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Miedos









MIEDOS:




Miedo:

Según la Real Academia Española:
-Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o mal que realmente amenaza o imaginario.
-Recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a lo que deseaba.


Según el Espiritismo:
-Enemigo mórbido que debe ser enfrentado con naturalidad a través del ejercicio de la razón y de la lógica.
-Ignorancia a lo desconocido.


El miedo es un sentimiento de inquietud, turbación y desasosiego, provocado por la percepción de un peligro, una amenaza que puede ser real o ficticia, contra uno mismo o contra alguien querido. La persona afectada por el miedo se siente muy insegura de sí misma, indefensa, y duda de cada decisión importante que toma porque espera una consecuencia negativa de ella, algún daño emocional o físico. Además ocurre que el miedo alimenta al miedo. Quiere esto decir, que el miedo híper-excita la mente para que, a partir de situaciones reales, cree situaciones imaginarias en las que aparezca una amenaza que sólo existe en la imaginación, pero que la persona acaba creyendo que es real, incrementándose así su temor, ya no sólo por amenazas reales, sino también por amenazas imaginarias. El miedo también genera preocupación, porque uno intenta anticiparse mentalmente a todas las situaciones amenazantes, buscando la manera de salir indemne en cada una de ellas. El terror y el pánico son percepciones de miedo intenso y agudo, altamente traumatizante.

El miedo es uno de los sentimientos más perniciosos para el avance del espíritu, porque impide que se manifieste tal y conforme es. Incluso tratándose de un espíritu bienintencionado y con voluntad de avanzar, si no supera los miedos puede quedarse estancado en su evolución durante bastante tiempo.


MIEDO A LA MUERTE
941. El miedo a la muerte es para muchas personas causa de perplejidad, ¿de dónde procede ese miedo, puesto que ante sí tienen el porvenir?

«Sin razón tienen ese miedo; pero qué quieres, se procura persuadirles durante la juventud, de que hay un infierno y un paraíso, pero que es más seguro que irán al infierno; porque se les dice que aquello que es natural, es un pecado mortal para el alma. Cuando llegan a grandes, si tienen algún raciocinio, no pueden admitir eso, y se hacen ateos o materialistas, y así es como se les induce a creer que, fuera de la vida presente, nada existe. En cuanto a los que han persistido en sus creencias de la infancia, temen ese fuego eterno que ha de quemarlos sin destruirlos.

»La muerte no inspira al justo miedo alguno; porque con la fe tiene la certeza del porvenir; la esperanza le hace esperar mejor vida, y la caridad, cuya ley ha practicado, le da seguridad de que en el mundo en que va a entrar no encontrará ningún ser, cuya presencia haya de temer».


En la Galia su doctrina en tiempos de los Druidas se apoyaba en un dios único, la inmortalidad del alma y la recompensa o el castigo en la otra vida, afirmando la existencia progresiva del alma a través de los mundos. Esta doctrina viril inspiraba a los galos un valor indomable, una intrepidez tal en los combates, que marchaban hacia la muerte como a una fiesta. Cuando los romanos se cubrían de bronce y de hierro, ellos se despojaban de sus vestidos y combatían con el pecho desnudo sin miedo.



CONCLUSIONES:
¿Cómo superar el miedo?
Con conciencia y valentía. Primero hay que tomar conciencia de que se tiene miedo y a qué se tiene miedo. Si los analizamos en profundidad, encontraremos que una parte de estos miedos son infundados y no se corresponden con ninguna amenaza real o, al menos, la amenaza no es tan fuerte como nosotros creemos. Los miedos que están fundados en alguna amenaza real se superan enfrentándose con valor a las situaciones y circunstancias que nos activan ese miedo, intentado no dejarse llevar por él a la hora de tomar decisiones. Preguntémonos “¿qué decisión tomaría si no tuviera miedo, si fuera totalmente libre para decidir respecto a lo que siento?” Pues esa es la decisión acertada y la que hay que tomar. Vale la pena intentarlo. Es una lucha continua. A medida que uno se enfrente al miedo y tome decisiones valientes, irá experimentando el progreso interior en sí mismo, y el miedo cederá, dejando paso a la seguridad y la claridad. Hasta el punto de que un día mirará atrás y dirá, “¿cómo pude tener miedo a esto? ¡Que claro lo veo ahora!”.


Cuando nada más notemos flaquear nuestras fuerzas tanto físicas como psíquicas, acudamos a nuestro Maestro Jesús, como lo hicieron los Apóstoles en el siguiente relato titulado:

Jesús calma la tormenta
Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.

— ¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

 —Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.

Los discípulos no salían de su asombro, y decían: « ¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?»


Si crees en Dios
Por el espíritu Emmanuel
Si crees en Dios, por más que te amenacen los anuncios del pesimismo, con relación a probables calamidades futuras, conservarás el corazón tranquilo, en la convicción de que la Sabiduría Divina sustenta y sustentará el equilibrio de la vida, por encima de toda perturbación.

Si crees en Dios, en ningún lugar experimentarás soledad o tristeza, porque te verás en ligación constante con todo el Universo, reconociendo que lazos de amor y de esperanza te identifican con todas las criaturas.

Si crees en Dios, nunca te perderás en el laberinto de la rebeldía o de la desesperación, ante los golpes e injurias que se te proyecten en el camino, por cuanto interpretarás a ofensores y delincuentes, en la condición de infelices, mucho más necesitados de bondad y protección que de hiel y censura.

Si crees en Dios, vivirás en la Tierra sin adversarios, a la vez que, por más que se multipliquen en la senda aquéllos que te agredan o menosprecien, aceptarás a enemigos y opositores, a cuenta de hermanos nuestros, situados en diferentes puntos de vista.

Si crees en Dios, jamás te faltarán confianza y trabajo, porque te levantarás, cada día, en la certeza de que dispones de oportunidades benditas de comunicación con los demás, disfrutando el privilegio incesante de auxiliar y bendecir, entender y servir.

Si crees en Dios, caminarás sin aflicción y sin miedo, en las veredas del mundo, por grandes que sean los peligros y riesgos que te obscurezcan el camino, por cuanto, aun frente a la muerte, reconocerás que permaneces con Dios, tanto como Dios está siempre contigo, más allá de pruebas y sombras, limitaciones y cambios, en plenitud de vida eterna.


Pensamientos y sentimientos
Tened bien presente que el valor engendra fortaleza y el miedo debilidad. Esto es axiomático en psicología. Del valor, nace el éxito en la vida; del miedo, el fracaso. La persona animosa y alegre, el optimista y lleno de confianza en sí mismo, irradia energía, atrayendo hacia sí las condiciones favorables para el éxito en lo que se proponga, y una vida más feliz; mientras que, el desanimado y abatido todo le sale mal, por no hacer uso de esa energía que en uno mismo existe.


Si eres Espírita y conoces la Doctrina Espírita, ¿a qué tienes miedo?, de lo contrario y como nos dicen: Estudiad, comparad, profundizad; os lo decimos sin cesar, el conocimiento de la verdad se adquiere a este precio. FE, ESPERANZA, AMOR, CARIDAD y TRABAJO.


Bibliografía consultada:
“El libro de los Espíritus” de Allan Kardec
“Después de la muerte” de León Denis
“Temario del conocimiento espiritual I” de Sebastián de Arauco
“Coraje” de Francisco Cándido Xavier
“Nuevo Testamento” Editorial Mundo Hispano
“Las leyes espirituales” de Vicent Guillem
 “Mi diccionario lingüístico y espírita”


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