EL ESPÍRITU Y LOS REINOS MINERAL, VEGETAL Y ANIMAL
El Génesis de Allan Kardec
CAPÍTULO XI
Génesis espiritual
El principio espiritual
6. … Las propiedades sui generis (singulares, extraordinarias) que reconocemos en el principio espiritual prueban que tiene una existencia propia e independiente, ya que si se originase en la materia no poseería tales propiedades. Siendo que la inteligencia y el pensamiento no pueden ser atributos de la materia, remontándonos de los efectos a las causas llegamos a la conclusión de que el elemento material y el espiritual son los dos principios constitutivos del Universo. El Elemento espiritual individualizado conforma a los seres llamados espíritus, al igual que el elemento material individualizado constituye los diversos cuerpos orgánicos e inorgánicos de la Naturaleza.
7. Ya hemos admitido al ser espiritual y no podemos aceptar que su origen esté en la materia; pues bien, ¿cuál es, entonces, su punto de partida?
En este terreno, los medios de investigación se equivocan, como en todo lo que se refiere al principio de las cosas. El hombre sólo es capaz de constatar aquello que existe. Sobre el resto, únicamente puede emitir hipótesis (1). Y ya sea porque este conocimiento sobrepasa el alcance de su inteligencia actual o porque tal conocimiento le pueda resultar ahora inútil o inconveniente, Dios no se lo concede ni siquiera por medio de la revelación.
(1) Como la hipótesis sobre el origen de los cuerpos humanos tratada en el libro El Génesis de Allan Kardec, Capítulo XI, Génesis espiritual, que dice así: “De la similitud existente en las formas exteriores de los cuerpos del hombre y el mono, ciertos fisiólogos dedujeron que el primero es una mera transformación del segundo”.
Unión del principio espiritual con la materia
10. La materia debía ser el objeto de trabajo del espíritu, a efectos del desarrollo de sus facultades. Pero era necesario que éste pudiese actuar sobre aquélla, razón por la cual fue destinado a habitarla, así como el leñador habita en el bosque. La materia sería, a la vez, el objeto e instrumento de trabajo. Pero Dios no quiso unir al espíritu con la piedra rígida, sino que prefirió crear cuerpos organizados, flexibles y capaces de recibir los impulsos de la voluntad, que se prestasen a todos los movimientos. (Ver inicio segunda pregunta del Ítem 607, incluido en este artículo)
El Libro de los Médiums de Allan Kardec
CAPÍTULO XXII
DE LA MEDIUMNIDAD DE LOS ANIMALES
Dios ha puesto los animales a vuestro lado como auxiliares para alimentaros, para vestiros, para secundaros. Les ha dado cierta dosis de inteligencia porque para ayudaros les es necesaria la comprensión, y ha proporcionado su inteligencia a los servicios que están llamados a prestaros; pero en su sabiduría no ha querido que estuviesen sometidos a la misma ley del progreso; tales como fueron creados, tales han quedado y quedarán hasta la extinción de sus razas.
El Libro de los Espíritus de Allan Kardec
CAPÍTULO V
Consideraciones sobre la pluralidad de existencias
222 … entre la metempsicosis de los antiguos y la moderna doctrina de la reencarnación, la gran diferencia de que los espíritus rechazan del modo más absoluto la transmigración del hombre en los animales y viceversa.
CAPÍTULO XI
Los minerales y las plantas
591.- ¿En los mundos superiores, las plantas son como los otros seres, de naturaleza más perfecta?
«Todo es más perfecto; pero las plantas siempre son plantas, como los animales son siempre animales y los hombres son siempre hombres»
Los animales y el hombre
607.- Se ha dicho que el alma del hombre en su origen es el estado de infancia en la vida corporal, que apenas destella su inteligencia y que se ensaya en la vida; ¿dónde pasa el espíritu por esta primera fase?
«En una serie de existencias que precede al período que llamáis humanidad.»
- ¿Parece, pues, que el alma ha sido el principio inteligente de los seres inferiores de la creación?
«¿No hemos dicho que todo se encadena y tiende a la unidad de la naturaleza? En esos seres que estáis muy lejos de conocerlos en su totalidad, se elabora el principio inteligente, se individualiza poco a poco y se ensaya en la vida, como hemos dicho. Este es, hasta cierto punto, un trabajo preparatorio como el de la germinación, después del cual el principio inteligente experimenta una transformación y se convierte en espíritu (2). Entonces empieza para él el periodo de la humanidad, y con él la conciencia de su porvenir, la distinción del bien y del mal y la responsabilidad de sus actos, como después del período de la infancia viene el de la adolescencia, luego la juventud, y en fin la edad madura. Por lo demás, nada de humillante tiene este origen para el hombre: ¿Se creen humillados los grandes genios por haber sido fetos informes en el seno de su madre? Si algo debe humillarle, es su inferioridad ante Dios, y su impotencia para sondear la profundidad de sus designios y la sabiduría de las leyes que arreglan la armonía del universo. En esa admirable armonía que hace que todo sea solidario en la naturaleza, reconoced la grandeza de Dios. Creer que él haya podido hacer algo sin objeto y crear seres inteligentes sin porvenir, sería blasfemar de su bondad, que se extiende a todas sus criaturas.»
608.- ¿El espíritu del hombre tiene, después de la muerte, conciencia de las existencias que han precedido a su periodo de humanidad?
«No; porque solo desde este periodo empieza para él su vida de espíritu, y apenas se acuerda de sus primeras existencias como hombre, absolutamente lo mismo que el hombre no se acuerda de los primeros tiempos de su infancia y menos aún del tiempo que ha pasado en el seno de su madre. He aquí por qué os dicen los espíritus que no saben cómo han comenzado.»
Metempsicosis
El punto de partida del espíritu es una de esas cuestiones que se refieren al principio de las cosas, y pertenece a los secretos de Dios. No es dado al hombre conocerlo de una manera absoluta, y en este punto, ha de limitarse a suposiciones y a sistemas más o menos probables. Los mismos espíritus están muy lejos de conocerlo todo, y sobre lo que no saben pueden también tener opiniones personales más o menos sensatas.
Las diferentes especies de animales no proceden intelectualmente las unas de las otras por vía de progresión, y así el espíritu de la ostra no pasa a ser sucesivamente el del pez, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un tipo absoluto física y moralmente, cada uno de cuyos individuos toma en la fuente universal la suma de principio inteligente que le es necesario, según la perfección de sus órganos, y el trabajo que ha de realizar en los fenómenos de la naturaleza, suma de principio vital que, a la muerte, vuelve a la masa. Los de los mundos más adelantados que el nuestro son igualmente razas distintas, apropiadas a las necesidades de aquellos mundos y al grado de adelanto de los hombres cuyos auxiliares son; pero que, espiritualmente hablando, no proceden en modo alguno de los de la tierra. No sucede lo mismo en el hombre. Bajo el punto de vista físico, forma evidentemente un eslabón de la cadena de los seres vivientes; pero bajo el punto de vista moral, entre el animal y el hombre, existe solución de continuidad(3). El hombre posee en propiedad el alma o espíritu, destello divino que le da el sentido moral y un alcance intelectual que falta a los animales; es para él un ser principal, preexistente, que sobrevive al cuerpo y que conserva su individualidad. ¿Cuál es el origen del espíritu? ¿Dónde está su punto de partida? ¿Se forma del principio inteligente individualizado? Este es un misterio que en vano trataríamos de penetrar, y acerca del cual, según tenemos dicho, solo podemos emitir sistemas. Lo que es constante y resulta del raciocinio y de la experiencia, es la supervivencia del espíritu, la conservación de su individualidad después de la muerte, su facultad progresiva, su estado feliz o desgraciado proporcional a su adelanto en el camino del bien y todas las verdades morales, que son consecuencias de este principio. En cuanto a las relaciones misteriosas que existen entre el hombre y los animales, volvemos a repetir que son un secreto de Dios, como muchas otras cosas cuyo conocimiento actual no importa a nuestro progreso, y sobre las cuales sería inútil insistir.
(3) Según la R.A.E. de la lengua “Solución de continuidad” significa “Interrupción o
falta de continuidad”, por lo
tanto, entre el animal y el hombre no existe continuidad.
CONCLUSIÓN:
Según los textos citados extraídos de los libros de la codificación espírita, nuestra vida como espíritu comienza en el periodo de la humanidad. Anteriormente a este periodo y en seres que estamos muy lejos de conocerlos en su totalidad ((2) aquí podría entrar la hipótesis de ciertos fisiólogos de que los hombres primitivos fueron una mera transformación del mono), nos individualizamos poco a poco y ensayando en la vida. Es un trabajo preparatorio como el de la germinación, después del cual el principio inteligente experimenta una transformación y se convierte en espíritu.
Y como nos dicen los espíritus superiores, en cuanto al punto de creación del espíritu es una cuestión que pertenece a los secretos de Dios. Los mismos espíritus están muy lejos de conocerlo todo, y sobre lo que no saben pueden también tener opiniones personales más o menos sensatas.
AMOR, CARIDAD y TRABAJO
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