MIEDOS:
Miedo:
Según la Real Academia Española:
-Perturbación
angustiosa del ánimo por un riesgo o mal que realmente amenaza o imaginario.
-Recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a lo que deseaba.
-Recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a lo que deseaba.
Según
el Espiritismo:
-Enemigo
mórbido que debe ser enfrentado con naturalidad a través del ejercicio de la
razón y de la lógica.
-Ignorancia
a lo desconocido.
El miedo es un sentimiento de inquietud, turbación y desasosiego, provocado por la percepción de un peligro, una amenaza que puede ser real o ficticia, contra uno mismo o contra alguien querido. La persona afectada por el miedo se siente muy insegura de sí misma, indefensa, y duda de cada decisión importante que toma porque espera una consecuencia negativa de ella, algún daño emocional o físico. Además ocurre que el miedo alimenta al miedo. Quiere esto decir, que el miedo híper-excita la mente para que, a partir de situaciones reales, cree situaciones imaginarias en las que aparezca una amenaza que sólo existe en la imaginación, pero que la persona acaba creyendo que es real, incrementándose así su temor, ya no sólo por amenazas reales, sino también por amenazas imaginarias. El miedo también genera preocupación, porque uno intenta anticiparse mentalmente a todas las situaciones amenazantes, buscando la manera de salir indemne en cada una de ellas. El terror y el pánico son percepciones de miedo intenso y agudo, altamente traumatizante.
El miedo es un sentimiento de inquietud, turbación y desasosiego, provocado por la percepción de un peligro, una amenaza que puede ser real o ficticia, contra uno mismo o contra alguien querido. La persona afectada por el miedo se siente muy insegura de sí misma, indefensa, y duda de cada decisión importante que toma porque espera una consecuencia negativa de ella, algún daño emocional o físico. Además ocurre que el miedo alimenta al miedo. Quiere esto decir, que el miedo híper-excita la mente para que, a partir de situaciones reales, cree situaciones imaginarias en las que aparezca una amenaza que sólo existe en la imaginación, pero que la persona acaba creyendo que es real, incrementándose así su temor, ya no sólo por amenazas reales, sino también por amenazas imaginarias. El miedo también genera preocupación, porque uno intenta anticiparse mentalmente a todas las situaciones amenazantes, buscando la manera de salir indemne en cada una de ellas. El terror y el pánico son percepciones de miedo intenso y agudo, altamente traumatizante.
El
miedo es uno de los sentimientos más perniciosos para el avance del espíritu,
porque impide que se manifieste tal y conforme es. Incluso tratándose de un
espíritu bienintencionado y con voluntad de avanzar, si no supera los miedos
puede quedarse estancado en su evolución durante bastante tiempo.
MIEDO A LA
MUERTE
941. El miedo a
la muerte es para muchas personas causa de perplejidad, ¿de dónde procede ese
miedo, puesto que ante sí tienen el porvenir?
«Sin razón
tienen ese miedo; pero qué quieres, se procura persuadirles durante la juventud,
de que hay un infierno y un paraíso, pero que es más seguro que irán al
infierno; porque se les dice que aquello que es natural, es un pecado mortal
para el alma. Cuando llegan a grandes, si tienen algún raciocinio, no pueden
admitir eso, y se hacen ateos o materialistas, y así es como se les induce a
creer que, fuera de la vida presente, nada existe. En cuanto a los que han
persistido en sus creencias de la infancia, temen ese fuego eterno que ha de
quemarlos sin destruirlos.
»La muerte no
inspira al justo miedo alguno; porque con la fe tiene la certeza del porvenir; la esperanza le hace esperar mejor vida, y la caridad, cuya ley ha practicado, le
da seguridad de que en el mundo en que va a entrar no encontrará ningún ser,
cuya presencia haya de temer».
En
la Galia su doctrina en tiempos de los Druidas se apoyaba en un dios único, la
inmortalidad del alma y la recompensa o el castigo en la otra vida, afirmando
la existencia progresiva del alma a través de los mundos. Esta doctrina viril
inspiraba a los galos un valor indomable, una intrepidez tal en los combates,
que marchaban hacia la muerte como a una fiesta. Cuando los romanos se cubrían
de bronce y de hierro, ellos se despojaban de sus vestidos y combatían con el
pecho desnudo sin miedo.
CONCLUSIONES:
¿Cómo
superar el miedo?
Con conciencia y valentía. Primero hay que tomar
conciencia de que se tiene miedo y a qué se tiene miedo. Si los analizamos en
profundidad, encontraremos que una parte de estos miedos son infundados y no se
corresponden con ninguna amenaza real o, al menos, la amenaza no es tan fuerte
como nosotros creemos. Los miedos que están fundados en alguna amenaza real se
superan enfrentándose con valor a las situaciones y circunstancias que nos
activan ese miedo, intentado no dejarse llevar por él a la hora de tomar
decisiones. Preguntémonos “¿qué decisión tomaría si no tuviera miedo, si fuera
totalmente libre para decidir respecto a lo que siento?” Pues esa es la
decisión acertada y la que hay que tomar. Vale la pena intentarlo. Es una lucha
continua. A medida que uno se enfrente al miedo y tome decisiones valientes,
irá experimentando el progreso interior en sí mismo, y el miedo cederá, dejando
paso a la seguridad y la claridad. Hasta el punto de que un día mirará atrás y
dirá, “¿cómo pude tener miedo a esto? ¡Que claro lo veo ahora!”.
Cuando nada más notemos flaquear nuestras fuerzas
tanto físicas como psíquicas, acudamos a nuestro Maestro Jesús, como lo
hicieron los Apóstoles en el siguiente relato titulado:
Jesús
calma la tormenta
Luego
subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De repente, se levantó en el
lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba
dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.
— ¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos
vamos a ahogar!
—Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?
Entonces
se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente
tranquilo.
Los
discípulos no salían de su asombro, y decían: « ¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le
obedecen?»
Si
crees en Dios
Por el espíritu Emmanuel
Si crees en
Dios, por más que te amenacen los anuncios del pesimismo, con relación a
probables calamidades futuras, conservarás el corazón tranquilo, en la
convicción de que la Sabiduría Divina sustenta y sustentará el equilibrio de la
vida, por encima de toda perturbación.
Si crees en
Dios, en ningún lugar experimentarás soledad o tristeza, porque te verás en
ligación constante con todo el Universo, reconociendo que lazos de amor y de
esperanza te identifican con todas las criaturas.
Si crees en
Dios, nunca te perderás en el laberinto de la rebeldía o de la desesperación,
ante los golpes e injurias que se te proyecten en el camino, por cuanto
interpretarás a ofensores y delincuentes, en la condición de infelices, mucho
más necesitados de bondad y protección que de hiel y censura.
Si crees en
Dios, vivirás en la Tierra sin adversarios, a la vez que, por más que se
multipliquen en la senda aquéllos que te agredan o menosprecien, aceptarás a
enemigos y opositores, a cuenta de hermanos nuestros, situados en diferentes
puntos de vista.
Si crees en
Dios, jamás te faltarán confianza y trabajo, porque te levantarás, cada día, en
la certeza de que dispones de oportunidades benditas de comunicación con los
demás, disfrutando el privilegio incesante de auxiliar y bendecir, entender y
servir.
Si crees en
Dios, caminarás sin aflicción y sin miedo, en las veredas del mundo, por
grandes que sean los peligros y riesgos que te obscurezcan el camino, por
cuanto, aun frente a la muerte, reconocerás que permaneces con Dios, tanto como
Dios está siempre contigo, más allá de pruebas y sombras, limitaciones y
cambios, en plenitud de vida eterna.
Pensamientos y sentimientos
Tened bien
presente que el valor engendra fortaleza y el miedo debilidad. Esto es
axiomático en psicología. Del valor, nace el éxito en la vida; del miedo, el
fracaso. La persona animosa y alegre, el optimista y lleno de confianza en sí
mismo, irradia energía, atrayendo hacia sí las condiciones favorables para el
éxito en lo que se proponga, y una vida más feliz; mientras que, el desanimado
y abatido todo le sale mal, por no hacer uso de esa energía que en uno mismo
existe.
Si eres Espírita
y conoces la Doctrina Espírita, ¿a qué tienes miedo?, de lo contrario y como
nos dicen: “Estudiad, comparad,
profundizad; os lo decimos sin cesar, el conocimiento de la verdad se adquiere
a este precio”. FE, ESPERANZA, AMOR, CARIDAD y TRABAJO.
“El libro de los Espíritus” de Allan Kardec
“Después de la muerte” de León Denis
“Temario del conocimiento espiritual I” de Sebastián de
Arauco
“Coraje” de Francisco Cándido Xavier
“Nuevo Testamento”
Editorial Mundo Hispano
“Las leyes espirituales” de Vicent Guillem
“Mi diccionario lingüístico y espírita”DESCARGAR ESTE ARTÍCULO EN FORMATO PDF
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