Páginas

Mediumnidad según la Doctrina Espírita







MEDIUMNIDAD 
SEGÚN LA DOCTRINA ESPÍRITA




La mediumnidad no es una prerrogativa (Privilegio) de tal o cual individuo, sino una facultad fugaz, subordinada a la voluntad de los Espíritus que quieren comunicarse, una facultad que se posee hoy y mañana puede faltar, y que en ningún caso es aplicable a todos los Espíritus indistintamente, de modo que por eso mismo tampoco constituye un mérito personal, como lo sería un talento conquistado mediante el trabajo y los esfuerzos de la inteligencia. Los médiums sinceros, los que comprenden la seriedad de la misión que desempeñan, se consideran instrumentos a los que la voluntad de Dios puede aniquilar cuando lo entienda conveniente, en caso de que no obren según sus designios. Son felices porque poseen una facultad que les permite ser útiles, pero de la cual no pueden envanecerse. 

¿Con qué objetivo la Providencia ha dotado de mediumnidad especialmente a ciertos individuos? 
“Se trata de una misión que se les encomienda, y de la que se sienten dichosos. Ellos son los intérpretes entre los Espíritus y los hombres.”

Si se trata de una misión, ¿por qué esa facultad no es privilegio de los hombres de bien, dado que se concede también a personas que no merecen ninguna consideración y que pueden abusar de ella?
“La facultad se les concede porque la necesitan para su mejoramiento, y también para que reciban buenas enseñanzas. Si no la aprovechan, sufrirán las consecuencias. ¿Acaso Jesús no predicaba de preferencia a los pecadores, alegando que es necesario dar a los que no tienen?”

Los médiums modernos - porque los apóstoles poseían también la mediumnidad - han recibido igualmente de Dios un don gratuito, que consiste en ser los intérpretes de los espíritus para la instrucción de los hombres, para enseñarles el camino del bien y conducirles a la fe, y no para vender palabras que no les pertenecen, porque no son producto "de su concepción, ni de sus investigaciones, ni de su trabajo personal". Dios quiere que la luz llegue a todo el mundo, y no quiere que el más pobre quede desheredado y pueda decir: No tengo fe porque no he podido pagarla; yo no he tenido el consuelo de recibir la ayuda y los testimonios de afecto de los que lloro, porque soy pobre. Por esta razón la mediumnidad no es un privilegio, sino que se halla en todas partes y hacerla pagar sería desviarla de su objeto providencial.

El que conozca un poco las condiciones en que se comunican los buenos espíritus y su repulsión por todo lo que es de interés y de egoísmo, sabe cuán poca cosa se necesita para alejarles; nunca podrá admitir que los espíritus superiores estén a disposición del primero que llegue y les llame, a tanto la sesión, pues el buen sentido rechaza tal pensamiento. ¿Acaso no sería una profanación evocar a precio de oro a los seres que nosotros respetamos o que queremos? Sin duda que de este modo pueden obtenerse manifestaciones; pero, ¿quién podría garantir su sinceridad? Los espíritus ligeros, mentirosos, traviesos y toda la cohorte de espíritus inferiores, muy poco escrupulosos, vienen siempre a responder y están dispuestos a lo que se les pregunta, sin que les dé ningún cuidado mentir. Luego, el que quiere comunicaciones formales, debe, desde luego pedirlas formalmente, y después penetrarse bien de la naturaleza de las simpatías del médium con los seres del mundo espiritual. La primera condición para adquirir la benevolencia de los buenos espíritus, es la humildad, el sacrificio, la abnegación y el desinterés "moral y material" más absoluto.

Al lado de la cuestión moral se presenta una consideración efectiva no menos importante, que tiene relación con la misma naturaleza de la facultad. La mediumnidad formal no puede ser ni será nunca una profesión, no sólo porque sería desacreditada moralmente y muy pronto asimilada a la de los que dicen la buenaventura, sino porque se opone a ella un obstáculo material: el de ser una facultad esencialmente movible, fugitiva y variable, y sobre cuya permanencia nadie puede tener una completa seguridad. Luego, para explotarla, sería un recurso del todo incierto, toda vez que podría faltar en el momento que fuese más necesaria. Otra cosa sucede con un talento adquirido por el estudio y el trabajo y que, por lo mismo, siendo una propiedad, naturalmente se permite sacar partido de él. Pero la mediumnidad ni es un arte ni es un talento, por lo cual no puede ser una profesión; sólo existe por el concurso de los espíritus, y si éstos faltan, ya no hay mediumnidad; la aptitud puede subsistir, pero el ejercicio está anulado. Así es que no hay ningún médium en el mundo que pueda asegurar la producción de un fenómeno espiritista en un momento dado. Explotar la mediumnidad, es pues, disponer de una cosa que realmente no se tiene, y afirmar lo contrario sería engañar al que la pagara; hay más aun, y es que el médium no dispone de "sí mismo", sino de los espíritus de las almas de los muertos, cuyo concurso se pone a precio. Este pensamiento repugna instintivamente. El tráfico degenerado en abuso y explotado por el charlatanismo, la ignorancia, la credulidad y la superstición, motivó la prohibición de Moisés. El espiritismo moderno, comprendiendo lo formal del asunto, por el descrédito que ha echado sobre esta explotación, ha elevado la mediumnidad al rango de misión. (Véase el "Libro de los Médiums", capítulo XXVIII. - Y el "Cielo a Infierno", cap. XII.)

El médico da el fruto de sus estudios, que ha hecho a costa de sacrificios, a menudo muy penosos; éste puede poner precio a sus facultades; pero el médium que cura, sólo transmite el fluido saludable de los buenos espíritus, y por lo tanto no tiene derecho de venderlo, Jesús y los apóstoles, aunque pobres, no hacían pagar las curaciones que operaban.

Así, pues, el que no tenga de qué vivir, que busque recursos por otra parte y no en la mediumnidad; que no consagre en ello, si es necesario, sino el tiempo de que pueda disponer materialmente. Los espíritus ya tomarán en cuenta su sacrificio y abnegación, mientras que se retirarán de los que esperan hacer de esto un negocio.

Y acontecerá en los postreros días, dice el Señor, que yo derramaré mi espíritu sobre toda carne; y profetizarán vuestros hijos, y vuestras hijas, y vuestros mancebos verán visiones, y vuestros ancianos sonarán sueños. Y ciertamente en aquellos días derramaré de mi espíritu sobre mis siervos y sobre mis siervas, y profetizarán. (Hechos de los Apóstoles, capítulo II, v. 17 y 18.) 

El Señor ha querido que la luz se hiciera para todos los hombres, y que penetrase en todas partes por la voz de los espíritus, con el fin de que cada uno pudiera adquirir la prueba de la inmortalidad; con este objeto los espíritus se manifiestan hoy en todos los puntos de la tierra, y la mediumnidad que se revela en las personas de todas edades y condiciones, en los hombres y en las mujeres, en los niños y en los ancianos, es una de las señales del complemento de los tiempos predichos.

Para conocer las cosas del mundo visible y descubrir los secretos de la naturaleza material, Dios ha dado al hombre la vista del cuerpo, los sentidos y los instrumentos especiales; con el telescopio penetran sus miradas en las profundidades del espacio, y con el microscopio ha descubierto el mundo de lo infinitamente pequeño. Para penetrar en el mundo invisible, le ha dado la mediumnidad.

Los médiums son los intérpretes encargados de transmitir a los hombres las enseñanzas de los espíritus, o, mejor dicho, "son los órganos materiales por los cuales se expresan los espíritus para hacerse inteligibles a los hombres". 

Los espíritus vienen a instruir al hombre sobre sus destinos futuros, a fin de conducirle por el camino del bien, y no para ahorrarle el trabajo material que debe tomarse en la tierra para su adelantamiento, ni para favorecer su ambición y su codicia. De esto deben penetrarse bien los médiums para no hacer mal uso de sus facultades. El que comprende la gravedad del mandato de que está revestido, lo cumple religiosamente; si convirtiera en diversión o distracción para él o para los otros una facultad dada con un fin tan formal y que le pone en relación con los seres de ultratumba, su conciencia se lo echaría en cara como un acto sacrílego.

Los médiums como intérpretes de la enseñanza de los espíritus, deben hacer un papel importante en la transformación moral que se opera; los servicios que puedan prestar están en razón de la buena dirección que den a sus facultades, porque los que siguen una mala senda, son más perniciosos que útiles a la causa del Espiritismo; por las malas impresiones que producen, retardan más de una conversión. Por eso se les pedirá cuenta del mal uso que han hecho de una facultad que les fue dada para el bien de sus semejantes.

El médium que quiera conservar la asistencia de los buenos espíritus, debe trabajar en su propio mejoramiento; el que quiera ver aumentar y desarrollar su facultad, debe progresar moralmente, y abstenerse de todo lo que pudiese desviarle de su objeto providencial.

Si los buenos espíritus se sirven algunas veces de instrumentos imperfectos, es para dar buenos consejos y procurar conducirles al bien; pero si encuentran corazones endurecidos, y si sus avisos no son escuchados, entonces se retiran y los malos tienen el campo libre. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XXIV, núms. 11 y 12.)

La experiencia prueba que los médiums que no se aprovechan de los consejos que reciben de los espíritus buenos, las comunicaciones, después de haber dado un buen resultado durante cierto tiempo, degeneran poco a poco, y concluyen por caer en el error, en palabrería o en el ridículo, señal incontestable del alejamiento de los buenos espíritus.

Obtener la asistencia de los buenos espíritus, separar a los espíritus ligeros y mentirosos: tal debe ser el objeto de los constantes esfuerzos de todos los médiums formales; sin esto la mediumnidad es una facultad estéril que puede redundar en perjuicio del que la posee, porque puede degenerar en obsesión peligrosa. 

El médium que comprende su deber, en lugar de enorgullecerse por una facultad que no le pertenece puesto que puede serle retirada, atribuye a Dios las cosas buenas que obtiene; si sus comunicaciones merecen elogios, no se envanece, porque sabe que son independientes de su mérito personal, y da gracias a Dios por haber permitido que los buenos espíritus vengan a manifestársele. Si dan lugar a critica, no se ofende por ello, porque no son obra de su propio espíritu; dice que ha sido un mal instrumento, y que no posee todas las cualidades necesarias para oponerse a la intervención de los malos espíritus; por eso procura adquirir estas facultades, y solicita por medio de la oración, la fuerza que le falta.

Todos los hombres son médiums, todos tienen un Espíritu que los orienta hacia el bien, en caso de que sepan escucharlo. Ahora bien, poco importa que algunos se comuniquen directamente con él a través de una mediumnidad especial, y que otros sólo lo escuchen a través de la voz del corazón y de la inteligencia, pues no deja de ser su Espíritu familiar quien los aconseja. Llamadlo espíritu, razón o inteligencia: en todos los casos es una voz que responde a vuestra alma y os dicta buenas palabras. Sin embargo, no siempre las comprendéis. No todos saben proceder de acuerdo con los consejos de la razón, no de esa razón que se arrastra y repta más de lo que camina, que se pierde en la maraña de los intereses materiales y groseros, sino de esa razón que eleva al hombre por encima de sí mismo y lo transporta a regiones desconocidas. Esa razón es la llama sagrada que inspira al artista y al poeta, el pensamiento divino que eleva al filósofo, el impulso que arrebata a los individuos y a los pueblos. Razón que el vulgo no puede comprender, pero que eleva al hombre y lo aproxima a Dios más que ninguna otra criatura; entendimiento que sabe conducirlo de lo conocido a lo desconocido, y le hace realizar las cosas más sublimes. Escuchad, pues, esa voz interior, ese genio bueno que os habla sin cesar, y llegaréis progresivamente a oír a vuestro ángel de la guarda, que desde lo alto del cielo os tiende la mano. Repito: la voz íntima que habla al corazón es la de los Espíritus buenos, y desde ese punto de vista todos los hombres son médiums.
CHANNING

No hay duda de que todos los médiums están llamados a servir a la causa del espiritismo en la medida de sus facultades, pero muy pocos son los que no se dejan atrapar en las celadas del amor propio. Es una piedra de toque que raramente deja de producir efecto. Por eso, de cien médiums encontraréis a lo sumo uno que, por muy insignificante que sea, en los primeros tiempos de su mediumnidad no haya creído que estaba llamado a obtener resultados superiores, y predestinado a importantes misiones. Los que sucumben ante esa vanidosa expectativa, y grande es el número de ellos, se convierten inevitablemente en víctimas de Espíritus obsesores, que no tardan en subyugarlos lisonjeando su orgullo y atacándolos por su lado flaco. Cuanto más pretendan elevarse, tanto más ridícula será su caída, toda vez que no les resulte desastrosa. Las misiones importantes sólo se confían a los mejores hombres, y Dios mismo los coloca, sin que ellos se lo hayan propuesto, en el ambiente y en la posición en que puedan prestar una colaboración eficaz. Nunca estará de más recomendar, a los médiums carentes de experiencia, que desconfíen de lo que ciertos Espíritus les dicen acerca del supuesto rol que están destinados a desempeñar, porque si lo toman en serio sólo cosecharán contrariedades en la Tierra, y una severa sanción en el otro mundo. Convénzanse bien de que, en la modesta y oscura esfera en la que están ubicados, pueden prestar grandes servicios, ya sea ayudando a convertir a los incrédulos, o brindando consuelo a los afligidos. En caso de que deban salir de esa situación, una mano invisible los conducirá y les preparará los caminos, y serán puestos en evidencia, por así decirlo, a pesar suyo. Tengan presentes estas palabras: “Aquel que se eleve será rebajado, y el que se rebaje será elevado
EL ESPÍRITU DE VERDAD

Sobre si se debe o no provocar el desarrollo de la mediumnidad, la espiritualidad nos dice lo siguiente:

Nadie deberá provocar el desarrollo de esa o de aquella facultad, porque, en ese terreno, toda la espontaneidad es necesaria; observándose, con todo, el florecimiento mediúmnico espontáneo, en las expresiones más simples, se debe aceptar ese evento con las mejores disposiciones de trabajo y buena voluntad, sea esa posibilidad psíquica, la más humilde de todas.


La mediumnidad no debe ser objeto de precipitación en ese o aquel sector de la actividad doctrinaria, por cuanto, en aquel asunto, toda la espontaneidad es indispensable, considerándose que las tareas mediúmnicas son dirigidas por los mentores del plano espiritual.


-Para un completo estudio de la mediumnidad se propone el estudio de:

-Para la iniciación en el trabajo en reuniones mediúmnicas se propone el estudio del:
Borrador normas reuniones mediúmnicas


BIBLIOGRAFÍA:
El cielo y el infierno de Allan Kardec
El libro de los Médiums de Allan Kardec
El Evangelio según el Espiritismo de Allan Kardec








¿Es el Espiritismo una religión?








¿Es el Espiritismo una religión?




Religión, según la R.A.E. 
Del lat. religio, -ōnis.
f. Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.

En su significado común, la religión fue apropiada en un principio a los limitados conocimientos de los hombres, más, si le hubiese acompañado siempre el movimiento progresivo del espíritu humano, no habría incrédulos, porque la necesidad de creer está en la naturaleza del hombre, y él crecerá a medida que reciba el alimento espiritual en armonía con sus necesidades intelectuales.

El espiritismo como religión espiritista se traduce en espíritu y verdad. Lo que a Dios interesa no es la precaria exterioridad de los ritos y del culto convencional, casi siempre vacío, sino el pensamiento y el sentimiento del hombre. “La verdadera adoración está en el corazón. En todas vuestras acciones, pensad siempre que un Maestro os observa

El Espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista, y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma, la inmortalidad, las penas y las recompensas futuras; pero no es una religión constituida, dado que no tiene cultos, ritos, templos ni sacerdotes, y entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido título de ningún tipo. 

El Espiritismo no posee dogmas, ni cultos, ni ritos, ni ceremonias, ni jerarquías; no pide, ni admite ninguna fe ciega, quiere que todo sea comprendido. Está basado, pues, en principios independientes de toda cuestión dogmática. 

El Espiritismo no es por tanto una religión instituida porque no hay una palabra para expresar dos ideas diferentes, y que, en la opinión general, la palabra religión es inseparable de culto, despierta exclusivamente una idea que el Espiritismo no tiene.

El Espiritismo ilumina una multitud de cuestiones hasta hoy irresolubles o mal comprendidas, lo que le da además un carácter científico.

No teniendo el Espiritismo ninguno de los caracteres de una religión en la acepción usual del vocablo, no podía ni debía adornarse con un título sobre cuyo valor inevitablemente se habría equivocado. Es por esto por lo que simplemente se le denomina Doctrina Espírita y se basa o fundamenta en tres aspectos:

-Científico: expuesto en El Libro de los Médiums de Allan Kardec.

-Filosófico: expuesto en El Libro de los Espíritus de Allan Kardec.

-Moral: expuesto en libro El Evangelio según el Espiritismo de Allan Kardec.

No obstante sus consecuencias morales están implícitamente en el Cristianismo, porque es la moral que recomiendan los espíritus, y la más alta expresión de caridad y amor al prójimo que encontramos en esta regla sublime enseñada por Cristo: “Hacer a los otros lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros”.


Bibliografía:
El Libro de los Espíritus de Allan Kardec
El Cielo y el Infierno de Allan Kardec
Qué es el Espiritismo de Allan Kardec


AMOR, CARIDAD y TRABAJO







León Denis, Emmanuel y las almas gemelas







LEÓN DENIS, EMMANUEL y LAS ALMAS GEMELAS







Dice Kardec en el Libro de los Espíritus, 202: “Los Espíritus encarnan en hombres o mujeres, pues no poseen sexo. Como deben progresar en todos los sentidos, cada sexo, así como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes particulares y la ocasión de cosechar experiencias. El que hubiera sido siempre hombre sólo sabría lo que saben los hombres”. Y más, 303a: “La teoría de las mitades eternas es una imagen que describe la unión de dos Espíritus simpáticos. [..] Los Espíritus que de ella se han servido no pertenecen, seguramente, al orden más elevado. La esfera de sus ideas es por fuerza limitada, y han podido traducir sus pensamientos con los términos de los que se hubieran valido durante su vida corporal”.

Entre tanto, León Denis y Emmanuel discreparon de Kardec y de los guías de la humanidad. En el Problema del Ser y del Destino y del Dolor, XIII, adujo el primero: “Creemos, de acuerdo con nuestros Guías, que la mudanza de sexo, siempre posible para el Espíritu, es, ante de todo, inútil y peligrosa. Los Espíritus elevados la reprueban. […] Cuando un Espíritu optó por un sexo, es malo para él salir de lo que se volvió su naturaleza”.

El druida de Lorena intentó justificar su tesis de que el cambio de sexo no sería una necesidad (solo la admite por expiación), alegando que ese cambio perjudicaría a las “almas hermanas, creadas a pares, son destinadas a evolucionar juntas, unidas para siempre en la alegría como en el dolor”, almas, que según él, “realizan la forma más completa, más perfecta de la vida y del sentimiento y dan a las otras almas el ejemplo de un amor fiel, inalterable, profundo”. León Denis aun aseguró que el número de esas “almas hermanas” sería “más considerable de lo que generalmente se cree”.

La tesis de las almas gemelas, o hermanas, es mera variante de la teoría de las mitades eternas, por serles, insisto, el mismo fatalismo de la predestinación. Denis vinculó una idea injusta, más allá de haber incidido más en una doctrina contraria al espiritismo: donde las almas serian creadas a pares, cuyo amor serviría de ejemplo a otras almas, por tanto las ultimas no tendrían sus respectivos pares, ya que el número de las primeras sería más considerable de lo que generalmente se cree, o sea, ese número, de una forma u otra, no constituiría la totalidad de las almas creadas, según Denis.

Por otro lado, sin negar la necesidad de cambio de sexo para que los espíritus progresaran en todo, Emmanuel confirmó la doctrina de las almas gemelas, tan solo con la diferencia de haberla generalizado, extendiendo el número de ellas a la totalidad de las almas humanas (excepto Jesús) así, enseñó que “cada corazón posee en el Infinito el alma gemela a la suya, compañera divina para el viaje a la gloriosa inmortalidad”. Esas almas, según Emmanuel, fueron “CREADAS UNAS PARA LAS OTRAS”, lo que sólo repite Denis. [1]

Se trata de mera variante de la teoría de las mitades eternas. Inútil es defenderla con eufemismo que distorsione lo que promueve y haga suponer que solo se haya reportado a la intensa afinidad entre ciertas almas. Denis y Emmanuel afirman una predestinación desde siempre rechazada por el Espiritismo. ¡Esta es la realidad!

Si no, veamos una vez más el Libro de los Espíritus, 298: “¿Las almas que deben unirse están predestinadas a esa unión, desde su origen, y cada uno de nosotros tiene, en alguna parte del universo, a su mitad, a la cual un día se unirá fatalmente? – No, no existe unión particular y fatal entre dos almas”. Y concluye Kardec en el trabajo basado en 303a: “Se ha de rechazar, pues, la idea de que dos Espíritus CREADOS EL UNO PARA EL OTRO deban un día reunirse inevitablemente en la eternidad, tras haber sido separados durante un lapso más o menos prolongado”.

La concepción, por tanto, de almas creadas por la mitad, o a pares, pero siempre o eventualmente unas para las otras, con la previa finalidad de que un día se unan eternamente, conserven o no la individualidad después de eso, no es aceptada por el Espiritismo. ¡No importa el sesgo léxico! (El sentido del vocabulario). Sean mitades eternas, o almas gemelas, subsiste en ambas tesis la misma adicción de una supuesta predestinación mutua de dos seres desde su origen, lo que fue repelido por El Libro de los Espíritus.

Emmanuel aun fue más allá. Condicionó el amor que sentiremos un día por la humanidad entera a la previa realización de ese amor de almas gemelas, que define como una unión, una dada integración en el plano espiritual, en que, por fin, ellas “se reúnen para siempre en la más sublime expresión de amor divino, finalidad profunda de todos los pensamientos del ser, en el laberinto del destino”. [2]

El indagador de la Federación Espirita Brasileña, menos preocupado con el hecho de esa doctrina por carecer de fundamento en Kardec y no tener base ni en el mismo Roustaing (1), preguntó, entonces, sobre el alma gemela de Jesús. La respuesta evasiva de Emmanuel fue que sería “injustificable” un paralelismo entre Cristo y “los medios humanos”, “porque en Jesús hemos de observar la finalidad sagrada de los gloriosos destinos del espíritu”. [3] ¿Más si es también ese nuestro propio destino, por qué seria injustificable el paralelismo entre Jesús y los medios humanos? ¿Cómo Jesús llegó a ser quién es? ¿No fue por encarnaciones humanas, aunque en otros mundos preexistentes al nuestro?

Emmanuel sostiene que el Maestro solo habría enlazado, “en su corazón magnánimo, con la misma dedicación, a la humanidad entera, después de realizar el amor supremo”. [4] ¿Sin embargo, que amor fue ese, tras la realización del cual Jesús pasó a amar a la humanidad entera con la misma dedicación? Tal como se menciona en el número 326 de El Consolador: “El amor de las almas gemelas, en suma, es aquel que el Espíritu, un día, sentirá por la Humanidad entera”.

Se diría que Emmanuel admitió, así, la previa realización del amor de Jesús y de su alma gemela; después de eso, Cristo pasó a sentir ese amor por toda la humanidad. ¡Más no! El guía de Chico exceptuó a Jesús de tal situación; se entiende que él evolucionó “en línea recta” y, por eso, en medios no humanos, lo que, indudablemente hace parte del programa de creencias rustenistas (1).

¿Sobre Cristo, qué dice la Doctrina Espirita? - l'Esprit pur por excelencia: “El Espíritu puro por excelencia”, por tanto: “Superioridad intelectiva y moral absoluta, son las características distintivas que tienen con los Espíritus de los otros órdenes”. [5] En el Espiritismo, todos los seres tienen el “mismo origen” y el “mismo destino”. [6] Jesús no fue una excepción. ¿Más quién podría saber si cometió errores en el camino evolutivo? ¿Y qué importancia al final tendría ahora eso, si los que llegan al grado supremo, aun pasando por el mal, son contemplados con idéntica mirada por Dios, además de amarlos a todos de idéntica manera? [7] Es posible que el Maestro sea de aquellos espíritus que, desde el principio, siguieron el camino del bien. [8] ¿Más El Libro de los Espíritus llama a esa evolución “EN LÍNEA RECTA”? ¿Lo que nos autoriza a suponer que esa expresión equivale al que enseñó la obra base? ¿Lo que quiere decir: “desde el principio”?

Esa expresión usada por Emmanuel pertenece a Los Cuatro Evangelios, de Roustaing (1): “avanzar con paso firme y EN LINEA RECTA hacia la perfección[9] lo que ratifica la identidad del guía de Chico Xavier con esa obra defensora de una progresión espiritual que dispensaría la vida en la materia a los que solo hacen el bien en los mundos fluídicos propios a la humanización del alma, llamados ad-hoc (a propósito). La encarnación no pasaría de un excepcional castigo a los culpados que por allí fallaran: sería una “caída”.

La Doctrina Espirita, sin embargo, enseña que seguir “desde el principio” el camino del bien “no exime a los espíritus de las penas de la vida corporal”, porque “TODOS ellos son creados simples e ignorantes, y se instruyen en las luchas y tribulaciones de la vida corporal. Siendo justo, no podía Dios hacer dichosos a algunos sin penas ni trabajos y, por tanto, sin mérito.” [10] La palabra “principio” no se refiere, pues, solo a los mundos materiales, ante la supuesta caída del espíritu, ni tampoco se distinguiría, por eso, de “origen”, como quieren las gimnásticas verborragias (verbosidad excesiva) de algunos rustenistas (1) fanatizados.

Kardec dice que “los Espíritus parecerían ser, en su ORIGEN, como los niños, ignorantes y faltos de experiencia”. [11] Pregunta: “¿Cómo los Espíritus en su ORIGEN, cuando no tienen todavía conciencia de sí mismos, pueden poseer la libertad de escoger entre el bien y el mal?”, y se le responde que “El libre albedrio se desarrolla conforme el Espíritu va adquiriendo conciencia de sí mismo”. [12] En este ínterin, pregunta Kardec “Por qué ha permitido Dios que los espíritus sigan la senda del mal[13]. Indaga luego después: “Puesto que existen Espíritus que desde el PRINCIPIO siguen el camino del bien absoluto, y otros el del mal absoluto, ¿hay sin duda gradaciones entre ambos extremos?”. Respuesta: “Si, por cierto que sí, y son la gran mayoría”.

“Principio” y “origen” son utilizados como sinónimos, y relacionados, es claro, al “inicio” de la fase humana de evolución del alma. El Libro de los Espíritus, 133, repele, así, la tesis de la caída, al asegurar que seguir desde el principio el camino del bien no exime a los espíritus de las penas de la vida corporal, entendimiento confirmado más adelante, en la 634: “Precisa que el Espíritu coseche experiencia, y para esto hace falta que conozca el bien y el mal”. Incluida está ahí la dualidad espíritu-materia, sin la cual no se desenvolvería el libre albedrío y la conciencia de sí en espíritu.

La doctrina de El Libro de los Espíritus, por tanto, no abriga de ninguna forma el concepto rustenista (1) de evolución “en línea recta”, porque ello simplemente dispensa la vida en la materia, razón por la cual habría sido meramente fluídico el cuerpo de Jesús, doctrina repelida por Kardec. [14] Cuando Emmanuel dice que Cristo evolucionó en medios no humanos, niega, indudablemente, la materialidad del cuerpo que Jesús asumió en la Tierra; se trata de una profesión de fe neodocetista (Docetismo: Doctrina cristológica parecida al gnosticismo que negaba la realidad carnal a Jesucristo y, en consecuencia, afirmaba que solo había sufrido en apariencia) y, por tanto, rustenista (1).

Emmanuel también revela su rustenismo (1) cuando dice que, excepto Jesús, somos “Espíritus que se rescatan o aprenden en las experiencias humanas, después de las caídas del pasado." [15] Las caídas pretéritas, atribuidas así tanto a los que “aprenden”, como a los que “se rescatan”, es una generalización errónea, pues “la expiación sirve siempre de prueba, pero la prueba no es siempre una expiación”. [16] No todos los que aprenden en medio de las pruebas tienen, pues, errores que rescatar. Si Emmanuel defiende que todos los tienen, confirma las caídas que precipitarían en la materia los fallos de la concepción de Los Cuatro Evangelios. Y eso se evidencia más en su idea sobre la prueba: que sería para el “rebelde” y "negligente”, y la expiación: para el “malhechor que comete un crimen”. [17] ¿En cuanto a la expiación, por vana que ella sea; más si es imposible llegar a la perfección sin pruebas, seriamos, de antemano, rebeldes y perezosos por el simple hecho de sufrirlas?

Otra evidencia del rustenismo (1) de Emmanuel está en la pregunta sobre la caída del espíritu. Dice que el alma es “Colocada por Dios en el camino de la vida, como discípulo que TERMINA los estudios básicos”. [18] ¿Cómo puede ser eso si El Libro de los Espíritus, 190, dice que, en su primera encarnación: “El alma ensaya (prepara) para la vida”? Se trata pues, del inicio de los estudios básicos del alma, no de su término. Emmanuel, entonces, imagina que iniciamos nuestros estudios básicos sin el concurso de la materia, en los mundos ad-hoc (a propósito) de Roustaing (1), en los cuales fallamos y, por esa razón, en la materia ahora nos encontramos solo para terminarlos, como si eso fuese una excepción punitiva.

Solo la presuposición rustenista (1) de la caída original del espíritu en la materia, por castigo explica ciertas enseñanzas de El Consolador. ¿Cómo pueden, así, tener base en Kardec? ¿Fue el mismo Emmanuel quien tanto discrepó de la codificación espirita? Más es el nombre de él, así como el de Chico Xavier, que están en las portadas de los libros. Y lo que es más, si la evolución en línea recta y la caída son rustenismo (1), la existencia de las almas gemelas, [19] la procedencia “capelina” (Relativo a la estrella Capela) del exilio espiritual que dio origen a la raza adámica (relativo a Adán) “hace muchos milenios”, la superioridad del planeta Marte sobre la Tierra, etc. No fueron enseñadas a Roustaing. [20]

Es extraño que se clame por la autoridad del maestro francés y se publiquen obras mediúmnicas cuyos contenidos alteran escandalosamente los principios de la codificación espírita. Extrema es la hora espírita en este mundo. ¡Bendícenos Espíritu de Verdad!

Realmente, consta que Emmanuel había dicho a Chico Xavier que debería permanecer con Jesús y Kardec en el caso que le aconsejase algo en desacuerdo con las palabras de ambos. [21] Más ninguna enseñanza contraria a Kardec dejó de ser publicada por esa razón. He aquí el hecho. [22] Como yo dije en el Primado de Kardec, cap. 13, es de más consistente lógica y de mejor provecho a la claridad analítica que se atribuya al propio Emmanuel todo aquello que en sus libros conste. Solo Chico Xavier tuvo el poder de resolver las dudas, más nunca lo hizo, nunca levanto una sospecha siquiera sobre la F. E. B.; al contrario no es difícil encontrarle pronunciamientos con los más efusivos aplausos a la Casa del “Ángel” Ismael, así como al grande J. Herculano Pires mayor opositor del rustenismo febiano. El médium siempre aparece al lado de todos los partidos.

Aprendices en el espiritismo saben que el primer criterio de la verdad es someter las comunicaciones de los espíritus al control severo de la razón, del buen sentido y de la lógica. Solo los espíritus engañadores, que no pueden sino perder con ese examen serio, evitan la discusión y quieren ser acreditados en la palabra [23].

Aprendices en el espiritismo igualmente saben que el segundo criterio de la verdad está en la concordancia, en la universalidad de la enseñanza espiritual, en el hecho de que un principio es enseñado en varios lugares, por diferentes espíritus y médiums extraños unos a los otros, “y que no están bajo las mismas influencias”. [24]

La única expresión de universalidad de esa enseñanza espiritual siempre fue la Obra de Kardec. Después de ella, todo lo demás son opiniones aisladas. En la falta de que nos encontramos, desde el 31/03/1869, de un foco legítimo de determinación y control, tales opiniones deben sufrir detenidas evaluaciones lógicas, firmemente amparadas en las enseñanzas codificadas por el maestro lionés.

En cuanto a las almas creadas unas para las otras, Emmanuel intentó en vano defenderse, diciendo que no se refirió a mitades eternas, pero, pidió para ser conservada en el libro “la humilde exposición relativa a la tesis de almas gemelas”, en la cual asevera que los ascendentes del amor entre ellas, por ser más profundos, se diferencian de aquellos introducidos en las concepciones humanas, que se modifican en la estela evolutiva. Según Emmanuel, se trata de una “tesis, todavía, es más compleja de lo que parece al primer examen, y sugiere una más vasta meditación a las tendencias del siglo, en el capítulo del “divorcismo” y del “pansexualismo”, etc.

La verdad es que no basta modificar la terminología “mitades eternas”, para conservar, aun así, el núcleo vicioso de su doctrina, que es la noción de predestinación mutua de dos almas desde su origen. Se aprende en la obra codificada que: “La simpatía que atrae a un Espíritu hacia otro resulta de la total concordancia de sus inclinaciones e instintos. Si uno debiera completar al otro, perdería su individualidad”, [25] lo que explica la relación inusual entre ciertas parejas y torna innecesaria la idea de las almas gemelas, cuyo error no está en ser almas afines, más sí en haber sido, según Emmanuel “creadas unas para las otras”. [26] En cuanto a eso, ser una prevención contra el divorcio, el pansexualismo, etc. bastaría la comprensión de las leyes morales de la Parte III de El Libro de los Espíritus.

La tesis de que tendríamos un alma igual a la nuestra, creada especialmente para acompañarnos en la jornada evolutiva, nada tiene que ver, por tanto, con los términos Kardecianos del Espiritismo, y ¡Dios nos ayude si los términos del Espiritismo no pudieran ser más kardecianos! León Denis y Emmanuel, en ese caso, formularon hipótesis personales, meras opiniones sin cualquier fundamentación más si consistentes y que no se encuadran, de ninguna forma, en la Doctrina Espirita.

Por esas y por otras razones Kardec no volvió; ¡no puede haber vuelto! Al apartarse de la lectura kardeciana hacia otros autores, encarnados o no, el sentimiento es la caída abismal. ¡El genio de Lyon no fue excedido (superado)  por nadie! Hasta “sucesores” desfiguran nociones espiritas de las más legítimas. Nos cumple distinguir esos puntos en nuestras lecturas, que no dejan, solo por eso, de ser obligatorias. La identidad doctrinaria kardeciana del Espiritismo, sin embargo, es la única suficientemente sana para mantenerla en la ruta certera.
______________________________________________________



(1) Relativo a Jean Baptiste Roustaing:

“Soy espírita”

Jean Baptiste Roustaing enemigo de Allan Kardec y un enemigo del Espiritismo. Su teoría de La Caída del Espíritu, una Metempsicosis Espiritual y el cuerpo Fluidifico de Jesús.

Así se expresó Jean Baptiste Roustaing de Allan Kardec. Exactamente como un enemigo del Espiritismo.

Jean Baptiste Roustaing, con "Opiniones Personales" quiso cambiar lo que los espíritus ya habían revelado a través de los Libros Codificados.

Hacer creer a los Espiritistas de hoy día que Roustaing corrigió comportamientos, carece de fundamentos documentales. Ya el daño se consumó, y nos toca denunciar esos errores doctrinarios que se siguen tratando de introducir en el Espiritismo. El mejor y más reciente ejemplo es el nuevo presidente de la FEB, que sigue perpetuando a Roustaing, en el año 2015, constatado en una entrevista de Jorge Hansen en el 2015.

Para aquellos que no sepan, Jean Baptiste Roustaing era un abogado de la ciudad de Burdeos (Francia), que vivía en la época de Allan Kardec. Él y seguidores, eran enemigos del codificador. La cosa fue más o menos así. Roustaing tenía un diploma que se le facilitó haciéndole creer que era muy importante y tenía una idea muy alta de su persona; cosa todavía muy común en los “maestros" de nuestro tiempo.



La weblog espírita de Mari

241. La más ridícula mistificación de la doctrina, el Roustainguismo, continúa dominando la Federación Espírita Brasileña, que reedita y propaga, sustenta y defiende la obra Los Cuatro Evangelios. Jean – Baptiste Roustaing, abogado en Burdeos, Francia, publicó esa obra en tiempos de Kardec. El maestro la examinó y criticó con paciencia cristiana. Después de él, muchos otros espíritas lúcidos y cultos denunciaron las incongruencias de esa obra, imitación servil y deformada de la obra de Kardec.

El propio abogado explicó en el prefacio de la obra, con la ingenuidad típica de los fascinados, las condiciones precarias de salud en que se encontraba cuando la recibió, después de evocaciones temerarias. La mecánica de la mistificación fue expuesta al público por la propia víctima.

Roustaing es el anti-Kardec, mente confusa, misticismo beato, y por tanto vulgar, absurda credulidad populachera, falta absoluta de criterio científico, desprecio por los datos históricos, mitología arcaica, raciocinio confesadamente averiado, aceptación pacífica de tesis clericales oscurantistas, posiciones anecdóticas en la explicación de los hechos evangélicos: la falsa gravidez de María, Jesús niño fingiendo que chupaba el seno de su madre y devolviéndole mágicamente la leche a los vasos sanguíneos en forma de sangre, espíritus superiores reencarnando en mundos inferiores como criptógamos (criptógamas: plantas sin flores)  carnudos, en forma de babosas en carne humana, etc.. Un montón de ridiculeces semejantes que se repiten en los fastidiosos volúmenes de la obra en un ritornelo (repetición) desesperante.

Y hombres de cultura regular (no puede ser superior) se vanaglorian de esas tonterías a tal punto de considerar a la FEB – pásmense las criaturas de mediano buen sentido – como La Casa Mater del Espiritismo. Ignoran ciertamente la existencia histórica de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas y todo el trabajo exhaustivo de Kardec. Varias Federaciones Estatales se enyugaron al carro funerario de esa mistificación.

_________________________________________________________________________________



[1] El Consolador: Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
323.- ¿Será una verdad la teoría de las almas gemelas?
En el sagrado misterio de la vida, cada corazón posee en el Infinito el alma gemela de la suya, compañera divina para el viaje a la gloriosa inmortalidad.
Creadas unas para las otras, las almas gemelas se buscan, cuando están separadas. La unión perenne es su aspiración suprema e indefinible. Millares de seres, desviados en el crimen o en la inconsciencia, experimentan la separación de las almas que los sustentan, como la prueba más áspera y dolorosa, y, en el drama de las existencias más oscuras, vemos siempre la atracción eterna de las almas que se aman más íntimamente, evolucionando unas hacia las otras, en un torbellino de ansiedades angustiosas, atracción que es superior a todas las expresiones convencionales de la vida terrestre.
Cuando se encuentran en el cúmulo de los trabajos humanos, se sienten en posesión de la felicidad real para sus corazones – la de ventura de su unión, por la cual no cambiarían todos los imperios del mundo, y la única amargura que les empaña la alegría es la perspectiva de una nueva separación por la muerte, perspectiva esa que la luz de la Nueva Revelación vino a disipar, descubriendo a todos los espíritus, amantes del bien y de la verdad, los horizontes eternos de la vida.
Este Ítem va en desacuerdo con lo expresado por los Espíritus de la codificación en los Ítem de El libro de los Espíritus 298 y 303a:

298.- Las almas que deben unirse ¿se hallaban predestinadas para esa unión desde su origen, y cada uno de nosotros posee, en alguna parte del Universo, su mitad, con la cual inevitablemente se reunirá algún día?
-No, no existe unión particular y fatal entre dos almas. La unión es entre todos los Espíritus, pero en grados diferentes, según el rango que ocupen, vale expresar, de acuerdo con la perfección que hayan alcanzado: cuanto más perfectos son, más unidos están. Todos los males de los humanos nacen de la discordia. En cambio, de la concordia resulta la felicidad completa.

303 a.- Dos Espíritus que son simpáticos el uno hacia el otro ¿pueden dejar de serlo?
- Por cierto, que sí, si uno de ellos es perezoso.
La teoría de las mitades eternas es una imagen que describe la unión de dos Espíritus simpáticos. Se trata de una expresión en uso aún en el lenguaje vulgar que no hay que tomar al pie de la letra. Los Espíritus que de ella se han servido no pertenecen, seguramente, al orden más elevado. La esfera de sus ideas es por fuerza limitada, y han podido traducir sus pensamientos con los términos de los que se hubieran valido durante su vida corporal. Se ha de rechazar, pues, la idea de que dos Espíritus creados los unos para el otro deban un día reunirse inevitablemente en la eternidad, tras haber sido separados durante un lapso más o menos prolongado.



[2] El Consolador: Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
325.- ¿La atracción de las almas gemelas es rasgo característico de todos los planos de lucha en la Tierra?
El Universo es el plano infinito que el pensamiento divino pobló de ilimitadas e intraducibles bellezas.
Para todos nosotros, el primer instante de creación del ser está sumergido en un suave misterio, así también como la atracción profunda e inexplicable que arrastra a una alma hacia otra, en el instituto de los trabajos, de las experiencias y de las pruebas, en el camino infinito del Tiempo. 
La ligación de las almas gemelas reposa, para nuestro conocimiento relativo, en los designios divinos, insondables en su sagrado origen, constituyendo la fuente vital del interés de las criaturas para las edificaciones de la vida.

Separadas o unidas, en las experiencias del mundo, las almas hermanas caminan, ansiosas por la unión y por la armonía suprema, hasta que se integren, en el plano espiritual, donde se reúnen para siempre en la más sublime expresión de amor divino, finalidad profunda de todos los pensamientos del ser, en el laberinto del destino.



[3] [4] El Consolador: Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
326.- La unión de las almas gemelas puede constituir restricción al amor universal?
El amor de las almas gemelas no puede efectuar semejante restricción, porque, alcanzada las cumbres evolutivas, todas las expresiones afectivas se hermanan en la conquista del amor divino. El amor de las almas gemelas, en suma, es aquel que el Espíritu, un día, sentirá por la Humanidad entera.


327.- ¿Si todos los seres poseen su alma gemela, ¿cuál es el alma gemela de Jesús-Cristo?
No juzgamos acertado traer la figura de Cristo para condicionarla a los medios humanos, en un paralelismo injustificable, porque en Jesús hemos de observar la finalidad sagrada de los gloriosos destinos del espíritu.
En Él cesaron los procesos, siendo indispensable reconocer en su luz las realizaciones que nos compete alcanzar.

Representando para nosotros la síntesis del amor divino, somos compelidos a considerar que de su cumbre espiritual enlazó en su corazón magnánimo, con la misma dedicación, la humanidad entera, después de realizar el amor supremo.



[5] El libro de los Médiums XXXI, IX.
El libro de los Espíritus. Allan Kardec
IX.- Primer orden: Espíritus puros
112. Caracteres generales.- A estos Seres la influencia de la materia no los altera o inquieta. Superioridad intelectiva y moral absoluta, son las características distintivas que tienen con los Espíritus de los otros órdenes.



[6] El Génesis. Allan Kardec
I, 30.
Sabe que todas las almas tienen un mismo origen, que son creadas iguales y con idénticas aptitudes para progresar, en virtud de su libre albedrío. Que todas son de la misma esencia, y que entre ellas la única diferencia es la del progreso alcanzado. Todas tienen el mismo destino y lograrán igual meta, en mayor o menor lapso, según el trabajo y la buena voluntad que pongan en la tarea.



[7] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
126. Los Espíritus que han alcanzado el grado supremo tras haber pasado por el mal ¿tienen, a los ojos de Dios, menos méritos que los otros?
- Dios contempla a los descarriados con la misma mirada y ama a todos de idéntica manera. Se dice que son malos porque cayeron vencidos, pero sólo eran antes Espíritus simples.
[8] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
I.- Finalidad de la encarnación
133. Los Espíritus que desde el comienzo siguieron el camino del bien ¿tienen necesidad de la encarnación?
- Todos ellos son creados simples e ignorantes, y se instruyen en las luchas y tribulaciones de la vida corporal. Siendo justo, no podía Dios hacer dichosos a algunos sin penas ni trabajos y, por tanto, sin mérito.

124. Puesto que existen Espíritus que desde el principio siguen el camino del bien absoluto, y otros el del mal absoluto, ¿hay sin duda graduaciones entre ambos extremos?
- Por cierto que sí, y son la gran mayoría.



[9] Os Quatro Evangelhos. Roustaing
Tomo III.
N. 255. Idéntico son el significado y fundamento de las parábolas de las bodas del hijo del rey y de la cena de la familia, se han hablado en ocasiones y lugares diferentes. Se han reunido aquí para evitar la repetición y son complementarios. El significado de ambas es análogo a la de la parábola de la viña y los vinateros.

El Señor es el rey que casa al Hijo e invita a los vecinos, es el padre que invita a muchas personas a una gran cena. Él hace llamar a quienes, instruidos en el conocimiento de su nombre, tienen que reunirse sin demora a su alrededor con el fin de compartir las alegrías de la vida eterna.

Los que no atienden a la llamada son los que, al oír la voz de sus enviados, no responden a ellos y los rechazan. La justicia divina se ejerce en contra de esos ingratos que, a su vez, son impulsados hacia atrás, hasta que hayan entendido y expiado sus faltas.

El siervo del padre de la familia es enviado a través de las calles y plazas de la ciudad - en busca de los pobres, los mutilados, los cojos y los ciegos para guiarlos a tomar parte en la gran cena. Y habiendo tomado los que encontró, como había todavía muchos asientos vacíos, volvió a salir a caminar por los caminos y veredas con la misión de obligar a todos aquellos que encontrase a entrar en la sala de banquetes, por lo que la casa del padre de familia se llenase.

Todos, sean cuales sean, han de participar del festín celeste que proporciona al Espíritu abundante alimento, proporcionándole adelantarse moral e intelectualmente; hacerse rico de corazón y de inteligencia, por la humildad, por el saber, por la caridad y por el amor; recobrar la libertad de sus facultades y de caminar por la senda del progreso; recobrar la visión espiritual del alma y ver cada vez más la luz; avanzar con paso firme y en línea recta hacia la perfección.

Pero para ser admitido en la sala de banquetes, que tengo que hacer, como dice la parábola de la boda el hijo del rey, estar revestido con el traje nupcial.

Los servidores del rey recorren, a mandato suyo, las encrucijadas, para llamar a los buenos y a los malos. Ya sean buenos o malos los que fueran encontrados, todos están invitados a participar en el banquete de la boda. Se reúnen, sin embargo, para entrar en la sala de fiestas, previamente tiran sus prendas manchadas. Esa es una condición absoluta. Quien quiera que no lo haga será rechazado a las tinieblas, es decir, a los planetas inferiores, lejos de las venturosas moradas donde está el Espíritu, revestido con el traje  nupcial para la regeneración, continúa para depurar hasta el momento en que, después de haber alcanzado la perfección, vestirá la túnica inmaculada, único traje con el que podrá penetrar en el palacio eterno: los espacios, las regiones puras, las esferas celestes, divinas, donde sólo los espíritus puros habitan y a los que sólo ellos tienen acceso. Ese es el único traje con el que podrá el Espíritu aproximarse al foco de la omnipotencia.

Diciendo que, después de tener sus servidores reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, después de llenarse la sala, el rey sólo encuentra un huésped que no trajo el vestido nupcial, Jesús mostraría, bajo el manto de la parábola, que en los tiempos de regeneración, cuando todos por igual son llamados, casi todo el mundo va a entender la felicidad que les ofrece. Quería mostrar que sólo una insignificante minoría seguirá obstinada en resistir a los esfuerzos de los servidores de Dios para vestir el traje nupcial, antes de entrar en la sala de banquetes.
Entonces el rey dijo a sus servidores: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas; allí será el llanto y el crujir de dientes."

Esto sucederá tanto a los que, habiendo acudido a la llamada, no se ponga en condiciones de presentarse dignamente al Señor, y a los que se niegan a asistir a la boda. Más culpable aún que estos es el que oye la voz de los mensajeros y dice: "Aquí estoy", y no ser digno de presentarse delante de aquel que lo llama.

Estas palabras de la parábola de la boda del hijo del rey, "Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos", no se refiere sólo al que ha sido expulsado por no estar dignamente vestido. Se refieren también a los que previamente habían cerrado sus oídos y sus corazones a la voz que les llama.

No olvidéis, oh todos vosotros que tratáis de explicar el significado de las palabras de Jesús, que, aplicándose a los tiempos entonces por venir, ellas presentaban un sello de actualidad y de positividad, con el fin de hacer daño a los espíritus materiales a quienes él hablaba. El Maestro, de forma encubierta, apuntaba los beneficios de la reencarnación. Si hubiera dicho en aquella época: "Los que, atrapados en las encrucijadas, vistieron con alegría los trajes nupciales eran los mismos que anteriormente habían rechazado entrar en la sala del festín de las bodas, los mismos que hirieron, maltrataron y mataron a los enviados del Señor"; se dijera: "Los pobres, los mutilados, los cojos y los ciegos traídos de las calles y plazas de la ciudad para la sala de banquetes; los que, encontrados en las carreteras y veredas, se vieron obligados a entrar para que la casa del padre de familia se llenaran, fueron los mismos que, anteriormente invitados para la cena del padre de familia por sus siervos, que les decían estar todo listo, rechazaron comparecer", le habrían replicado: "Para que nos hemos de apresurar? La sala del festín de las bodas nos está siempre abierta, no dejaremos de, finalmente, saborear la cena, pues qué día llegará en que nos vendrán a buscar para que de ella participemos.

Aquellos espíritus materiales eran incapaces de comprender que, no obstante haber sido lícito decirse con relación a la humanidad terrena: "Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos", todos los llamados, con el correr del tiempo, que bien se puede considerar una eternidad, tienen que ser escogidos.  Eran incapaces de comprender las condiciones, los medios, los caminos por los cuales, llamado, como todos los otros, el Espíritu puede llegar y llegará a ser escogido. No lograrían percibir que eso se da bajo la acción de las leyes inmutables del sufrimiento, de la expiación, del progreso, que se opera por el renacimiento, conduciendo el Espíritu culpado, a través de la escala ascendente de las vidas sucesivas y progresivas, de las tierras primitivas a los mundos de pruebas y expiaciones, de estos a los mundos regeneradores, donde él vestirá el traje de nupcias para entrar en los mundos felices.  De ahí, revestido de la túnica inmaculada, es decir, habiendo alcanzado la perfección moral, se eleva a los mundos celestes o divinos y se hace uno de los electos de Dios, tomando lugar entre los Espíritus puros.

Aún no era la hora de la revelación espírita. Muchos siglos era preciso que pasasen, para llegar los días de hoy, los tiempos predichos de la regeneración, que el Espíritu de la Verdad ahora prepara.

La parábola de las bodas del hijo del rey y de la gran cena del padre de familia se aplicaban a los Judíos y, correlativamente, a los Gentíos, conforme lo comprendían los primeros. Los judíos, como vecinos del Señor, eran los invitados. Los gentiles eran los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos que, buenos y malos, fueron detenidos en las plazas y en las calles de la ciudad, en las carreteras y en las veredas. Se aplican también a vuestra época, en que los que ya debieron haber acudido a la voz de los siervos, que por tantos siglos los llaman, permanecen sordos e indiferentes; y se aplican aún a los que el Espíritu de la Verdad viene a coger en todos los lugares, para reunirlos en un sólo cuerpo, en un sólo pensamiento, para revestirlos, en suma, del uniforme de la pureza, que será en todos idénticos.

Este es ahora el momento, toda la habitación, "sólo uno" se encuentra indigno de permanecer. Esto significa que, en el número de los que responden a la feliz invitación que se hace a ellos, muy pocos, ya no tratar de ser dignos de participar de la fiesta.

Este es ahora el momento en que, en toda la habitación, "sólo uno" será hallado indigno de permanecer ahí. Quiere esto decir que, relativamente al número de los que responderán felices a la invitación que les es hecha, muy pocos dejarán de esforzarse por hacerse dignos de participar del festín.

NOTA DEL EDITOR - Al traducir versos 7, Mateo, y el 21 de Lucas, cada traductor utiliza una palabra diferente: enojado, molesto, indignado, etc. - W



[10] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
133. Los Espíritus que desde el comienzo siguieron el camino del bien ¿tienen necesidad de la encarnación?
- Todos ellos son creados simples e ignorantes, y se instruyen en las luchas y tribulaciones de la vida corporal. Siendo justo, no podía Dios hacer dichosos a algunos sin penas ni trabajos y, por tanto, sin mérito.



[11] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
115 a. ¿Según esto, los Espíritus parecerían ser, en su origen, como los niños, ignorantes y faltos de experiencia, pero que adquieren poco a poco los conocimientos de que carecen, recorriendo las diferentes fases de la vida?
- Sí, justa es la comparación. El niño rebelde permanece ignorante e imperfecto. Adelanta más o menos, según su grado de docilidad. Pero la vida del hombre posee un término, en tanto que la de los Espíritus se extiende hasta lo infinito.
  


[12] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
122. ¿Cómo los Espíritus en su origen, cuando no tienen todavía conciencia de sí mismos, pueden poseer la libertad de escoger entre el bien y el mal? ¿Hay en ellos un principio o tendencia que les lleva más bien en una dirección que en la otra?
- El libre arbitrio se desarrolla conforme el Espíritu va adquiriendo conciencia de sí mismo. No existiría libertad si la elección fuese determinada por una causa independiente de la voluntad del Espíritu. La causa no está en él, sino fuera de él, residiendo en las influencias a que cede en virtud de su voluntad libre. Se trata de la gran alegoría de la caída del hombre y del pecado original: unos cedieron a la tentación, otros resistieron…



[13] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
123. ¿Por qué ha permitido Dios que los Espíritus sigan la senda del mal?
- ¿Cómo os atrevéis a pedir a Dios cuenta de sus actos? ¿Creéis acaso poder penetrar sus designios? No obstante, podéis deciros esto: La sabiduría de Dios está en la libertad que deja a cada cual para escoger, porque a cada uno cabe el mérito que le otorgan sus obras.



[14] El Génesis. Allan Kardec
XV, 66.
66. A los hechos materiales se agregan las consideraciones de orden moral de la mayor importancia.
Si Jesús hubiese sido durante toda su vida un ser fluídico, no habría conocido ningún dolor ni ninguna de las necesidades del cuerpo. Imaginar que ha sido así, es quitarle todo el mérito a la vida de privaciones y sufrimientos que él eligió como ejemplo de resignación. Si todo es él hubiera sido aparente, todos los actos de su vida: el anuncio reiterado de su muerte, la escena dolorosa en el monte de los Olivos, su pedido a Dios para que apartara el cáliz de sus labios, su pasión, su agonía, todo, hasta sus últimas palabras en el momento de ofrendar el espíritu, hubiesen sido vanos simulacros para confundir sobre su verdadera naturaleza y hacer creer en el sacrificio ilusorio de su vida, es decir, sería una farsa indigna de un hombre honesto y simple, y, ¡cuánto más de un ser tan superior! En una palabra, hubiera abusado de la buena fe de sus contemporáneos y de la posteridad. Estas son las deducciones que surgen de tal doctrina y no son admisibles porque lo disminuyen moralmente en lugar de elevarlo.
Jesús tuvo, como todos, un cuerpo carnal y un cuerpo fluídico. Los fenómenos materiales y los fenómenos psíquicos que marcaron su vida así lo prueban.



[15] El Consolador. Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
243.- ¿Todos los Espíritus que pasaron por la Tierra tuvieron las mismas características evolutivas, en lo que se refiere al problema del dolor?
Todas las entidades encarnadas en el orbe terrestre son Espíritus que se rescatan o aprenden en las experiencias humanas, después de las caídas del pasado, con excepción de Jesús - Cristo, fundamento de toda la verdad en este mundo, cuya evolución se verificó en línea recta hacia Dios, y en cuyas manos angélicas reposa el gobierno espiritual del planeta, desde sus inicios.



[16] El Evangelio según el Espiritismo. Allan Kardec
V
9. Tampoco debe creerse que todo sufrimiento en la tierra sea necesariamente indicio de una falta determinada; a menudo son simples pruebas elegidas por el espíritu para acabar su purificación y activar su adelantamiento. Así es que la expiación sirve siempre de prueba, pero la prueba no es siempre una expiación; pruebas o expiaciones son siempre señales de una inferioridad relativa, porque el que es perfecto no tiene necesidad de ser probado. Un espíritu puede, pues, haber adquirido cierto grado de elevación, pero queriendo aún adelantar más, solicita una misión, una tarea que cumplir, por lo que será tanto más recompensado si sale victorioso, cuanto más penosa haya sido la lucha.



[17] El Consolador. Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
246.- ¿Cuál es la diferencia entre prueba y expiación?
La prueba es la lucha que enseña al discípulo rebelde y negligente el camino del trabajo y de la edificación espiritual. La expiación es la pena impuesta al malhechor que comete un crimen.



[18] El Consolador. Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
248.- ¿Cómo se verifica la caída del Espíritu?
Conquistada la conciencia y los valores racionales, todos los Espíritus son investidos de una responsabilidad, dentro de sus posibilidades de acción; sin embargo, son raros los que practican sus legítimos deberes morales, aumentando sus derechos divinos en el patrimonio universal.
Colocada por Dios en el camino de la vida, como discípulo que termina los estudios básicos, el alma no siempre sabe actuar en correlación con los bienes recibidos del Creador, cayendo por el orgullo y la vanidad, por la ambición o por el egoísmo, quebrando la armonía divina por primera vez y penetrando en experiencias penosas, a fin de restablecer el equilibrio de su existencia.



[19] El Consolador: Ver [1]



[20] A Camino de la Luz. Por el espíritu Emmanuel (Francisco Cándido Xavier)
Cap. 3.  Las razas adámicas



[21] Diálogo dos Vivos. Chico Xavier
Tema 23:
Permanecer con Jesús y Kardec
Recuerdo que en uno de los primeros contactos conmigo, Emmanuel me advirtió que quería trabajar conmigo durante mucho tiempo, pero sobre todo, debería buscar las enseñanzas de Jesús y las enseñanzas de Allan Kardec. Y dijo que si un día, Emmanuel, me aconsejara algo que no estaba de acuerdo con las palabras de Jesús y Kardec, que debería permanecer con Jesús y Kardec y tratar de olvidarse de él.



[22] Mira este trabajo en mis textos:



[23] [24] Que es el espiritismo. Allan Kardec
99. Dos medios pueden servir para fijar las ideas. Sobre las cuestiones dudosas, el primero consiste en someter todas las comunicaciones a la comprobación severa de la razón, del sentido común y de la lógica; ésta es una recomendación que hacen todos los buenos Espíritus, y que se guardan bien de hacerla los mentirosos, porque saben perfectamente que ha de perjudicarles un examen serio. Por eso evitan la discusión y quieren ser creídos sin réplica.
El segundo criterio de la verdad es la concordancia de la enseñanza. Cuando el mismo principio es enseñado en muchos puntos por diferentes Espíritus y médiums extraños, los unos a los otros, y que no están bajo las mismas influencias, puede deducirse que es más verdadero que el que emana de un solo origen, y es contradicho por la mayoría. (El Libro de los Médiums, capítulo XXVII: De las contradicciones y mixtificaciones. ─ El Evangelio según el Espiritismo, introducción. Autoridad de la doctrina espiritista.)



[25] El libro de los Espíritus. Allan Kardec
301. Dos Espíritus que simpatizan, ¿se complementan mutuamente, o bien esa simpatía es el resultado de una identidad absoluta?
“La simpatía que atrae a un Espíritu hacia otro resulta de la absoluta concordancia de sus inclinaciones, de sus instintos. Si un Espíritu tuviera que completar a otro, perdería su individualidad.”

302. La identidad necesaria para que se establezca una simpatía absoluta, ¿sólo consiste en la similitud de pensamientos y sentimientos, o también en la uniformidad de los conocimientos adquiridos? 
“En la igualdad de los grados de elevación.”




[26] El Consolador: Ver [1]



CONCLUSIONES
Generalidad y concordancia en la enseñanza, tal es el carácter esencial de la doctrina espírita, la condición misma de su existencia, de donde resulta que todo principio que no haya recibido la consagración del control de la generalidad no puede ser considerado parte integrante de esa misma doctrina, sino una simple opinión aislada cuya responsabilidad el espiritismo no puede asumir.

Esa concordancia colectiva de la opinión de los Espíritus, sometida además al criterio de la lógica, constituye la fuerza de la doctrina espírita y asegura su perpetuidad. Para que ella cambiara, sería necesario que la universalidad de los Espíritus cambiara de opinión, y que ellos acudieran un día para decir lo contrario de lo que dijeron anteriormente. Dado que la doctrina tiene su origen en la enseñanza de los Espíritus, para que desapareciera sería necesario que los Espíritus dejaran de existir. Eso es también lo que hará que el espiritismo prevalezca sobre los sistemas personales, pues estos no poseen raíces en todas partes.
(Transcrito de la introducción de La Génesis de Allan Kardec)


Fuente:
Ensaios da última hora de Sergio Aleixo


AMOR, CARIDAD y TRABAJO