EVOLUCIÓN DEL ALMA ESPÍRITA
Según las enseñanzas de los
espíritus superiores, nuestra alma ha pasado por los seres
inferiores de la creación, como alma vital e intelectual pero no
como alma espírita, de acuerdo con la clasificación que se le da
a la palabra alma en el tema II del libro titulado “Introducción
al estudio de la Doctrina Espirita” en el que textualmente dice:
Evitaríase igualmente la
confusión empleando la palabra alma en los tres casos (el alma
como principio de la vida orgánica, el alma como principio de la
inteligencia y el alma como un ser moral), añadiéndole un calificativo
que especificase el punto de vista bajo el cual la consideramos o la aplicación
que de ella se hace. Sería entonces una palabra genérica, representando al
mismo tiempo el principio de la vida material, de la inteligencia y del sentido
moral, y que se distinguiría por medio de un atributo, como el gas, por
ejemplo, que se distingue añadiéndole las palabras hidrógeno, oxígeno o nitrógeno.
Entonces se podría decir, y tal vez fuese lo mejor, el alma vital para
el principio de la vida material, el alma intelectual para el principio
de la inteligencia y el alma espírita para el principio de nuestra
individualidad después de la muerte. Como se ve, todo esto es una cuestión de
palabras, pero una cuestión muy importante para entenderse. Según eso, el
alma vital sería común a todos los seres orgánicos: plantas, animales y
hombres; el alma intelectual propia de los animales y hombres, y el
alma espírita pertenecería solamente al hombre.
Las comunicaciones de los
espíritus superiores sobre el paso de nuestra alma por los seres
inferiores de la creación aparecen tanto el libro de La Génesis
como en el Libro de los Espíritus de Allan Kardec, a saber:
La Génesis de Allan Kardec
La creación universal
La creación universal
A aquellos que desean conocer, y
se muestran humildes ante Dios, les diré, solicitándoles incluso que no
deduzcan de mis palabras ningún sistema prematuro, que el Espíritu no llega a
recibir la iluminación divina que le otorga, simultáneamente con el libre
albedrío y la conciencia, la noción de sus elevados destinos, sin haber
pasado por la serie de los seres inferiores, entre los cuales se elabora
lentamente la individualidad. Sólo a partir del día en que el Señor imprime en su
frente Su augusta señal, el Espíritu toma un lugar en el seno de las
humanidades.
El Libro de los Espíritus
de Allan Kardec
Los animales y el hombre
- Se ha dicho que el alma
del hombre en su origen es el estado de infancia en la vida corporal, que
apenas destella su inteligencia y que se ensaya en la vida; ¿dónde pasa el
espíritu por esta primera fase?
«En una serie de
existencias que precede al período que llamáis humanidad.»
- ¿Parece, pues, que el alma
ha sido el principio inteligente de los seres inferiores de la creación?
«¿No hemos dicho que todo
se encadena y tiende a la unidad de la naturaleza? En esos seres que estáis muy
lejos de conocerlos en su totalidad, se elabora el principio inteligente, se
individualiza poco a poco y se ensaya en la vida, como hemos dicho. Este es,
hasta cierto punto, un trabajo preparatorio como el de la germinación, después
del cual el principio inteligente experimenta una transformación y se convierte
en espíritu. Entonces empieza para él el periodo de la humanidad, y con él la
conciencia de su porvenir, la distinción del bien y del mal y la
responsabilidad de sus actos, como después del período de la infancia viene el
de la adolescencia, luego la juventud, y en fin la edad madura…»
En la planta, la inteligencia
dormita; en el animal, sueña; sólo en el hombre despierta, se conoce, se posee
y se hace consciente...
En relación con el origen del
cuerpo humano, en el libro La Génesis de Allan kardec se habla de
una posible hipótesis, sobre la posible utilización del traje del mono para la
primera vestidura como ser espiritual, según el siguiente texto:
Hipótesis
sobre el origen del cuerpo humano
De la similitud existente en
las formas exteriores de los cuerpos del hombre y el mono, ciertos fisiólogos
dedujeron que el primero es una mera transformación del segundo. Esta hipótesis
no tiene nada de imposible, y, si fuese cierta, la dignidad del hombre no
sufriría por ello menoscabo alguno. Los cuerpos de los simios pudieron muy bien
haber servido de vestimenta a los primeros espíritus humanos, necesariamente
poco adelantados, que vinieron a encarnar en nuestro globo. El cuerpo del simio
era más aproximado que el de ningún otro animal para satisfacer las necesidades
y poder ejercitar las facultades de aquellos espíritus. En vez de crearse un
vestido especial para el espíritu, éste encontró uno ya hecho. El espíritu ha
podido vestir la piel del mono sin dejar de ser un espíritu humano, así como el
hombre, aun cuando vista la piel de ciertos animales, continúa siendo hombre.
Hipótesis que podría ser
afianzada por el hecho de que, si en los mundos superiores los animales están más
evolucionados, según el texto siguiente extraído del Libro de los Espíritus, podrían
haber sido utilizados para la vestidura de los primeros seres espirituales. Dicho
texto dice:
- ¿Siguen los animales una ley
progresiva como el hombre?
«Sí, y por esto en los
mundos superiores, donde están más adelantados los hombres, lo están también
los animales que tienen medios más desarrollados de comunicación; …»
¿Mas, realmente cuál sería el
punto de partida del alma espiritual? En el Libro de los
Espíritus hay una referencia a este punto que dice textualmente:
El punto de partida del espíritu
es una de esas cuestiones que se refieren al principio de las cosas, y
pertenece a los secretos de Dios. No es dado al hombre conocerlo de una manera
absoluta, y en este punto, ha de limitarse a suposiciones y a sistemas más o
menos probables. Los mismos espíritus están muy lejos de conocerlo todo, y
sobre lo que no saben pueden también tener opiniones personales más o menos
sensatas.
AMOR,
CARIDAD y TRABAJO
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