Mundos habitados y progresión del Planeta Tierra






MUNDOS HABITADOS
PROGRESIÓN DEL PLANETA TIERRA





El Libro de los Espíritus
Introducción al estudio de la Doctrina Espírita
El Mundo Espírita es el normal y primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo.
El mundo corporal es sólo secundario. Podría dejar de existir, o no haber existido jamás, sin alterar la esencia del Mundo Espírita.


Doctrina Espírita para principiantes
Evidentemente, no podemos hacer una clasificación absoluta de las categorías de los mundos habitados, pero Kardec nos ofrece una que nos permite una clasificación general sobre el asunto:

MUNDOS PRIMITIVOS: destinados a las primeras encarnaciones del alma humana, la vida es toda material, se limita a la lucha por la subsistencia, el sentido moral es casi nulo y por eso mismo las pasiones reinan soberanamente.

MUNDOS DE EXPIACIÓN Y PRUEBAS: donde domina el mal se rescatan deudas contraídas delante de la Ley Divina y pasan por pruebas destinadas al perfeccionamiento moral.

MUNDOS DE REGENERACIÓN: aún quedan pruebas que pasar, pero no tienen las punzantes amarguras de la expiación.

MUNDOS DICHOSOS: donde el bien supera al mal, predomina el bien y la justicia. Los pueblos son fraternos unos con otros.

MUNDOS CELESTIALES O DIVINOS: donde exclusivamente reina el bien, es la morada de los Espíritus puros. La felicidad es completa, debido a que todos han alcanzado la cima de la sabiduría y la bondad.


El Evangelio según el Espiritismo
CAPÍTULO III
Hay muchas moradas en la casa de mi padre
Diferentes categorías de mundos habitados
3. De la enseñanza dada por los espíritus resulta que los diversos mundos están en condiciones muy diferentes los unos de los otros, en cuanto al grado de adelanto o de inferioridad de sus habitantes. Entre ellos los hay cuyos moradores son inferiores aún a los de la tierra, física o moralmente; otros están en el mismo grado y otros les son más o menos superiores en todos conceptos. En los mundos inferiores, la existencia es enteramente material, las pasiones imperan soberanamente, la vida moral es casi nula. A medida que ésta se desarrolla, la influencia de la materia disminuye, de tal modo, que en los mundos más adelantados, la vida, por decirlo así, es enteramente espiritual.

4. En los mundos intermediarios hay mezcla de bien y de mal, predominio del uno y del otro, según el grado de adelanto. Aun cuando no pueda hacerse una clasificación absoluta de los mundos, sin embargo, se hace atendido a su estado y a su destino y basándose en sus grados más marcados, dividiéndolos de un modo general como sigue, a saber: mundos primitivos, afectos a las primeras encarnaciones del alma humana; mundos de expiación y pruebas, en donde el mal domina; mundos regeneradores, en donde las almas que aún no tienen que expiar adquieren nueva fuerza, descansando de las fatigas de la lucha; mundos felices, en donde el bien sobrepuja al mal, y mundos celestes o divinos, morada de los espíritus purificados en donde el bien reina sin mezcla alguna. La tierra pertenece a la categoría de los mundos de expiación y de pruebas, y por esto el hombre está en ella sujeto a tantas miserias.


INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
Mundos inferiores y mundos superiores
8…
La clasificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva.

Tomando la tierra como un punto de comparación, podemos formarnos una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras que aún se encuentran en su superficie, y que son restos de su estado primitivo.

En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero sin ninguna hermosura; los instintos no están templados por ningún sentimiento de delicadeza ni de benevolencia, ni por las nociones de lo justo y de lo injusto, la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, los habitantes emplean su vida en conquistar su alimentación. Sin embargo, Dios no abandona ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia yace latente la vaga intuición de un Ser supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su aparición a una vida más completa, porque éstos no son seres degradados, sino niños que crecen.
Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y entre los espíritus puros desmaterializados y resplandecientes de gloria con dificultad se reconocen aquellos que animaron esos seres primitivos, de la misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el embrión.


Progresión de los mundos
19. El progreso es una de las leyes de la naturaleza; todos los seres de la creación animados e inanimados están sometidos a la voluntad de Dios, que quiere que todo se engrandezca y prospere. La misma destrucción que a los hombres parece el término de las cosas, sólo es un medio de llegar por la transformación a un estado más perfecto, porque todo muere para volver a nacer, y nada vuelve a entrar en la nada.

Al mismo tiempo que los seres vivientes progresan moralmente, los mundos que habitan progresan materialmente. El que pudiera seguir a un mundo en sus diversas fases desde el instante en que se aglomeraron los primeros átomos que sirvieron para constituirlo, lo vería recorrer una escala incesantemente progresiva, por grados insensibles para cada generación y ofrecer a sus habitantes una morada más agradable a medida que éstos adelantan en el camino del progreso. De este modo marcha paralelamente al progreso del hombre, el de los animales, sus auxiliares, el de los vegetales y el de la habitación, porque no hay nada estacionario en la naturaleza. ¡Cuán grande y digna de la majestad del Criador es esta idea! y por el contrario, ¡cuán pequeña e indigna de su poder es aquélla que concentra su solicitud y su providencia en el imperceptible grano de arena de la tierra, y concreta la humanidad a algunos hombres que la habitan!

La tierra, siguiendo esta ley, ha estado material y moralmente en una situación inferior a la que tiene hoy, y alcanzará, bajo esta doble relación, un grado más avanzado.

Ha llegado ya a uno de sus períodos de transformación, en que de mundo de expiación va a pasar a un mundo regenerador; entonces los hombres serán en ella felices porque reinará la ley de Dios. (San Agustín. París, 1862.)



REFLEXIÓN:
Como sabemos actualmente el planeta Tierra es un mundo de expiación y de pruebas, y según nos dicen nuestros hermanos de la espiritualidad en vías de pasar a ser un mundo de regeneración.

Por la definición que se da de los Mundos Primitivos, las instrucciones de los espíritus sobre Mundos Inferiores y Superiores, y explícitamente por lo manifestado por San Agustín en Progresión de los Mundos, el planeta Tierra en su origen fue un mundo primitivo, toda vez que su ambiente fue hostil y salvaje, poblado en general por especies de animales y humanas muy primitivas; en donde la vida transcurría por lo general en una lucha continua por la supervivencia entre los hombres que lo habitaban, los animales y el medio ambiente.


Bibliografía:
Doctrina Espírita para principiantes del Consejo Espírita Internacional
El Evangelio según el Espiritismo de Allan Kardec
El Libro de los Espíritus de Allan Kardec


AMOR, CARIDAD y TRABAJO

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