Instinto e inteligencia. Intuición o presentimiento








INSTINTO e INTELIGENCIA

INTUICIÓN o PRESENTIMIENTO





INSTINTO e INTELIGENCIA
Instinto (WordReference)
1. m. Conjunto de pautas de conducta que se transmiten genéticamente, y que contribuyen a la conservación de la vida del individuo y de la especie:
instinto de conservación.
2. Impulso indeliberado que mueve la voluntad de una persona:
actuó por instinto cuando arriesgó su vida por salvar la del niño.
3. Facultad innata para captar ciertas impresiones o para desenvolverse en ámbitos determinados:
instinto para los negocios.

Inteligencia ((WordReference)
1. f. Facultad de conocer, analizar y comprender:
destacaba por su inteligencia superior a la media.
2. Habilidad, destreza y experiencia:
sí actúas con inteligencia conseguirás de él lo que te propongas.



El Génesis de Allan Kardec
CAPÍTULO I
Caracteres de la revelación espírita
Con la preexistencia, sabemos que el hombre trae consigo al renacer el germen de las imperfecciones y defectos que no ha corregido y que se traducen en instintos innatos y tendencias determinadas hacia tal o cual vicio.


CAPÍTULO III
Origen del bien y del mal
Si hacemos un estudio de las pasiones, e incluso de los vicios, veremos que su origen común está en el instinto de conservación. Ese instinto predomina en los animales y los seres primitivos más próximos a la animalidad. Domina en ellos porque no poseen el contrapeso del sentido moral: el espíritu no llegó aún a la vida intelectual. El instinto se debilita a medida que la inteligencia se desarrolla, ya que ésta domina a la materia.


El instinto y la inteligencia
El instinto es la fuerza oculta que impulsa a los seres orgánicos a actos espontáneos e involuntarios, con vistas a su conservación.
La inteligencia se revela a través de los actos voluntarios, reflexivos, premeditados, combinados, según la oportunidad de las circunstancias. Es indudablemente un atributo exclusivo del alma.
Todos los actos mecánicos son instintivos. El acto que denota reflexión y combinación es inteligente. Uno es libre, el otro no lo es.



El Cielo y el Infierno de Allan Kardec
CAPÍTULO II
Causas del temor a la muerte
2. El temor a la muerte es un efecto de la sabiduría de la Providencia y una consecuencia del instinto de conservación, común a todos los seres vivientes.  


CAPÍTULO VII
Las penas futuras según el Espiritismo
La carne es débil
Excusarse de sus defectos por la debilidad de la carne no es más que un subterfugio para eludir la responsabilidad. La carne sólo es débil porque el espíritu es débil, lo cual destruye la excusa y deja al espíritu la responsabilidad de sus actos. La carne no tiene pensamiento ni voluntad. No prevalece jamás sobre el espíritu, que es el ser pensante y voluntario. El espíritu es quien da a la carne las cualidades correspondientes a sus instintos, como un artista imprime a su obra material el sello de su genio. 

Así pues, sobre el espíritu recae la responsabilidad moral de sus propios actos. Pero la razón manifiesta que las consecuencias de esta responsabilidad deben estar en relación con el desarrollo intelectual del espíritu. Cuanto más ilustrado es, menos excusa tiene, porque con la inteligencia y el sentido moral nacen las nociones del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto.



El Evangelio según el Espiritismo de Allan Kardec
CAPÍTULO XI
INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
La ley de amor
8. El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor; no el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino ese sol interior que condensa y reúne en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas.
He dicho que el hombre en su principio sólo tiene instintos; aquel, pues, en quien dominan los instintos está más próximo al punto de partida que al fin. Para adelantar hacia éste, es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar éstos sofocando los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento; llevan consigo el progreso, como la bellota encierra la encina; y los seres menos avanzados son los que permanecen avasallados por sus instintos. El espíritu debe ser cultivado como un campo: toda la riqueza futura depende del trabajo presente, y más que bienes terrestres os traerá la gloriosa elevación; entonces será cuando, comprendiendo la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los suaves goces del alma, que son los preludios de los goces celestes. (Lázaro. París, 1862).



El Libro de los Espíritus de Allan Kardec
CAPÍTULO IV
PRINCIPIO VITAL
III.- Inteligencia e instinto
71.La inteligencia ¿es un atributo del principio vital?
- No, puesto que las plantas viven y no piensan: no poseen sino vida orgánica. Inteligencia y materia son independientes, ya que un cuerpo puede vivir sin la inteligencia, pero ésta a su vez sólo puede manifestarse mediante órganos materiales. Es menester la unión del espíritu para comunicar actividad inteligente a la materia “animalizada”.

La inteligencia es una facultad especial propia de ciertas clases de seres orgánicos, que les da, con el pensamiento, voluntad de obrar, conciencia de su existencia y de su individualidad, así como los medios para establecer relaciones con el mundo exterior y proveer a sus necesidades.

Así pues, podemos distinguir: 
Primero, los seres inanimados, formados sólo de materia, sin vitalidad ni inteligencia: éstos son los cuerpos inertes. 
Segundo: los seres animados no pensantes, formados de materia y dotados de vitalidad, pero desprovistos de inteligencia. 
Y tercero: los seres animados y pensantes, formados de materia, dotados de vitalidad y que poseen, además, un principio inteligente que les otorga la facultad de pensar.

72. ¿Cuál es la fuente de la inteligencia?
- Ya lo hemos dicho: la inteligencia universal.

72 a. ¿Se podría afirmar, entonces, que cada ser toma una porción de inteligencia de la fuente universal y se la asimila, de la manera que se asimila el principio de la vida material?
- Esto es sólo una comparación, pero no exacta, por cuanto la inteligencia es una facultad propia de cada ser y constituye su individualidad moral. Por lo demás, ya sabéis vosotros que existen cosas que no es dado al hombre penetrar, y ésta se incluye entre ellas, por el momento…

73. El instinto ¿es independiente de la inteligencia?
- No precisamente, porque es una especie de inteligencia. El instinto constituye una inteligencia no racional, y mediante él todos los seres proveen a sus necesidades.

74. ¿Podemos establecer un límite entre instinto e inteligencia, esto es, precisar dónde termina aquél y empieza ésta?
-No, pues a menudo se confunden. Pero se puede distinguir muy bien los actos que pertenecen al instinto de aquellos otros que corresponden a la inteligencia.

75. ¿Es exacto afirmar que las facultades instintivas disminuyen conforme van creciendo las facultades del intelecto?
-No. El instinto sigue existiendo, pero el hombre lo descuida.
El instinto puede también inducir al bien. Casi siempre nos guía, y en ocasiones lo hace con más seguridad que la razón. No se extravía jamás.

75 a. ¿Por qué la razón no es siempre una guía infalible?
- Sería infalible si no fuese falseada por una educación deficiente y por el orgullo y el egoísmo. El instinto no razona. La razón deja al hombre escoger, dándole el libre arbitrio.

El instinto es una inteligencia rudimentaria que difiere de la inteligencia propiamente dicha, en que sus manifestaciones son casi siempre espontáneas, en tanto que las de la inteligencia constituyen el resultado de una combinación y de un acto volitivo o deliberado.

Las manifestaciones del instinto varían según las especies y sus necesidades. En los seres que poseen conciencia y percepción de las cosas exteriores el instinto se alía a la inteligencia, vale expresar, a la voluntad y a la libertad.


CAPÍTULO XI
LOS TRES REINOS
I.- Los minerales y las plantas
589. Ciertas plantas, tales como la sensitiva y la dionea, por ejemplo, tienen movimientos que denotan gran sensibilidad, y en ciertos casos una especie de voluntad, como sucede con la segunda de las nombradas, cuyas hojas aprisionan al insecto que acude a posarse en ellas para libar su zumo, y al cual la dionea parece tender una trampa para después matarlo. Esas plantas ¿están dotadas de la facultad de pensar? ¿Poseen voluntad? ¿Constituyen una clase intermedia entre los reinos vegetal y animal? ¿Son una transición de uno a otro de esos reinos?
- En la Naturaleza todo es transición, por el hecho mismo de que nada es semejante y, sin embargo, todo se relaciona. Las plantas no piensan y, por consiguiente, carecen de voluntad. La ostra que se abre, así como todos los zoófitos, están desprovistos de pensamiento. Sólo hay en ellos un instinto ciego y natural.

El organismo humano nos provee ejemplos de movimientos análogos sin participación de la voluntad, como en las funciones digestivas y circulatorias. El píloro se contrae al contacto de ciertos cuerpos para impedir su paso. Lo propio tiene que suceder con la sensitiva, cuyos movimientos no implican en manera alguna la necesidad de una percepción, y menos todavía de una voluntad.

590. ¿No hay en las plantas, como en los animales, un instinto de conservación que las mueva a buscar lo que pueda serles útil y a sustraerse de lo que sea capaz de dañarlas?
- Es, si así se quiere, una especie de instinto. Depende de la extensión que se conceda a este vocablo. Pero es puramente mecánico. Cuando en las operaciones químicas veis unirse dos cuerpos, es porque son compatibles, vale decir que hay entre ellos afinidad. Pero no denominéis instinto a esto.

II.- Los animales y el hombre
593. ¿Se puede afirmar que los animales sólo obran por instinto?
- También en esto hay un prejuicio. Bien es verdad que el instinto predomina en la mayoría de los animales, pero ¿no estás viendo que actúan con una voluntad determinada? Eso es inteligencia, aunque sea limitada.

Además del instinto, no se podría negar a ciertos animales el hecho de que realizan actos deliberados que denotan una voluntad de obrar en determinado sentido y conforme a las circunstancias. Hay en ellos, pues, una especie de inteligencia, pero cuyo ejercicio se concentra con más exclusividad en los medios de satisfacer sus necesidades físicas y de proveer a su conservación. No existe en ellos ninguna creación ni mejora alguna. Por mucho que sea el arte que admiramos en sus trabajos, lo mismo que hacían antaño siguen haciéndolo en la actualidad, ni mejor ni peor, según formas y proporciones constantes e invariables. El pequeñuelo, al que se aísla de su especie a muy temprana edad no deja por eso, cuando llega a adulto, de construir su nido con arreglo al mismo patrón, sin haber recibido al respecto enseñanza ninguna. Si algunos de entre ellos son susceptibles de cierta educación, su desarrollo intelectual, confinado en todos los casos dentro de estrechos límites, se debe a la acción del hombre sobre una naturaleza flexible, porque no hay ningún progreso que realicen por sí mismos. Pero ese adelanto será efímero y meramente individual, por cuanto el animal librado a sus propios recursos no tarda en volver a colocarse dentro de los lindes trazados por la Naturaleza.

596. ¿A qué se debe la aptitud de ciertos animales de imitar el lenguaje humano, y por qué esa facultad se encuentra más bien en las aves que en el mono, por ejemplo, cuya conformación posee más analogía con la del hombre?
- Conformación particular de los órganos vocales, secundada por el instinto imitativo. El nomo imita los gestos; algunos pájaros imitan la voz.

605. Si se consideran todos los puntos de contacto existentes entre el hombre y los irracionales, ¿no cabría pensar que el ser humano posea dos almas, a saber: el alma animal y el alma espírita, ¿y que si no tuviera esta última podría vivir igual que las bestias? Dicho de otro modo: ¿no se puede pensar que el animal es un ser semejante al hombre, excepto que no posee el alma espírita? De lo cual ¿no resultaría que los instintos buenos y malos del hombre serían el efecto del predominio, en él, de una de esas dos almas…?
- No, no tiene el hombre dos almas. Pero el cuerpo posee sus instintos, que son el resultado de las sensaciones de los órganos. Sólo hay en él una doble naturaleza: la naturaleza animal y la espiritual. Por su cuerpo, participa de la naturaleza de los animales y de los instintos que a éstos caracterizan. Por su alma, participa de la naturaleza de los Espíritus.

605 a. De manera que, además de sus propias imperfecciones, de las que debe el Espíritu despojarse, ¿tiene que luchar también contra la influencia de la materia?
- Así es. Y cuanto más imperfecto sea el estado en que se encuentre, tanto más estrechos serán los lazos existentes entre el Espíritu y la materia. ¿Acaso no lo veis? No, el hombre no tiene dos almas, puesto que el alma es en todos los casos única en cada ser. El alma del irracional y la del hombre son distintas una de otra, de modo que el alma de uno no puede animar el cuerpo creado para la otra. Pero, si el ser humano no posee un alma animal que lo ponga, por sus pasiones, al nivel de los irracionales, tiene en cambio su cuerpo, que lo rebaja a menudo hasta ellos, por cuanto su cuerpo es un ser dotado de vitalidad y provisto de instintos, pero instintos no inteligentes y limitados a cuidar de su propia conservación.

El Espíritu, al encarnar en el cuerpo del hombre, aporta a él el principio intelectivo y moral que lo torna superior a los animales. Las dos naturalezas que coexisten en el hombre hacen que sus pasiones tengan dos orígenes diversos: unas proceden de los instintos de la naturaleza animal; otras, de las impurezas del Espíritu encarnado en él, y que simpatizan en mayor o menor grado con los groseros apetitos animales. Al purificarse, el Espíritu se va liberando poco a poco de la influencia de la materia. Hallándose bajo este influjo, se acerca al irracional. Una vez desembarazado de él, se eleva a su verdadero destino.


CAPÍTULO V
4.- LEY DE CONSERVACIÓN
I.- Instinto de conservación
702. ¿Es una ley natural el instinto de conservación?
- A no dudarlo. Es dado a todos los seres vivientes, sea cual fuere su grado de inteligencia. En unos es puramente mecánico; en otros, racional.

703. ¿Con qué objeto otorgó Dios a todo ser vivo el instinto de conservación?
- Porque todos ellos deben cooperar a los designios de la Providencia. Por eso Dios les dio la necesidad de vivir. Además, la vida es necesaria para el perfeccionamiento de los seres. Éstos lo sienten por instinto, sin caer en la cuenta de ello.




INTUICIÓN o PRESENTIMIENTO
Intuición (WordReference)
1. f. Percepción clara e inmediata de una idea o situación, sin necesidad de razonamiento lógico:
no lo pensé, lo hice por intuición.

Presentimiento (WordReference)
1. m. Intuición, sensación de saber que algo va a suceder:
tuvo el presentimiento de que iba a morir joven.



El Libro de los Espíritus de Allan Kardec
LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO IV
Ideas innatas
219. ¿Cuál es el origen de las facultades extraordinarias de los individuos que, sin estudios previos, parecen tener la intuición de determinados conocimientos, como los idiomas, el cálculo, etc.?
“Recuerdo del pasado. Progreso anterior del alma, pero acerca del cual el propio individuo no tiene conciencia. ¿De dónde quieres que procedan? El cuerpo cambia, pero el Espíritu no, aunque cambie de vestimenta.”


CAPÍTULO IX
INTERVENCIÓN DE LOS ESPÍRITUS EN EL MUNDO CORPORAL
VII.- Presentimientos

522. ¿Es siempre el presentimiento una advertencia del Espíritu protector?
- El presentimiento es el consejo íntimo y oculto de un Espíritu que os quiere bien. Está asimismo en la intuición de la elección que se ha hecho. Es la voz del instinto. Antes de encarnar, el Espíritu tiene conocimiento de las principales fases de su existencia, esto es, del género de pruebas a las que se compromete. Cuando éstas poseen un carácter evidente, guarda de ellas en su fuero interno una especie de impresión, y esa impresión, que constituye la voz del instinto, al revelarse cuando se acerca el instante, se convierte en presentimiento.

523. Los presentimientos y la voz del instinto presentan siempre cierta vaguedad: ¿qué debemos hacer, pues, ante la incertidumbre?
- Cuando estés incierto, invoca a tu Espíritu bueno, o ruega a Dios, Nuestro Señor, que te envíe uno de sus mensajeros, uno de nosotros.

524. Las advertencias de nuestros Espíritus protectores ¿tienen por único objeto el comportamiento moral, o se relacionan también con la conducta a seguir en las cosas de la vida privada?
- Ellos procuran que viváis lo mejor posible. Pero a menudo cerráis los oídos a las advertencias saludables y sois infortunados por vuestra propia culpa.

Los Espíritus protectores nos ayudan con sus consejos mediante la voz de la conciencia, a la que hacen hablar en nosotros. Pero, como no siempre le concedemos la importancia precisa, los Espíritus nos proporcionan consejos más directos, sirviéndose para ello de las personas que nos rodean. Examine cada cual las diversas circunstancias, dichosas o desgraciadas, de su vida, y verá que en muchas ocasiones ha recibido consejos que no siempre aprovechó y que le hubiesen ahorrado bastantes disgustos si los hubiera atendido.


LIBRO IV
CAPÍTULO II
Intuición de las penas y de los goces futuros
960. ¿De dónde procede la creencia en las penas y en las recompensas venideras, que se encuentra en todos los pueblos?
“Es siempre lo mismo: presentimiento de la realidad, que el hombre recibe del Espíritu encarnado en él. Porque, sabedlo bien, no en vano os habla una voz interior. vuestro error es no escucharla lo suficiente. Si pensarais en eso más a menudo, seríais mejores.”

La idea que Dios nos da de su justicia y de su bondad mediante la sabiduría de sus leyes no nos permite creer que el justo y el malo se encuentren ante Él en la misma categoría. Tampoco nos permite dudar de que algún día habrán de recibir, el uno la recompensa, y el otro el castigo, por el bien y el mal que hayan hecho. Por eso, el sentimiento innato que tenemos de la justicia nos da la intuición de las penas y de las recompensas futuras.



El Libro de los Médiums de Allan Kardec
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO XV
Médiums de presentimientos
184. El presentimiento es una vaga intuición de las cosas futuras. Algunas personas tienen esa facultad más o menos desarrollada. Su causa puede ser una especie de doble vista, que les permite entrever las consecuencias de las cosas del presente, así como la conexión que existe entre los acontecimientos. No obstante, muchas veces también es el resultado de comunicaciones ocultas. En este caso, principalmente, quienes están dotados de ella pueden recibir el nombre de médiums de presentimientos, que constituyen una variedad de los médiums inspirados.



AMOR, CARIDAD y TRABAJO