Diferentes científicos, filósofos,
pensadores, de distintos sectores, comparten el pensamiento de lo trascendente
que es para el ser humano el conocimiento de sí mismo, como vía que le posibilitará
acceder a un mundo mejor, regenerador de una transformación moral del planeta.
Por el desconocimiento de nuestros sentimientos algunas veces tomamos actitudes equivocadas que causan desagrado enseguida que nos damos cuenta de lo ocurrido.
Mas, con una firme voluntad y sincero afán de superación, el autoconocimiento, la reforma interior y la conciencia del propio yo, le otorgará libertad y fuerza al espíritu, que lo introducirá en la compresión de la vida y de las leyes que la rigen, aportando a su existencia confianza en sí mismo, esperanza y seguridad en sus decisiones.
Cada persona es un universo que precisa ser descubierto, para que pueda hacer brillar la luz que yace latente en su interior.
Del libro: El libro de los espíritus (Allan Kardec):
Por el desconocimiento de nuestros sentimientos algunas veces tomamos actitudes equivocadas que causan desagrado enseguida que nos damos cuenta de lo ocurrido.
Mas, con una firme voluntad y sincero afán de superación, el autoconocimiento, la reforma interior y la conciencia del propio yo, le otorgará libertad y fuerza al espíritu, que lo introducirá en la compresión de la vida y de las leyes que la rigen, aportando a su existencia confianza en sí mismo, esperanza y seguridad en sus decisiones.
Cada persona es un universo que precisa ser descubierto, para que pueda hacer brillar la luz que yace latente en su interior.
Del libro: El libro de los espíritus (Allan Kardec):
919. ¿Cuál es el
medio práctico más eficaz para mejorarse en esta vida y resistir a la solicitación
del mal?
«Un
sabio de la antigüedad os lo dijo: Conócete a ti mismo».
-Comprendemos
toda la sabiduría de esta máxima; pero la dificultad consiste en conocerse a sí
mismo. ¿Qué medio hay para conseguirlo?
«Haced
lo que durante mi vida terrena: al terminar el día interrogaba a mi conciencia,
pasaba revista a lo que había hecho y me preguntaba si no había infringido
algún deber, si nadie había tenido que quejarse de mí. Así fue como llegué a
conocerme y a ver lo que en mí debía reformarse.
Aquel
que cada noche, recordase todas sus acciones realizadas durante el día y se
preguntase el mal o el bien que ha hecho, suplicando a Dios y a su ángel
guardián que le iluminasen, adquiriría una gran fuerza para perfeccionarse,
porque, creedlo, Dios le asistiría. Proponeos, pues, cuestiones, y preguntaos
lo que habéis hecho, y el objeto con qué, en circunstancia tal, habéis obrado;
si habéis hecho algo que en otro hubieseis censurado; si habéis ejecutado
alguna acción que no os atreveríais a confesar. Preguntaos también lo
siguiente: Si Dios le llamara en este momento, ¿tendría, al entrar en el mundo
de los espíritus donde nada hay oculto, que temer la presencia de alguien?
Examinad lo que hayáis podido hacer contra Dios, contra vuestro prójimo y
contra vosotros mismos, en fin. Las contestaciones serán reposo para vuestra
conciencia, o indicación de un mal que es preciso curar.
»El
conocimiento de sí mismo es, pues, la clave del mejoramiento individual, pero
diréis ¿cómo juzgarse uno a sí mismo? ¿No tenemos la ilusión del amor propio
que amengua las faltas y las excusa? El avaro se cree económico y previsor, el
orgulloso no cree tener más que dignidad. Esto es muy cierto, pero tenéis un
medio de comprobación que no puede engañaros.
Cuando
estéis indecisos acerca del valor de una de vuestras acciones, preguntaos cómo
la calificaríais, si fuese de otra persona. Si la censuráis en otro, no podrá
ser más legítima en vosotros, pues no tiene Dios dos medidas para la justicia.
Procurad también saber lo que piensan los otros, y no olvidéis la opinión de
vuestros enemigos; porque éstos no tienen interés en falsear la verdad, y a
menudo Dios los pone a vuestro lado como un espejo, para advertiros con mayor
franqueza que un amigo. Aquel, pues, que tenga la voluntad decidida de mejorarse,
explore su conciencia a fin de arrancar de ella las malas inclinaciones, como
de un jardín las plantas nocivas; pase balance moral del día transcurrido, como
lo pasa el comerciante de sus ganancias y pérdidas, y yo le aseguro que el uno
le será más provechoso que el otro. Si puede decirse que ha sido buena su
jornada, puede dormir tranquilo y esperar sin temor el despertar a otra vida.
»Haceos,
pues, preguntas claras y terminantes y no temáis el multiplicarlas, que bien puede
emplearse algunos minutos para lograr una dicha eterna. ¿Acaso no trabajáis diariamente
con la mira de recoger medios que os permitan descansar en la ancianidad? ¿No
es semejante descanso objeto de todos vuestros deseos, objeto que os hace
sufrir trabajos y privaciones momentáneas? Pues bien, ¿qué es ese descanso de
algunos días, interrumpido por las flaquezas del cuerpo, en comparación del que
espera al hombre de bien? ¿No vale esto la pena de hacer algunos esfuerzos? Ya
sé que muchos dicen que el presente es positivo, e incierto el porvenir, más
precisamente esta es la idea que estamos encargados de desvanecer en vosotros,
porque queremos haceros comprender aquel porvenir de tal modo, que no deje duda
alguna en vuestra alma. Por esto, al principio, llamamos vuestra atención con
fenómenos aptos para excitar vuestros sentidos, y luego os damos instrucciones
que cada uno de vosotros está obligado a propagar. Con este objeto hemos
dictado El libro de los espíritus.
SAN
AGUSTÍN«.
Muchas faltas
que cometemos nos pasan desapercibidas. En efecto, si siguiendo el consejo de
San Agustín, interrogásemos con más frecuencia nuestra conciencia, veríamos
cuántas veces hemos faltado sin pensarlo por no examinar la naturaleza y móvil
de nuestras acciones. La forma interrogativa es algo más precisa que una máxima
que a menudo no nos aplicamos. Exige respuestas categóricas, afirmativas o
negativas que no consienten alternativa; son otros tantos argumentos personales,
y por la suma de las respuestas puede computarse la suma del bien y del mal que
en nosotros existe.
AMOR, CARIDAD y TRABAJO
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