. Ante las preguntas que todos los niños formulan: ‘¿Qué hacemos cuando dormimos? ¿Qué son los sueños?’, os quedáis perplejos.

”El dormir libera, en parte, el alma del cuerpo. Cuando dormís, vuestra alma se halla momentáneamente en el estado en que se encontrará de manera definitiva después de la muerte. Los Espíritus que al morir se desprenden pronto de la materia, han tenido sueños inteligentes. Durante el dormir, se reúnen con el conjunto de los otros seres, superiores a ellos, con los cuales viajan, conversan y se instruyen. Incluso trabajan en obras que encuentran concluidas al morir. Eso debe enseñaros una vez más a no temerle a la muerte, puesto que morís todos los días, conforme a las palabras de un santo.

” Eso sucede con los Espíritus elevados. En cambio, los hombres comunes -que una vez muertos deben permanecer largas horas en esa turbación, en esa incertidumbre de la que ellos os han hablado-, se dirigen a mundos inferiores a la Tierra, donde antiguos afectos los reclaman, o bien buscan placeres tal vez aún más bajos que los que encuentran aquí. También aprenden doctrinas aún más viles, indignas y nocivas que las que profesan entre vosotros. Lo que engendra la simpatía en la Tierra no es otra cosa que el hecho de sentirse, al despertar, unido por el corazón a aquellos con quienes se acaba de pasar ocho o nueve horas de dicha y de placer. Asimismo, lo que explica esas antipatías insuperables es que se sabe en el fondo del corazón que esas personas tienen otra conciencia diferente a la nuestra, porque se las conoce sin que jamás se las haya visto con los ojos. Esto explica incluso la indiferencia, puesto que no se intenta hacer nuevos amigos cuando se sabe que hay otros que nos aman y reconfortan. En pocas palabras: el dormir influye en vuestra vida más de lo que pensáis.

”A causa del dormir los Espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los Espíritus. Eso hace que los Espíritus superiores consientan, sin demasiado rechazo, en encarnar entre vosotros. Dios ha querido que mientras dura su contacto con el vicio puedan dirigirse a la fuente del bien en busca de fuerzas para no flaquear ellos mismos, dado que han ido a la Tierra con el fin de instruir a los demás. El dormir es la puerta que Dios les ha abierto hacia sus amigos del Cielo; es el recreo posterior al trabajo, en tanto aguardan la gran liberación, la liberación final que habrá de restituirlos a su verdadero medio.

”El sueño es el recuerdo de lo que vuestro Espíritu vio durante el dormir. Sin embargo, observad que no siempre soñáis, porque no siempre recordáis lo que habéis visto o todo lo que habéis visto. Vuestra alma no alcanzó su pleno desarrollo. A menudo sólo conserváis el recuerdo de la turbación que acompaña a vuestra partida o a vuestro retorno, al que se suma el recuerdo de lo que habéis hecho o de lo que os preocupa en el estado de vigilia. De lo contrario, ¿cómo explicaríais esos sueños absurdos, que experimentan tanto los más sabios como los más simples? Por su parte, los Espíritus malos se sirven también de los sueños para atormentar a las almas débiles y pusilánimes.”

Los sueños son el producto de la emancipación del alma, que se torna más independiente debido a la suspensión de la vida activa y de relación. De ahí una especie de clarividencia ilimitada que se extiende hasta los lugares más distantes o que nunca fueron vistos, y a veces incluso hasta otros mundos. De ahí también el recuerdo que trae a la memoria los acontecimientos vividos en la existencia presente o en las anteriores. Esas imágenes extrañas de lo que ocurre u ocurrió en mundos desconocidos, entremezcladas con cosas del mundo actual, forman esos conjuntos extravagantes y confusos que parecen no tener sentido ni relación alguna.

La incoherencia de los sueños tiene otra explicación en las lagunas que produce el recuerdo incompleto de aquello que se nos apareció mientras dormíamos. Sería como un relato al que se le quitaron palabras o frases al azar: los fragmentos restantes, una vez reunidos, perderían todo significado razonable.


¿Por qué no siempre recordamos los sueños?
“Lo que tú llamas el dormir no es más que el reposo del cuerpo, pues el Espíritu está siempre en actividad. Durante el dormir, el Espíritu recobra algo de su libertad y se comunica con los seres a quienes ama, ya sea en este mundo o en otros. No obstante, como el cuerpo es una materia pesada y densa, conserva con dificultad las impresiones que ha recibido el Espíritu, dado que este no las percibió a través de los órganos corporales.”


¿Qué pensar del significado que se atribuye a los sueños?
“Los sueños son verdaderos en el sentido de que presentan imágenes reales para el Espíritu, aunque muchas veces no tienen relación con lo que sucede en la vida corporal. A menudo, también, tal como ya lo hemos dicho, el sueño es un recuerdo. Por último, a veces puede ser un presentimiento del porvenir -si Dios lo permite- o la visión de lo que sucede en ese momento en otro lugar, hacia donde el alma se traslada. ¿Acaso no tenéis numerosos ejemplos de personas que se aparecen en sueños y advierten a sus parientes o amigos acerca de lo que les sucede? ¿Qué son esas apariciones sino el alma o Espíritu de dichas personas, que acuden a comunicarse con el vuestro? Cuando adquirís la certeza de que lo que habéis visto ha tenido lugar realmente, ¿no es esa una prueba de que la imaginación no intervino allí para nada, sobre todo si eso nunca estuvo en vuestro pensamiento durante la vigilia?”


Con frecuencia vemos en sueños cosas que parecen presentimientos y que no se cumplen. ¿A qué se debe eso?
“Pueden cumplirse para el Espíritu, aunque no para el cuerpo. Es decir que el Espíritu ve lo que desea porque va a su encuentro. No hay que olvidar que, durante el dormir, el alma se halla siempre bajo la relativa influencia de la materia y que, por consiguiente, nunca se libera por completo de las ideas terrenales. De ahí resulta que las preocupaciones de la vigilia pueden otorgar a aquello que se ve la apariencia de lo que se desea o de lo que se teme. Eso es, en verdad, lo que se puede denominar un efecto de la imaginación. Cuando estamos muy preocupados por una idea, relacionamos con ella todo lo que vemos.”


Cuando vemos en sueños a personas vivas, a las que conocemos muy bien, realizando acciones en las que ellas mismas no piensan en modo alguno, ¿no se trata de un efecto de pura imaginación?
“En las que ellas mismas no piensan en modo alguno. ¿Cómo lo sabes? Sus Espíritus pueden ir a visitar al tuyo, así como el tuyo puede visitar a los de ellas, y tú no siempre sabes lo que piensan. Por otra parte, a menudo también aplicáis a personas que conocéis, y conforme a vuestros propios deseos, lo que ha sucedido o sucede en otras existencias.”


¿Es necesario estar completamente dormido para la emancipación del Espíritu?
“No. El Espíritu recobra su libertad cuando los sentidos se entorpecen. Para emanciparse, aprovecha todos los instantes de respiro que el cuerpo le otorga. Tan pronto como se produce la postración de las fuerzas vitales, el Espíritu se desprende, y cuanto más se debilita el cuerpo tanto más se libera el Espíritu.”

Así, en la somnolencia, o en un simple entorpecimiento de los sentidos, se suelen presentar las mismas imágenes que en los sueños.


A veces nos parece escuchar dentro de nosotros mismos palabras pronunciadas con claridad y que no tienen relación alguna con lo que nos preocupa. ¿A qué se debe eso?
“Sí, e incluso frases enteras, sobre todo cuando los sentidos comienzan a entorpecerse. A veces se trata del débil eco de un Espíritu que quiere comunicarse contigo.”


A menudo, en un estado que no llega a ser aún el de somnolencia, cuando tenemos los ojos cerrados, vemos imágenes claras, figuras cuyos más pequeños detalles captamos. ¿Es el efecto de una visión o de la imaginación?
“Cuando el cuerpo se encuentra entorpecido, el Espíritu intenta romper su cadena: se traslada y ve. Si estuviera dormido por completo, sería un sueño.”


A veces tenemos, durante el dormir o la somnolencia, ideas que parecen muy buenas y que, pese a los esfuerzos que hacemos para recordarlas, se borran de la memoria. ¿De dónde proceden esas ideas?
“Son el resultado de la libertad del Espíritu, que se emancipa y goza de más facultades en ese momento. También suelen ser consejos que dan otros Espíritus.”


¿De qué sirven esas ideas o esos consejos, puesto que perdemos su recuerdo y no podemos aprovecharlos?
“A veces esas ideas pertenecen más al mundo de los Espíritus que al corporal. No obstante, lo más frecuente es que si el cuerpo olvida, el Espíritu recuerda, y la idea vuelve en el momento oportuno como una inspiración momentánea.”


El Espíritu encarnado, en los momentos en que se encuentra desprendido de la materia y actúa como Espíritu, ¿sabe cuándo llegará la hora de su muerte?
“A menudo la presiente. A veces tiene plena conciencia de ella, lo cual en el estado de vigilia le da la intuición de ese momento. De ahí que algunas personas a veces prevean su muerte con gran exactitud.”


La actividad del Espíritu mientras el cuerpo descansa o duerme, ¿puede hacer que este experimente cansancio?
“Sí, pues el Espíritu se encuentra sujeto al cuerpo, como el globo cautivo lo está al poste. Ahora bien, así como las sacudidas del globo estremecen al poste, la actividad del Espíritu reacciona sobre el cuerpo y puede hacer que este experimente cansancio.”


(Texto extraído del libro “Morir para sentirse vivo” de Nacho Blasco)
-Otra duda que tengo, Amapola. ¿Por qué mientras estamos encarnados dormirnos y soñamos, es para que cuando estemos aquí, podamos contactar con ellos...? -le preguntó.
-Tú sabías, Ernesto, que, en la vida terrenal, ni la ciencia ni la psicología saben por qué el ser humano necesita del sueño. Científicamente no saben ni entienden el por qué duermen. Hay algunos que dicen que el dormir es para que el cuerpo se regenere y se recomponga, lo cual en parte es cierto. Pero el verdadero motivo de porqué dormirnos, mientras estamos encarnados, es porque es la única manera de que nuestro verdadero yo, «el alma», se pueda separar del cuerpo físico y con ello recargar pilas. Es el único medio, estando en la tierra, que podemos utilizar para recargar nuestra alma, y desprendernos de ese pesado traje al que llamamos cuerpo, aunque solo sea por unas horas al día...Y es justo en ese momento en el cual muchas personas dicen tener experiencias a través de los sueños, hablando con un ser querido, visitando algún lugar, etc. Y es el momento que tenemos nosotros para ir a ver a nuestros seres queridos y hablar con ellos.



Visitas espíritas entre personas vivas

Del principio de la emancipación del alma durante el dormir parece resultar que tenemos dos existencias simultáneas: la del cuerpo, que nos da la vida de relación exterior; y la del alma, que nos da la vida de relación oculta. ¿Es esto exacto?
“En el estado de emancipación la vida del cuerpo cede lugar a la del alma. No obstante, para hablar con propiedad, no se trata de dos existencias, sino más bien de dos fases de la misma existencia, porque el hombre no vive doblemente.”


Dos personas que se conocen, ¿pueden visitarse mientras duermen?
“Si, y muchas otras que creen no conocerse se reúnen y se hablan. Tú puedes tener, sin sospecharlo, amigos en otro país. El hecho de visitar durante el dormir a los amigos, los parientes y conocidos, así como a las personas que pueden seros útiles, es tan frecuente que vosotros mismos lo hacéis casi todas las noches.”


¿Qué utilidad puede haber en esas visitas nocturnas, puesto que no las recordamos?
“Por lo general, al despertar queda de ellas una intuición. Suelen ser el origen de algunas ideas que surgen espontáneamente, sin que uno se las explique, y que no son sino las que se han adquirido en esas reuniones.”


El hombre, ¿puede provocar de manera voluntaria las visitas espíritas? ¿Puede, por ejemplo, cuando está a punto de dormirse, decir?: “Esta noche quiero encontrarme en Espíritu con tal persona, hablarle y decirle tal cosa”
“Sucede lo siguiente: cuando el hombre se duerme, su Espíritu despierta. El Espíritu suele estar muy lejos de llevar a cabo lo que había resuelto como hombre, porque cuando se encuentra desprendido de la materia la vida del hombre le interesa poco. Así es en el caso de los hombres que ya están suficientemente elevados, pues los otros pasan de muy distinto modo su existencia espiritual: se entregan a sus pasiones o permanecen en la inactividad. Por consiguiente, puede ocurrir que, según el motivo que se proponga, el Espíritu vaya al encuentro de las personas que desea visitar. No obstante, aunque tenga voluntad de hacerlo mientras está despierto, no es una razón para que lo haga.”


Un cierto número de Espíritus encarnados, ¿pueden reunirse de ese modo, y formar asambleas?
“Sin ninguna duda. Los lazos de amistad, antiguos o recientes suelen reunir de ese modo a diversos Espíritus, dichosos de hallarse juntos.”

La palabra antiguos debe entenderse aquí como los lazos de amistad contraídos en existencias anteriores. Al despertar, conservamos una intuición de las ideas que hemos tomado en esas reuniones ocultas, pero cuyo origen ignoramos.


Si una persona cree que uno de sus amigos ha muerto, cuando en realidad no es así, ¿podría encontrarse con él en Espíritu y comprobar de ese modo que sigue vivo? En tal caso, ¿podría tener la intuición de eso al despertarse?
“Como Espíritu puede, por cierto, verlo y conocer su situación. Si el hecho de creer muerto a su amigo no le ha sido impuesto como una prueba, esa persona tendrá el presentimiento de que está vivo, tanto como podrá tener el de su muerte.”



Transmisión oculta del pensamiento

¿A qué se debe que una misma idea -la de un descubrimiento, por ejemplo- surja en varios lugares a la vez?
“Ya hemos dicho que durante el dormir los Espíritus se comunican mutuamente. Pues bien, cuando el cuerpo despierta, el Espíritu se acuerda de lo que ha aprendido, aunque como hombre crea haberlo inventado. De ese modo, muchos pueden descubrir lo mismo a la vez. Cuando vosotros decís que una idea está en el aire, se trata de una imagen más exacta de lo que creéis. Cada uno contribuye a difundirla, sin sospecharlo.”

Así, nuestro propio Espíritu suele revelarles a otros Espíritus, sin que lo sepamos, lo que era objeto de nuestras preocupaciones durante la vigilia.


Los Espíritus, ¿pueden comunicarse si el cuerpo está completamente despierto?
“El Espíritu no está encerrado en el cuerpo como en una caja. Irradia alrededor suyo. Por eso puede comunicarse con otros Espíritus, incluso en el estado de vigilia, aunque lo hace con mucha dificultad.”


¿A qué se debe que dos personas, completamente despiertas, tengan con frecuencia la misma idea al mismo tiempo?
“Se trata de dos Espíritus que simpatizan el uno con el otro, que se comunican y ven recíprocamente su pensamiento, incluso cuando el cuerpo no duerme.”

Entre los Espíritus que se encuentran existe una comunicación de pensamientos que hace que dos personas se vean y se comprendan sin necesidad de los signos exteriores del lenguaje. Podríamos decir que se hablan en el lenguaje de los Espíritus.



Letargo, catalepsia. Muertes aparentes

Los letárgicos y los catalépticos por lo general ven y escuchan lo que sucede alrededor suyo, pero no pueden manifestarlo. ¿Ven y escuchan con los ojos y los oídos del cuerpo?
“No, sino con el Espíritu. El Espíritu se reconoce, pero no puede comunicarse.”


¿Por qué no puede comunicarse?
“El estado del cuerpo se opone a ello. Ese estado particular de los órganos os da la prueba de que hay en el hombre algo más que el cuerpo; porque el cuerpo ya no funciona, pero el Espíritu actúa.”


Durante el letargo, ¿puede el Espíritu separarse por completo del cuerpo, de modo que dé a este todas las apariencias de la muerte, y después volver a él?
“Durante el letargo el cuerpo no está muerto, pues realiza algunas funciones. La vitalidad se halla en él en estado latente, como en la crisálida, pero no aniquilada. Ahora bien, el Espíritu está unido al cuerpo mientras este vive. Una vez que los lazos se han roto, a causa de la muerte real y la descomposición de los órganos, la separación es completa y el Espíritu ya no vuelve al cuerpo. Cuando un hombre que tenía la apariencia de la muerte vuelve a la vida, es porque su muerte no era completa.”


Por medio de cuidados dispensados a tiempo, ¿se pueden reanudar los lazos a punto de romperse y devolver la vida a un ser que, en caso de que no hubiese recibido auxilio, habría muerto definitivamente?
“Sí, sin duda, y a diario tenéis la prueba de ello. El magnetismo(1) suele ser, en esos casos, un recurso poderoso, porque devuelve al cuerpo el fluido vital que le falta y que resultaba insuficiente para mantener el funcionamiento de los órganos.”

(1)  La palabra “magnetismo” es la traducción fiel de la utilizada por KARDEC. Hay quienes prefieren utilizar en su lugar la de “hipnotismo”. Esto ya sea por su más generalizado uso o bien por expresar el trato de una misma materia o fuerza. Pero, en rigor de verdad, es preciso convenir en que, si bien la aplicación y el conocimiento de la fuerza magnética se remonta a los más lejanos tiempos de la Historia, es con MESMER, en 1779, que se logra atraer la atención pública y de las academias con la impresión de su primera memoria que consta de veintisiete proposiciones. Resistida tal memoria por el dogmatismo y los intereses de la ciencia oficial, y a pesar de los enjundiosos estudios que lo ratificaron a MESMER, tales como los del MARQUÉS DE PUYSÉGUR, CHARDEL, DELEUZE, BRUNO, BARÓN DU POTET, LAFONTAINE y otros, fue JAMES BRAID, de resultas de la profunda impresión que le causara la observación de trabajos de LAFONTAINE, quien en 1841 sienta las bases del Hipnotismo y logra, mediante el acuñamiento de una nueva palabra, la creación de una nueva teoría y un distinto método, burlar los obstáculos y penetrar en las esferas académicas, logrando así el reconocimiento de esta nueva ciencia. Mas, aun cuando estudiosos posteriores, como RICHET, por ejemplo, que utilizando métodos magnetológicos los denominaran hipnóticos, debemos aclarar y señalar esta diferencia existente entre ambas teorías. El magnetismo, siguiendo su verdadera trayectoria, llega a la comprobación de la tesis espírita basada en la existencia y utilización de los fluidos por medio del pase magnético, el soplo, el agua fluidificada, las radiaciones, etcétera y, con ellos, muchos experimentadores, a conclusiones científicas de la existencia del alma; en tanto que el Hipnotismo, quedando apresado de procesos equivocados y valiéndose de “maniobras artificiales que tienden, por la parálisis de los centros nerviosos, a destruir el equilibrio nervioso”, según lo expresa su mismo metodizador, el doctor BRAID (Neuro-hipnología. Tratado del sueño nervioso o hipnotismo), no trasciende y confluye finalmente por confesar, por boca de sus mismos profesantes, BRAID entre ellos, su incapacidad para obtener los resultados que se consiguen por medio del Magnetismo. Pero día vendrá en que, modificando el método, logre alcanzar también las incontrovertibles conclusiones espiritualistas a las que llegaron los más reputados magnetólogos. Por ello es que, con KARDEC, quien por su dedicación a estos estudios no podía desconocer la teoría hipnótica de BRAID, seguimos utilizando la palabra “Magnetismo”, y también porque éste y el Espiritismo son “dos ciencias que sólo forman una, por así decirlo”, como el mismo Codificador expresa en su acotación al párrafo 555 de este mismo libro. [Editora Espírita Española.]  


El letargo y la catalepsia tienen el mismo principio: la pérdida momentánea de la sensibilidad y del movimiento por una causa fisiológica que todavía no ha sido explicada. Difieren en que, en el letargo, la suspensión de las fuerzas vitales es general y confiere al cuerpo la apariencia completa de la muerte. En la catalepsia, en cambio, está localizada y puede afectar a una parte más o menos extensa del cuerpo, de modo que deja a la inteligencia en libertad para manifestarse, lo cual impide que se la confunda con la muerte. El letargo siempre es natural. La catalepsia a veces es espontánea, pero también puede ser provocada y suprimida artificialmente por medio de la acción magnética.



Sonambulismo

El sonambulismo natural, ¿tiene relación con los sueños? ¿Cómo se lo puede explicar?
“Es un estado de independencia del alma más completo que el que se da durante el soñar. En el sonambulismo las facultades del alma están más desarrolladas y esta tiene percepciones que no tiene durante el soñar, el cual constituye un estado de sonambulismo imperfecto.

”En el sonambulismo, el Espíritu tiene pleno dominio de sí mismo. Como los órganos materiales se encuentran, de alguna manera, en estado de catalepsia, ya no reciben las impresiones exteriores. Ese estado se manifiesta sobre todo durante el dormir. Es el momento en que el Espíritu puede abandonar provisionalmente el cuerpo, puesto que este se halla entregado al reposo indispensable a la materia. Cuando los hechos de sonambulismo se producen, es porque el Espíritu, preocupado por una cosa u otra, se entrega a una acción cualquiera para cuya realización necesita utilizar su cuerpo, del cual se sirve entonces de un modo análogo al empleo que hace de una mesa o de cualquier otro objeto material en el fenómeno de las manifestaciones físicas, o incluso de vuestra mano en el de las comunicaciones escritas. En cambio, en los sueños de los que se tiene conciencia, los órganos -incluidos los de la memoria- comienzan a despertarse. Estos reciben de manera imperfecta las impresiones producidas por los objetos o las causas exteriores y las comunican al Espíritu que, en ese caso, también en reposo, sólo percibe sensaciones confusas y a menudo incoherentes, sin ninguna razón de ser aparente, mezcladas con vagos recuerdos, ya sea de la existencia actual o de existencias anteriores. Así, es fácil comprender por qué los sonámbulos no tienen ningún recuerdo de lo sucedido durante el estado de sonambulismo y por qué los sueños que conserváis en la memoria, la mayoría de las veces no tienen ningún sentido. Digo la mayoría de las veces, porque sucede que algunos sueños son la consecuencia de un recuerdo preciso de acontecimientos que tuvieron lugar en una vida anterior, e incluso a veces una especie de intuición del porvenir.”


El denominado sonambulismo magnético(2), ¿tiene relación con el sonambulismo natural?
“Ambos son lo mismo, con la diferencia de que el magnético es provocado.”

(2) El sonambulismo magnético, obedece al término que empleó por primera vez el Marqués de Puységur (1751-1825) como “sonambulismo artificial”, al inducir a uno de sus pacientes mediante los pases magnéticos propios del mesmerismo, a este estado de trance que se considera el inicio moderno de las teorías del Hipnotismo. [Alberto Giordano. 1981]


¿Cuál es la naturaleza del agente denominado fluido magnético?
“Fluido vital, electricidad animalizada, que son modificaciones del fluido universal.”


¿Cuál es la causa de la clarividencia sonambúlica?
“Ya lo hemos dicho: es el alma que ve.”


¿De qué modo el sonámbulo puede ver a través de los cuerpos opacos?
“Sólo hay cuerpos opacos para vuestros órganos densos. ¿No hemos dicho ya que para el Espíritu la materia no es un obstáculo, puesto que la atraviesa libremente? A menudo el sonámbulo os dice que ve con la frente, con la rodilla, etc., porque vosotros, inmersos por completo en la materia, no comprendéis que pueda ver sin el auxilio de los órganos. Él mismo, a causa de vuestro deseo, cree tener necesidad de dichos órganos. Con todo, si lo dejarais libre, comprendería que ve con todas las partes de su cuerpo o, mejor dicho, que ve fuera de su cuerpo.”


Puesto que la clarividencia del sonámbulo es la de su alma o Espíritu, ¿por qué no lo ve todo? Además, ¿por qué suele equivocarse?
“En primer lugar, no es dado a los Espíritus imperfectos verlo y conocerlo todo. Tú sabes que ellos participan aún de vuestros errores y prejuicios. Además, cuando se encuentran unidos a la materia, no gozan de todas las facultades propias del Espíritu. Dios ha dado al hombre esa facultad con un fin útil y serio, y no para enseñarle lo que no debe saber. Por eso los sonámbulos no pueden decirlo todo.”


¿Cuál es la fuente de las ideas innatas del sonámbulo, y cómo puede hablar con exactitud de cosas que ignora en el estado de vigilia, cosas que están incluso por encima de su capacidad intelectual? 
“Sucede que el sonámbulo posee más conocimientos de lo que supones. Dichos conocimientos sólo se encuentran adormecidos, porque la envoltura del sonámbulo es demasiado imperfecta para que él pueda acordarse de ellos. Pero, en definitiva, ¿qué es un sonámbulo? Es un Espíritu, como nosotros, encarnado en la materia para cumplir su misión, y el estado en que entra lo despierta de ese letargo. Te hemos dicho muy a menudo que nosotros volvemos a vivir muchas veces. Ese cambio es el que hace que el Espíritu pierda materialmente lo que aprendió en una existencia precedente. Al entrar en el estado que tú llamas crisis, él se acuerda, pero no siempre de manera completa. Sabe, pero no podría decir de dónde procede aquello que sabe ni cómo llegó a poseer esos conocimientos. Pasada la crisis, los recuerdos se borran y él vuelve a entrar en la oscuridad.”

La experiencia muestra que los sonámbulos también reciben comunicaciones de otros Espíritus que les transmiten lo que deben decir, y suplen su insuficiencia. Eso se observa especialmente en las prescripciones médicas: el Espíritu del sonámbulo ve el mal y otro Espíritu le indica el remedio. Esa doble acción a veces es patente y se revela, además, a través de algunas expresiones que los sonámbulos usan con mucha frecuencia: “me dicen que diga” o “me prohíben que diga” tal cosa. En este último caso, siempre es peligroso insistir para obtener una revelación denegada, porque entonces se da motivo a los Espíritus frívolos, que hablan de todo sin escrúpulos y sin preocuparse por la verdad.


¿Cómo se explica la visión a distancia en algunos sonámbulos?
“¿Acaso el alma no se traslada durante el dormir? Lo mismo sucede en el sonambulismo.”


El mayor o menor desarrollo de la clarividencia sonambúlica, ¿depende de la organización física o de la naturaleza del Espíritu encarnado?
“Depende de ambas. Hay disposiciones físicas que le permiten al Espíritu desprenderse de la materia con mayor o menor facilidad.”


Las facultades de que goza el sonámbulo, ¿son las mismas que las del Espíritu después de la muerte?
“Hasta cierto punto, porque hay que tener en cuenta la influencia de la materia a la que sigue unido.”


El sonámbulo, ¿puede ver a los otros Espíritus?
“La mayoría de los sonámbulos los ve muy bien, lo cual depende del grado y de la naturaleza de su lucidez. Sin embargo, a veces no se percatan en un primer momento de que se trata de otros Espíritus, y los confunden con seres corporales. Eso sucede especialmente a los sonámbulos que no tienen ningún conocimiento del espiritismo. Aún no comprenden la esencia de los Espíritus. Se asombran, porque creen ver personas vivas.”

El mismo efecto se produce en el momento de la muerte en quienes creen que siguen con vida. Les parece que alrededor suyo nada cambió, suponen que los Espíritus tienen cuerpos similares a los nuestros, y toman la apariencia de su propio cuerpo por la de un cuerpo real.


El sonámbulo que ve a distancia, ¿lo hace desde el punto en que está su cuerpo o desde aquel en que está su alma?
“¿A qué se debe esta pregunta, si es el alma la que ve, no el cuerpo?”


Puesto que es el alma la que se traslada, ¿de qué modo el sonámbulo puede experimentar en el cuerpo las sensaciones de calor o frío propias del lugar en que se encuentra su alma, la cual a veces está muy lejos del cuerpo?
“El alma no ha dejado por completo el cuerpo. Permanece unida a él por un lazo. Ese lazo es el conductor de las sensaciones. Cuando dos personas se comunican de una ciudad a otra mediante la electricidad, esta constituye el lazo que une sus pensamientos. Por eso se comunican como si estuvieran una al lado de la otra.” 


El uso que el sonámbulo hace de su facultad, ¿influye en el estado de su Espíritu después de la muerte?
“Mucho, tal como el buen o mal uso de todas las facultades que Dios ha dado al hombre.”



Éxtasis

¿Qué diferencia hay entre el éxtasis y el sonambulismo?
“El éxtasis es un sonambulismo más depurado. El alma del extático es aún más independiente.”


El Espíritu del extático, ¿penetra realmente en los mundos superiores?
“Sí, los ve y comprende la dicha de quienes habitan en ellos. Por eso querría permanecer allí. Sin embargo, hay mundos inaccesibles a los Espíritus que no están suficientemente purificados.”


Cuando el extático manifiesta el deseo de abandonar la Tierra, ¿habla con sinceridad? Además, ¿no lo retiene el instinto de conservación?
“Eso depende del grado de purificación del Espíritu. Si ve que su posición futura es mejor que su vida presente, se esfuerza por cortar los lazos que lo sujetan a la Tierra.”


Si se abandonara el extático a sí mismo, ¿podría su alma dejar el cuerpo en forma definitiva?
“Sí, puede morir. Por eso es preciso atraer su atención mediante todo lo que pueda ligarlo a la Tierra, y especialmente haciéndole comprender que si rompiera la cadena que lo retiene en el mundo, esa sería la manera más segura de no quedarse allá, donde ve que sería dichoso.”


Hay cosas que el extático pretende ver y que, evidentemente, son el producto de una imaginación afectada por las creencias y prejuicios terrenales. Lo que ve, pues, ¿no es real?
“Lo que ve es real para él. No obstante, como su Espíritu se halla siempre bajo la influencia de las ideas terrenales, puede verlo a su manera, o mejor dicho, puede expresarlo en un lenguaje adecuado a sus prejuicios y a las ideas con que fue educado, o a las vuestras, a fin de darse a entender mejor. En este sentido, sobre todo, puede cometer errores.”


¿Qué grado de confianza se puede asignar a las revelaciones de los extáticos?
“El extático puede equivocarse con mucha frecuencia, especialmente cuando quiere penetrar lo que debe permanecer como un misterio para el hombre, pues en ese caso se abandona a sus propias ideas, o bien se convierte en juguete de Espíritus embusteros que aprovechan su entusiasmo para fascinarlo.”


¿Qué consecuencias pueden extraerse de los fenómenos del sonambulismo y del éxtasis? ¿No serían una especie de iniciación para la vida futura?
“Es, mejor dicho, la vida pasada y la vida futura lo que el hombre entrevé. Que estudie esos fenómenos y encontrará en ellos la solución de más de un misterio que su razón trata en vano de desvelar.”


Los fenómenos del sonambulismo y del éxtasis, ¿podrían conciliarse con el materialismo?
“El que los estudie de buena fe y sin prevención no puede ser materialista ni ateo.”



Doble vista (Clarividencia)

El fenómeno designado con el nombre de doble vista(3), ¿tiene relación con el soñar y el sonambulismo?
“Es todo lo mismo. En lo que tú llamas doble vista el Espíritu también está más libre, aunque el cuerpo no esté dormido. La doble vista es la vista del alma.”

(3) Kardec ha usado las dos expresiones: “segunda vista” y “doble vista”, inclinándose evidentemente por la primera de ellas. Pero, como es más común “doble vista”, se prefiere aquí. [N. de J. H. Pires. 1981]


La doble vista, ¿es permanente?
“La facultad, sí; su ejercicio, no. En los mundos menos materiales que el vuestro los Espíritus se desprenden con mayor facilidad y sólo se ponen en comunicación a través del pensamiento, aunque sin excluir el lenguaje articulado. Asimismo, para la mayoría, la doble vista es una facultad permanente. Su estado normal puede compararse al de vuestros sonámbulos lúcidos. Esa es también la razón por la cual se manifiestan a vosotros con mayor soltura que los Espíritus encarnados en cuerpos más densos.”


La doble vista, ¿se desarrolla de modo espontáneo, o mediante la voluntad de quien está dotado de ella?
“En la mayoría de los casos es espontánea, pero la voluntad también suele desempeñar en ella un papel importante. Toma como ejemplo a esas personas a las que se les llama ocurrentes de la buenaventura, algunas de las cuales están dotadas de esa facultad, y verás que acceden a la doble vista, así como a lo que tú denominas visión, auxiliadas por la voluntad.”


La doble vista, ¿es susceptible de desarrollarse mediante el ejercicio?
“Sí, el trabajo siempre trae progreso, y el velo que cubre las cosas se disipa.”


Esa facultad, ¿depende de la organización física?
“Por cierto, en esa facultad la organización desempeña un papel. Hay organizaciones que son resistentes a ella.”


¿A qué se debe que la doble vista parezca ser hereditaria en algunas familias?
“Similitud de organización, que se transmite como las demás cualidades físicas. Además, desarrollo de la facultad mediante una especie de educación, que también se transmite de uno a otro.”


¿Es cierto que determinadas circunstancias desarrollan la doble vista?
“Una enfermedad, la proximidad de un peligro, una gran conmoción pueden desarrollarla. A veces el cuerpo se encuentra en un estado particular que permite al Espíritu ver lo que vosotros no podéis ver con los ojos del cuerpo.”

Las épocas de crisis y calamidades, las grandes emociones; en pocas palabras, todas las causas que sobreexcitan lo moral, provocan a veces el desarrollo de la doble vista. Es como si la Providencia, cuando estamos en presencia del peligro, nos brindara el medio para conjurarlo. Todas las sectas y partidos que han sido perseguidos ofrecen numerosos ejemplos de ello.


Las personas dotadas de doble vista, ¿tienen siempre conciencia de su facultad?
“No siempre. Para ellas es algo completamente natural, y muchas creen que si todos se observaran a sí mismos, verían que son como ellas.”


¿Se podría atribuir a una especie de doble vista la perspicacia de algunas personas que, sin tener nada de extraordinario, juzgan las cosas con mayor precisión que otras?
“Siempre es el alma la que irradia con mayor libertad y juzga mejor que cuando se encuentra bajo el velo de la materia.”


Esa facultad, ¿puede en determinados casos conferir la presciencia de las cosas?
“Sí. También confiere los presentimientos, pues en dicha facultad hay muchos grados. Un mismo sujeto podrá tener todos los grados, o sólo algunos.”



Resumen teórico acerca del sonambulismo, el éxtasis y la doble vista

Los fenómenos del sonambulismo natural se producen en forma espontánea y son independientes de toda causa exterior conocida. Sin embargo, en algunas personas dotadas de una organización especial, pueden ser provocados artificialmente por la acción
del agente magnético. 

El estado que se designa con el nombre de sonambulismo magnético sólo difiere del sonambulismo natural en que es provocado, mientras que el otro es espontáneo.

El sonambulismo natural es un hecho notorio que a nadie se le ocurre poner en duda, pese a lo maravilloso de los fenómenos que presenta. ¿Por qué razón, pues, el sonambulismo magnético habría de ser más extraordinario o irracional que el natural? ¿Por el hecho de que se lo produce artificialmente, como tantas otras cosas? Se dice que los charlatanes lo han explotado: razón de más para que no lo dejemos en sus manos. Cuando la ciencia se apropie de él, el charlatanismo tendrá mucho menos crédito entre las masas. Mientras tanto, como el sonambulismo natural o artificial es un hecho, y puesto que contra un hecho no hay razonamiento posible, su aceptación se propaga pese a la mala voluntad de algunos. Esto se da en la propia ciencia, a la que ingresa a través de una gran cantidad de pequeñas puertas, en vez de hacerlo por la puerta grande. Cuando haya ingresado por completo, será necesario concederle derecho de ciudadanía.

Para el espiritismo, el sonambulismo es más que un fenómeno fisiológico: se trata de una luz proyectada sobre la psicología. Es en él donde se puede estudiar el alma, porque en el sonambulismo el alma se muestra al descubierto. Ahora bien, uno de los fenómenos que caracterizan al alma es la clarividencia independiente de los órganos ordinarios de la vista. Los que cuestionan este hecho se basan en que el sonámbulo no siempre ve, ni lo hace conforme a la voluntad del experimentador, como con los ojos. ¿Acaso hay que asombrarse de que los efectos no sean los mismos cuando los medios son diferentes? ¿Es racional pretender efectos idénticos cuando el instrumento ya no existe? El alma tiene sus propiedades, como el ojo las suyas. Es preciso juzgar a cada una de por sí y no por analogía.

La causa de la clarividencia del sonámbulo magnético y del sonámbulo natural es la misma: se trata de un atributo del alma, una facultad inherente a todas las partes del ser incorporal que se encuentra en nosotros, y cuyos únicos límites son los asignados al alma misma. El sonámbulo ve en todas partes a donde su alma puede trasladarse, sea cual fuere la distancia.

En la vista a distancia, el sonámbulo no ve las cosas desde el punto en que se encuentra su cuerpo, ni tampoco por un efecto telescópico. Las ve presentes y como si estuviera en el lugar en que ellas existen, porque en realidad su alma está allí. Por eso su cuerpo se halla como anonadado y aparentemente privado de sentimiento, hasta el momento en que el alma vuelve a tomar posesión de él. Esta separación parcial del alma y el cuerpo es un estado anormal que puede tener una duración relativamente prolongada, pero no indefinida. Es la causa del cansancio que el cuerpo experimenta después de algún tiempo, sobre todo cuando el alma se entrega a un trabajo activo. 

Puesto que la vista del alma o del Espíritu no está circunscripta ni ocupa un espacio determinado, eso explica el motivo por el cual los sonámbulos no pueden asignarle un órgano especial. Ven porque ven, sin saber el por qué ni el cómo, pues para ellos, en su condición de Espíritus, la vista no tiene un lugar de residencia propio. Si se refieren a su cuerpo, les parece que ese lugar se encuentra en los centros donde la actividad vital es mayor, principalmente en el cerebro, en la región epigástrica o en el órgano que, para ellos, es el punto de unión más tenaz entre el Espíritu y el cuerpo.

El poder de la lucidez sonambúlica no es ilimitado. El Espíritu, aunque esté completamente libre, se halla limitado en sus facultades y conocimientos, según el grado de perfección que haya alcanzado. Se encuentra todavía más limitado cuando está unido a la materia, cuya influencia sufre. Esa es la causa por la que la clarividencia sonambúlica no es universal ni infalible. Podemos contar menos aún con su infalibilidad cuando se la desvía del objetivo que la naturaleza se ha propuesto con ella y se la convierte en un objeto de curiosidad y de experimentación.

En el estado de desprendimiento en que se encuentra, el Espíritu del sonámbulo entra con mayor facilidad en comunicación con los otros Espíritus, encarnados o no encarnados. Esa comunicación se establece mediante el contacto de los fluidos que componen los periespíritus y sirven para transmitir el pensamiento, como el cable eléctrico. El sonámbulo no necesita, pues, que el pensamiento sea articulado por la palabra: lo siente y lo adivina. Este tipo de comunicación lo torna eminentemente impresionable y accesible a las influencias de la atmósfera moral en que se encuentra. Por eso mismo, el concurso de muchos espectadores, y sobre todo de curiosos con mayor o menor grado de malevolencia, perjudica esencialmente el desarrollo de sus facultades, que se repliegan, por decirlo así, en sí mismas y sólo se despliegan con toda libertad en la intimidad y en un medio simpático. La presencia de personas malévolas o antipáticas produce en el sonámbulo el efecto del contacto de la mano sobre la sensitiva(4).

(4) El autor se refiere a la planta llamada sensitiva que reacciona al contacto de la mano. [N. Editora Mensaje Fraternal. 1981]

El sonámbulo ve al mismo tiempo su propio Espíritu y su cuerpo. Se trata, por decirlo así, de dos seres que representan su doble existencia: la espiritual y la corporal. Con todo, ambos se confunden debido a los lazos que los unen. El sonámbulo no siempre se percata de esa situación, y esa dualidad a menudo hace que hable de sí mismo como si lo hiciera acerca de una persona extraña. A veces es el ser corporal el que le habla al ser espiritual, y otras veces es este el que le habla a aquel.

El Espíritu conquista un incremento de conocimientos y de experiencia en cada una de sus existencias corporales. Los olvida parcialmente mientras se halla encarnado en una materia demasiado densa, pero como Espíritu se acuerda de ellos. Por eso algunos sonámbulos revelan conocimientos superiores a su nivel de instrucción e incluso a su aparente capacidad intelectual. Por consiguiente, la inferioridad intelectual y científica del sonámbulo, en el estado de vigilia, nada indica acerca de los conocimientos que pueda revelar en el estado lúcido. Según las circunstancias y el objetivo que se proponga, puede extraer esos conocimientos de su propia experiencia, de la clarividencia de las cosas presentes o de los consejos que recibe de otros Espíritus. No obstante, como su propio Espíritu puede tener un relativo adelanto, lo que diga tendrá relativa exactitud.

A través de los fenómenos del sonambulismo, ya sea natural o magnético, la Providencia nos concede la prueba irrecusable de la existencia y la independencia del alma, así como nos permite observar el espectáculo sublime de su emancipación. De ese modo nos abre el libro de nuestro destino. Cuando el sonámbulo describe lo que sucede a distancia, es evidente que lo ve, y que no lo hace con los ojos del cuerpo. Se ve a sí mismo en ese lugar, y se siente trasladado hacia allí. Hay algo de él, pues, en ese lugar, y dado que ese algo no es el cuerpo, sólo puede ser su alma o Espíritu. Mientras el hombre se extravía en las sutilezas de una metafísica abstracta e ininteligible para correr en busca de las causas de nuestra existencia moral, Dios pone a diario ante sus ojos y al alcance de su mano los medios más simples y patentes para el estudio de la psicología experimental.

El éxtasis es el estado en que la independencia del alma en relación con el cuerpo se manifiesta de la manera más sensible y se vuelve en cierto modo palpable.

En el soñar y en el sonambulismo el alma deambula por los mundos terrenales. En el éxtasis, penetra en un mundo desconocido, el de los Espíritus etéreos con quienes se comunica. Sin embargo, no puede ir más allá de ciertos límites, pues para superarlos tendría que romper por completo los lazos que la unen al cuerpo. Un brillo resplandeciente y enteramente nuevo la rodea; armonías desconocidas en la Tierra la embelesan; un bienestar indefinible la penetra. El alma goza por anticipado de la beatitud celestial. Se puede decir que pone un pie en el umbral de la eternidad.

En el estado de éxtasis la aniquilación del cuerpo es casi completa. Sólo tiene, por decirlo así, vida orgánica. Se siente que el alma está unida a él apenas por un hilo que un esfuerzo mayor cortaría para siempre.

En ese estado, todos los pensamientos terrenales desaparecen, para dar lugar al sentimiento purificado que constituye la esencia misma de nuestro ser inmaterial. Entregado por completo a esa sublime contemplación, el extático sólo considera la vida como una pausa momentánea. Para él, los bienes y los males, las alegrías groseras y las miserias de este mundo, no son más que los fútiles incidentes de un viaje cuyo término lo haría dichoso.

Sucede con los extáticos lo mismo que con los sonámbulos: su lucidez puede ser más o menos perfecta; y su propio Espíritu, conforme a su mayor o menor grado de elevación, también es relativamente apto para conocer y comprender las cosas. A veces hay en ellos más exaltación que verdadera lucidez; o, mejor dicho, esa exaltación perjudica su lucidez. Por eso sus revelaciones suelen ser una mezcla de verdades con errores, de cosas sublimes con cosas absurdas, e incluso ridículas. Muchas veces los Espíritus inferiores se aprovechan de esa exaltación -que siempre es una causa de debilidad cuando no se la sabe controlar- para dominar al extático. Con ese fin, asumen ante él apariencias que lo mantienen dentro de sus ideas o prejuicios de la vigilia. Este es un escollo, pero los extáticos no son todos iguales. A nosotros nos compete juzgar con sensatez y pesar sus revelaciones en la balanza de la razón.

La emancipación del alma se manifiesta a veces en el estado de vigilia y produce el fenómeno designado con el nombre de doble vista, que otorga a quienes están dotados de ella la facultad de ver, escuchar y sentir más allá de los límites de nuestros sentidos. Perciben las cosas lejanas dondequiera que el alma extienda su acción. Las ven, por decirlo así, a través de la vista ordinaria y como por una especie de espejismo.

En el momento en que se produce el fenómeno de la doble vista, el estado físico se modifica sensiblemente. La mirada parece perdida: el sujeto mira sin ver; toda su fisonomía refleja una especie de exaltación. Por otra parte, se ha comprobado que los órganos de la vista son ajenos al fenómeno, puesto que la visión persiste, aunque los ojos estén cerrados.

Quienes la poseen, piensan que esta facultad es tan natural como la de ver. Para ellos es un atributo de su ser, atributo que no tiene nada de excepcional. La mayoría de las veces el olvido sigue a esa lucidez pasajera, cuyo recuerdo cada vez más vago termina por desaparecer como el de un sueño.

El poder de la doble vista varía desde la sensación confusa hasta la percepción clara y nítida de las cosas presentes o lejanas. En el estado rudimentario, otorga a ciertas personas el tacto, la perspicacia, una especie de seguridad en sus actos, que se puede llamar la precisión del golpe de vista moral(5). Cuando está más desarrollada, despierta los presentimientos. Más desarrollada aún, muestra los acontecimientos que se han producido o que están en vías de producirse.

(5) La frase original es: “la justesse du coup d´oeil moral” y ha sido interpretada de diversos modos, porque resulta problemática. Traducir coup d´oeil por “golpe de vista”, como hace la mayoría, es incurrir en galicismo por “ojeada, vistazo”. Pero aquellas palabras significan también, en lenguaje figurado, “perspicacia, penetración”, y estamos persuadidos de que en esta segunda acepción las utilizó Kardec. [N. de Alberto Giordano. 1981]

El sonambulismo natural o artificial, el éxtasis y la doble vista no son sino variedades o modificaciones de una misma causa. Esos fenómenos, así como los sueños, están en la naturaleza. Por eso han existido en todas las épocas. La historia nos muestra que se los conoce, e incluso se los explota, desde la más remota antigüedad. En ellos encontramos la explicación de una multitud de hechos que, a causa de los prejuicios, son vistos como sobrenaturales(6) .

(6) Todos estos fenómenos se hallan en la hora actual científicamente demostrados por las experimentaciones parapsicológicas, aun cuando ciertos investigadores pretenden obtener que “se adapten al materialismo”. Véase lo que expresa, respecto a la adaptación, la respuesta a la pregunta 446 de este mismo libro. [N. de J. H. Pires. 1981]


AMOR, CARIDAD y TRABAJO







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