Páginas

Intervención de los espíritus en el mundo corporal (Tercera parte)

 



INTERVENCIÓN DE LOS ESPÍRITUS
EN EL MUNDO CORPORAL
(Tercera parte)











El libro de los espíritus de Allan Kardec
CAPÍTULO IX

Presentimientos

522. El presentimiento, ¿es siempre una advertencia del Espíritu protector?
“El presentimiento es el consejo íntimo y oculto de un Espíritu que os quiere bien. No obstante, también está presente en la intuición de la elección que se ha hecho. Es la voz del instinto. Antes de encarnar, el Espíritu tiene conocimiento de las principales fases que tendrá su existencia, es decir, del género de pruebas a las que se compromete. Una vez encarnado, cuando esas pruebas poseen un carácter relevante, conserva de ellas una especie de impresión en su fuero interior. Esa impresión, que es la voz del instinto, al despertarse cuando se acerca el momento de la prueba, se convierte en presentimiento.” 


523. Los presentimientos y la voz del instinto siempre tienen cierta vaguedad. ¿Qué debemos hacer ante la incertidumbre?
“Cuando tengas dudas, invoca a tu Espíritu bueno, o ruégale a Dios, Nuestro Señor, que te envíe uno de sus mensajeros, uno de nosotros.”


524. Las advertencias de nuestros Espíritus protectores, ¿tienen como único objeto la conducta moral, o también la conducta a observar en los asuntos de la vida privada?
“Todo. Ellos tratan de haceros vivir lo mejor posible. No obstante, muchas veces cerráis los oídos a las advertencias saludables y sois desdichados por vuestra culpa.”

Los Espíritus protectores nos ayudan con sus consejos mediante la voz de la conciencia, a la que hacen hablar en nosotros. Sin embargo, como no siempre concedemos a la conciencia la importancia necesaria, los Espíritus nos dan esos consejos de modo más directo, para lo cual se sirven de las personas que nos rodean. Examine cada uno las diversas circunstancias, felices o desdichadas, de su vida, y verá que en muchas ocasiones ha recibido consejos que no siempre aprovechó, y que le habrían evitado bastantes disgustos si los hubiese escuchado.



Influencia de los Espíritus en los acontecimientos de la vida

525. Los Espíritus, ¿ejercen alguna influencia sobre los acontecimientos de la vida?
“Con toda seguridad, puesto que te aconsejan.”


525a. ¿Ejercen esa influencia de otro modo que por medio de los pensamientos que sugieren? Es decir, ¿tienen una acción directa en el cumplimiento de las cosas?
“Sí, pero nunca obran fuera de las leyes de la naturaleza.”

Nos imaginamos, sin motivo alguno, que la acción de los Espíritus sólo debe manifestarse mediante fenómenos extraordinarios. Querríamos que acudiesen en nuestra ayuda por medio de milagros, y siempre nos los representamos como provistos de una varita mágica. No es así. Por eso su intervención nos parece oculta y lo que se hace con su concurso nos resulta absolutamente natural. Así, por ejemplo, ellos provocarán la reunión de dos personas, que aparentemente se encontrarán por casualidad. Inspirarán a alguien la idea de pasar por un lugar determinado; llamarán su atención hacia ese punto, si eso les permite obtener el resultado que desean. El hombre, de ese modo, al creer que sólo sigue su propio impulso, conserva siempre su libre albedrío.


526. Dado que los Espíritus ejercen una acción sobre la materia, ¿pueden provocar determinados efectos con la finalidad de lograr que se cumpla un acontecimiento? Por ejemplo: un hombre debe morir. Se sube a una escalera, esta se rompe y el hombre muere. ¿Son los Espíritus los que han hecho que la escalera se rompa, para que se cumpla el destino de ese hombre? 
“Es verdad que los Espíritus ejercen una acción sobre la materia, pero lo hacen para dar cumplimiento a las leyes de la naturaleza, y no para derogarlas provocando en un momento dado un hecho inesperado y contrario a esas leyes. En el ejemplo que mencionas, la escalera se rompió porque estaba carcomida o no era suficientemente fuerte para soportar el peso del hombre. Si estaba en el destino de ese hombre perecer de esa manera, los Espíritus le inspiraron la idea de subirse a la escalera, que se rompió bajo su peso, de modo que su muerte se produjo por un efecto natural, sin que fuera preciso hacer un milagro para lograrlo.”


527. Tomemos otro ejemplo, en el que el estado natural de la materia no intervenga para nada: un hombre debe perecer alcanzado por un rayo. Se refugia bajo un árbol, el rayo cae y lo mata. ¿Han podido los Espíritus provocar el rayo y dirigirlo hacia él?
“Es el mismo caso que el anterior. El rayo cayó sobre ese árbol y en ese instante porque tal acontecimiento formaba parte de las leyes de la naturaleza. No cayó sobre el árbol porque el hombre se encontraba debajo, sino que se inspiró al hombre la idea de refugiarse bajo el árbol donde el rayo caería. El árbol habría sido alcanzado, aunque el hombre no hubiese estado debajo.”


528. Un hombre malintencionado arroja contra alguien un proyectil que lo roza sin lastimarlo. ¿Pudo un Espíritu benévolo haber desviado el proyectil?
“Si el individuo no debe ser lastimado, el Espíritu benévolo le inspirará la idea de hacerse a un lado, o podrá influir en el agresor para que apunte mal. El proyectil, una vez arrojado, sigue la trayectoria que debe recorrer.” 


529. ¿Qué debemos pensar acerca de las balas encantadas que son el tema de algunas leyendas, y que alcanzan fatalmente el blanco?
“Pura imaginación. El hombre admira lo maravilloso, pero no se contenta con las maravillas de la naturaleza.” 


529a. Los Espíritus que dirigen los acontecimientos de la vida, ¿pueden ser contrarrestados por Espíritus que quieran lo opuesto?
“Debe ser lo que Dios quiera. Si hay un retraso o un impedimento, es por su voluntad.”


530. Los Espíritus frívolos y burlones, ¿pueden provocar esos pequeños inconvenientes que se oponen a nuestros proyectos y nos hacen cambiar el rumbo? En una palabra, ¿son ellos los autores de lo que comúnmente se denomina las pequeñas miserias de la vida humana?
“Ellos se complacen en esas interferencias, que para vosotros son pruebas, a fin de haceros ejercitar la paciencia. Pero se cansan cuando descubren que no tienen éxito. Con todo, no sería justo ni correcto hacerlos responsables de vuestras equivocaciones, cuyos principales artífices sois vosotros mismos, a causa de vuestra precipitación. Créeme que, si se te rompe la vajilla, eso se debe más a tu descuido que a la acción de los Espíritus.”


530a. Los Espíritus que provocan interferencias, ¿obran como consecuencia de una animosidad personal, o bien agreden al primero que aparece, sin un motivo determinado y sólo por malicia?
“Ambas cosas. A veces son enemigos que habéis hecho en esta vida o en otra y que os persiguen. Otras veces no hay ningún motivo.”


531. La malevolencia de los seres que nos han hecho mal en la Tierra, ¿se extingue junto con su vida corporal?
“A menudo esos seres reconocen su injusticia y el mal que os han hecho. Aunque muchas veces también os persiguen con su animosidad, si Dios lo permite, para continuar poniéndoos a prueba.”


531a. ¿Se puede poner término a esa persecución? ¿De qué modo?
“Sí, se puede orar por ellos. Al devolverles bien por mal, terminan por comprender sus errores. Además, si sabéis poneros por encima de sus maquinaciones, dejan de perseguiros, pues descubren que con eso no ganan nada.”

La experiencia demuestra que algunos Espíritus os persiguen con su venganza de una existencia a otra, y que de ese modo el hombre expía, tarde o temprano, los errores que ha podido cometer en perjuicio de otro.


532. Los Espíritus, ¿tienen el poder de apartar los males que acosan a algunas personas, así como de atraer hacia ellas la prosperidad?
“No del todo, porque hay males que forman parte de los designios de la Providencia. No obstante, los Espíritus alivian vuestros dolores dándoos paciencia y resignación.

”Sabed, además, que con frecuencia depende de vosotros el apartar esos males, o al menos atenuarlos. Dios os ha dado la inteligencia para que os sirváis de ella, y principalmente por esa vía los Espíritus acuden en vuestro auxilio, pues os sugieren pensamientos propicios. Con todo, sólo ayudan a los que saben ayudarse a sí mismos. Tal es el sentido de estas palabras: Buscad y encontraréis. Llamad y se os abrirá. 

”Sabed más aún: lo que os parece un mal, no siempre lo es. Muchas veces de ese mal habrá de resultar un bien mayor. Esto es algo que vosotros no comprendéis, porque sólo pensáis en el momento presente o en vuestra propia persona.”


533. Los Espíritus, ¿pueden hacer que obtengamos los dones de la fortuna, si se los pedimos?
“A veces, como prueba. Aunque casi siempre se niegan, así como se le niega a un niño un pedido imprudente.”


533a. Los que conceden ese tipo de favores, ¿son los Espíritus buenos o los malos?
“Ambos. Depende de la intención. No obstante, con más frecuencia son los Espíritus que quieren arrastraros al mal, pues para lograrlo encuentran un medio fácil en los goces que proporciona la fortuna.”


534. Cuando parece que los obstáculos se oponen fatalmente a nuestros proyectos, ¿se debe a la influencia de algún Espíritu?
“A veces se debe a los Espíritus. Pero con mucha mayor frecuencia es porque vosotros mismos os equivocáis. La posición y el carácter influyen mucho. Si os obstináis en seguir un camino que no es el vuestro, los Espíritus no intervienen allí para nada. Vosotros sois vuestros propios genios malos.”


535. Cuando nos sucede algo dichoso, ¿debemos dar gracias a nuestro Espíritu protector?
“Agradeced sobre todo a Dios, sin cuyo permiso nada sucede. A continuación, dad gracias a los Espíritus buenos que han sido sus agentes.”


535a. ¿Qué nos sucedería si nos olvidáramos de agradecer?
“Lo que sucede a los ingratos.”


535b. No obstante, hay personas que no oran ni agradecen, pero todo les sale bien.
“Sí, pero hay que ver el final. Pagarán muy cara esa dicha pasajera que no se merecen, pues cuanto más hayan recibido, tanto más tendrán que devolver.”



Acción de los Espíritus en los fenómenos de la naturaleza

536. Los grandes fenómenos de la naturaleza, aquellos que se consideran una perturbación de los elementos, ¿se deben a causas fortuitas o tienen un objetivo providencial?
“Todo tiene su razón de ser. Nada ocurre sin el permiso de Dios.”


536a. Esos fenómenos, ¿siempre tienen al hombre por objeto?
“A veces tienen una razón de ser directa para el hombre, pero su único objeto también suele ser el restablecimiento del equilibrio y de la armonía de las fuerzas físicas de la naturaleza.”


536b. Comprendemos plenamente que la voluntad de Dios sea la causa primera, en esta como en todas las cosas. Sin embargo, como sabemos que los Espíritus ejercen una acción sobre la materia y son los agentes de la voluntad de Dios, preguntamos si algunos de ellos no ejercerán una influencia sobre los elementos para agitarlos, calmarlos o dirigirlos.
“Es evidente; no puede ser de otro modo. Dios no se entrega a una acción directa sobre la materia. Sus agentes se dedican a eso, en todos los grados de la escala de los mundos.”


537. La mitología de los antiguos se basa por completo en las ideas espíritas, con la diferencia de que ellos consideraban a los Espíritus como divinidades. Ahora bien, representaban a esos dioses o Espíritus con atribuciones especiales. Así, algunos estaban encargados de los vientos, otros del rayo, otros de presidir la vegetación, etc. Esa creencia, ¿se halla desprovista de fundamento?
“Se halla tan desprovista de fundamento como lejos aún de la verdad.”


537a. Por esa misma razón, pues, ¿podría haber Espíritus que habiten en el interior de la Tierra y presidan los fenómenos geológicos?
“Esos Espíritus no habitan precisamente en la Tierra, pero presiden y dirigen los fenómenos, conforme a sus atribuciones. Algún día tendréis la explicación de todos esos fenómenos y los comprenderéis mejor.”


538. Los Espíritus que presiden los fenómenos de la naturaleza, ¿constituyen una categoría especial dentro del mundo espírita? ¿Son seres aparte, o Espíritus que han estado encarnados, como nosotros?
“Que lo estarán o lo han estado.”


538a. Esos Espíritus, ¿pertenecen a los órdenes superiores o inferiores de la jerarquía espírita?
“Depende del papel más o menos material o inteligente que desempeñen. Algunos dan órdenes, otros las ejecutan. Los que llevan a cabo las cosas materiales son siempre de un orden inferior, ya sea entre los Espíritus como entre los hombres.”


539. En la producción de determinados fenómenos –las tempestades, por ejemplo-, ¿actúa un solo Espíritu, o ellos se reúnen en masa?
“En masas innumerables.”


540. Los Espíritus que ejercen una acción sobre los fenómenos de la naturaleza, ¿obran con conocimiento de causa, en virtud de su libre albedrío, o por un impulso instintivo e irreflexivo?
“Algunos sí, otros no. Haré una comparación: figúrate esas miríadas de animales que poco a poco hacen salir del mar islas y archipiélagos(1). ¿Crees que no hay en eso un objetivo providencial, y que esa transformación de la superficie del globo no es necesaria para la armonía general? Con todo, no son más que animales del último grado los que llevan a cabo esas cosas, mientras proveen a sus necesidades, y sin sospechar que son instrumentos de Dios. Pues bien, del mismo modo, los Espíritus más atrasados son útiles al conjunto. Mientras se ejercitan para la vida, antes de tener plena conciencia de sus actos y de su libre albedrío, obran sobre determinados fenómenos, cuyos agentes son sin saberlo. Primero, ejecutan. Más tarde, cuando su inteligencia se encuentre más desarrollada, darán órdenes y dirigirán las cosas del mundo material. Más tarde aún, podrán dirigir las cosas del mundo moral. Así, todo sirve, todo se eslabona en la naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo. Admirable ley de armonía cuyo conjunto no puede apreciar vuestro espíritu limitado.

(1)  Se hace referencia aquí a los zoófitos (animales con aspecto de plasma), productores de secreciones calizas de forma arborescente que les sirve de habitáculo, como, por ejemplo, las formaciones coralíferas. [N. de Alberto Giordano 1981.]



Los Espíritus durante los combates

541. En una batalla, ¿hay Espíritus que asisten y sostienen a cada bando?
“Sí, y estimulan su valor.”

Así, en otros tiempos, los antiguos representaban a sus dioses a favor de tal o cual pueblo. Esos dioses no eran otra cosa que Espíritus representados mediante figuras alegóricas.


542. En una guerra, la justicia siempre está de un solo lado. ¿Cómo puede ser que haya Espíritus a favor del bando que no tiene razón?
“Sabéis que hay Espíritus que sólo buscan la discordia y la destrucción. Para ellos, la guerra es la guerra. La justicia de la causa les afecta poco.”


543. Algunos Espíritus, ¿pueden influir en un general cuando éste concibe los planes de campaña?
“Sin ninguna duda. Los Espíritus pueden influir en esa concepción, así como en cualquier otra.”


544. Los Espíritus malos, ¿podrían sugerirle planes equivocados para que sea derrotado?
“Sí; pero ¿acaso el general no tiene libre albedrío? Si su juicio no le permite distinguir una idea acertada de otra falsa, sufrirá las consecuencias de ello. En vez de dar órdenes, sería mejor que obedeciera.”


545. El general, ¿puede ser guiado a veces por una especie de doble vista, una vista intuitiva que le muestre por anticipado el resultado de sus planes?
“Eso ocurre con frecuencia en el hombre de genio. Es lo que él llama inspiración, y hace que obre con una especie de certeza. Esa inspiración le llega de los Espíritus que lo dirigen y que aprovechan las facultades de que está dotado.”


546. En el tumulto del combate, ¿qué sucede con los Espíritus de los que sucumben? ¿Siguen interesados en la batalla, aun después de la muerte?
“Algunos se interesan, otros se alejan.”

En los combates ocurre lo mismo que en todos los casos de muerte violenta. En el primer momento, el Espíritu está sorprendido y como aturdido; no cree haber muerto. Le parece que todavía participa en la acción. Sólo poco a poco se le presenta la realidad.


547. Los Espíritus que combatían unos contra otros cuando estaban vivos, una vez muertos, ¿se reconocen como enemigos y continúan batiéndose con furor?
“El Espíritu, en esos momentos, nunca se mantiene sereno. Al principio sigue resentido, e incluso puede querer perseguir a su enemigo. No obstante, cuando sus ideas se aclaran comprende que su animosidad ya no tiene objeto, aunque todavía podrá conservar vestigios de ella, cuya intensidad dependerá de su carácter.”


547a. ¿Percibe aún el fragor de las armas?
“Sí, perfectamente.


548. El Espíritu que asiste con serenidad a un combate, como espectador, ¿es testigo de la separación del alma y el cuerpo? ¿Cómo se le presenta ese fenómeno?
“Hay pocas muertes completamente instantáneas. La mayoría de las veces, el Espíritu, cuyo cuerpo acaba de ser herido mortalmente, no tiene al principio conciencia de lo que le sucedió. Sólo cuando el Espíritu comienza a reconocerse podemos distinguir que se mueve junto al cadáver. Eso parece tan natural, que la vista del cuerpo muerto no produce ningún efecto desagradable. Dado que toda la vida se traslada hacia el Espíritu, sólo él llama la atención. Con él conversamos o a él le damos órdenes.”



Acerca de los pactos

549. ¿Hay algo de cierto en los pactos con los Espíritus malos?
“No, esos pactos no existen, sino una naturaleza maligna que simpatiza con Espíritus malos. Por ejemplo: tú quieres atormentar a tu vecino y no sabes cómo hacerlo. Entonces llamas a Espíritus inferiores que, al igual que tú, sólo quieren el mal. De ese modo, para ayudarte, ellos pretenden que tú les sirvas en sus malos propósitos. Sin embargo, no se sigue de ahí que tu vecino no pueda desembarazarse de esos Espíritus mediante una conjuración contraria y por medio de su voluntad. Cuando alguien quiere cometer una mala acción, por el solo hecho de desearla llama a los Espíritus malos para que lo ayuden. De ese modo, queda obligado a servirlos, tal como ellos lo hacen con él, porque ellos también lo necesitan para el mal que quieren hacer. El pacto sólo consiste en eso.”

La dependencia en que a veces se encuentra el hombre en relación con los Espíritus inferiores proviene de su confianza en los pensamientos malos que ellos le sugieren, y no de alguna estipulación entre ellos y él. El pacto, en el sentido vulgar que se atribuye a esa palabra, constituye una alegoría que describe a una naturaleza maligna que simpatiza con Espíritus malos.


550. ¿Qué sentido tienen las leyendas fantásticas según las cuales determinados individuos habrían vendido su alma a Satán, para obtener de él ciertos favores?
“Todas las fábulas contienen una enseñanza y un sentido moral. Vuestro error consiste en tomarlas al pie de la letra. La que nos ocupa es una alegoría que puede explicarse así: quien llama en su ayuda a los Espíritus para obtener de ellos los dones de la fortuna o cualquier otro favor, manifiesta sus quejas a la Providencia y renuncia a la misión que ha recibido y a las pruebas que debe sufrir en la Tierra. Además, padecerá las consecuencias de ello en la vida futura. Esto no quiere decir que su alma quede para siempre condenada a la desdicha, pero dado que en lugar de desprenderse de la materia se hunde en ella cada vez más, las alegrías de que haya gozado en la Tierra no habrá de tenerlas en el mundo de los Espíritus. Así será hasta que se haya redimido mediante nuevas pruebas, tal vez mayores y aún más penosas. A través de su apego a los goces materiales el hombre se pone bajo la dependencia de los Espíritus impuros. Se trata de un pacto tácito entre ellos y él, que lo conduce a la perdición, aunque siempre le resulta fácil de romper con la asistencia de los Espíritus buenos, si tiene la firme voluntad de hacerlo.”



Poder oculto. Talismanes. Hechiceros

551. Un hombre malvado, con la ayuda de un Espíritu malo que lo sirva, ¿puede hacer mal a su prójimo?
“No. Dios no lo permitiría.”


552. ¿Qué pensar de la creencia en el poder que tendrían algunas personas para hechizar?
“Algunas personas tienen un poder magnético muy grande, del que pueden hacer mal uso si su propio Espíritu es malo. En ese caso, otros Espíritus malos pueden secundarlas. Sin embargo, no creáis en ese supuesto poder mágico, que sólo se encuentra en la imaginación de los supersticiosos, los cuales ignoran las verdaderas leyes de la naturaleza. Los hechos que se citan son hechos naturales mal observados y, principalmente, mal comprendidos.”


553. ¿Cuál puede ser el efecto de las fórmulas y prácticas con cuya ayuda algunas personas pretenden disponer de la voluntad de los Espíritus?
“El efecto consiste en hacer el ridículo, si obran de buena fe. En caso contrario, se trata de bribones que merecen un castigo. Todas las fórmulas son un engaño. No existe ninguna palabra sacramental, ningún signo cabalístico o talismán que ejerza algún tipo de acción sobre los Espíritus, pues estos sólo son atraídos por el pensamiento y no por las cosas materiales.”


553a. Algunos Espíritus, ¿no han dictado a veces fórmulas cabalísticas?
“Sí, tenéis Espíritus que os indican signos o palabras extravagantes, o que os prescriben determinados actos con cuya ayuda hacéis lo que llamáis conjuros. Con todo, no os quepa la menor duda de que son Espíritus que se burlan de vosotros y abusan de vuestra credulidad.”


554. Aquel que, con razón o sin ella, tiene confianza en lo que denomina la virtud de un talismán, ¿puede, mediante esa misma confianza, atraer a un Espíritu? Porque en ese caso es el pensamiento el que obra, y el talismán no es más que un signo que ayuda a dirigir el pensamiento.
“Es cierto. Pero la naturaleza del Espíritu atraído depende de la pureza de la intención y de la elevación de los sentimientos. Ahora bien, es raro que, quien sea tan simple para creer en la virtud de un talismán, no tenga un objetivo más material que moral. En todos los casos, esa creencia pone de manifiesto una mezquindad y una estrechez de ideas que dan pie a los Espíritus imperfectos y burlones.”


555. ¿Qué sentido debemos atribuir a la calificación de hechicero?
“Los que vosotros llamáis hechiceros son personas que, cuando obran de buena fe, están dotadas de ciertas facultades, como el poder magnético o la doble vista. En ese caso, como hacen cosas que no comprendéis, las creéis dotadas de un poder sobrenatural. ¿Acaso vuestros científicos no han pasado con frecuencia por hechiceros ante los ignorantes?”

El espiritismo y el magnetismo nos dan la clave de una multitud de fenómenos acerca de los cuales la ignorancia ha tejido una infinidad de fábulas, en las que la imaginación exagera los hechos. El conocimiento pleno de ambas ciencias -que son sólo una, por decirlo así-, al mostrar la realidad de las cosas y su verdadera causa, es la mejor prevención contra las ideas supersticiosas, porque revela lo que es posible y lo imposible, lo que se halla conforme a las leyes de la naturaleza y lo que sólo es una creencia ridícula.


556. Algunas personas, ¿poseen realmente el don de curar mediante el simple toque?
“El poder magnético puede llegar a eso cuando es secundado por la pureza de sentimientos y un ardiente deseo de hacer el bien, pues en ese caso los Espíritus buenos acuden para ayudar. No obstante, hay que desconfiar del modo como cuentan las cosas algunas personas demasiado crédulas o entusiastas, siempre dispuestas a ver lo maravilloso en las cosas más simples y naturales. También hay que desconfiar de los relatos interesados de quienes explotan la credulidad en beneficio propio.”



Bendición y maldición

557. La bendición y la maldición, ¿pueden atraer el bien y el mal hacia aquellos a quienes van dirigidas?
“Dios no escucha una maldición injusta, y quien la echa comete una falta ante Él. Como tenemos las dos tendencias opuestas -el bien y el mal-, la maldición puede ejercer una influencia momentánea, incluso sobre la materia. Pero esa influencia siempre se ejerce mediante la voluntad de Dios, y como una prueba adicional para el que la sufre. Además, por lo general se maldice a los malos y se bendice a los buenos. La bendición y la maldición nunca apartan a la Providencia del camino de la justicia, que sólo hiere a aquel a quien se echa la maldición cuando es malo, y su protección sólo cubre al que se la merece.(2) ”

(2) Este problema de la bendición y la maldición, así como el de lo maravilloso, que consta en los Ítems 528 y 529, ejemplifica de manera positiva la naturaleza racional del Espiritismo, generalmente acusado de supersticioso por los que ignoran la Doctrina. Pero uno de los puntos más importantes de este capítulo es el que se refiere al instinto, en el Ítem 522. Vemos allí que el concepto espírita de instinto se refiere al recuerdo inconsciente de las pruebas que hemos escogido antes de encarnar. Así pues, la voz del instinto es el presentimiento de los sucesos destacados de la actual existencia. El Espíritu encarnado recibe el aviso interior, mas puede atenderlo o no, según su libre arbitrio. Pero no se confunda este concepto espírita de instinto con el concepto psico-biológico de instinto como necesidad orgánica. [N. de J. H. Pires 1981.]


AMOR, CARIDAD y TRABAJO








No hay comentarios:

Publicar un comentario