PENSAMIENTOS
El pensamiento es producto del
alma y no secreción del cerebro, como creen ilustrados materialistas. El
pensamiento, uno de los atributos del Espíritu, está constituido de partículas,
derivadas de la materia elemental primitiva o plasma divino, expresándose
también como ondas electromagnéticas que alcanzan velocidades por encima de los
300 mil Km. por segundo (ondas supra luminares(1)).
(1) Del latín
supra, encima; luminar, cada uno de los astros que
despiden luz.
En los fundamentos de la Creación vibra el pensamiento inmensurable del Creador y sobre ese plasma divino vibra el pensamiento mensurable de la criatura, constituyéndose en el vasto océano de fuerza mental en que los poderes del Espíritu se manifiestan.
El pensamiento es, la base viva de todas las realizaciones en el plano físico y extra físico.
El pensamiento se expresa, en los más diversos tipos de onda: desde las oscilaciones cortas, medias y largas, exteriorizadas por la mente humana, hasta los rayos supra-ultra-cortos, propios de los Espíritus puros. Fuerzas vivas y actuantes, ellos tienen velocidad superior a la de la luz y cada criatura funciona como si fuese una estación de televisión ambulante – en verdad, mucho más avanzada – pudiendo emitirlos y recibirlos.
Una vez emitidos, los pensamientos vuelven inevitablemente al propio emisor, de forma a envolver al ser humano en sus propias ondas de creaciones mentales, y, muchas veces, pueden estar aumentados por los productos de otros seres, que con ellos se armonizan.
Estamos ligados en espíritu con todos los encarnados y desencarnados que piensan como pensamos, tanto más estrechamente cuanto más estrecha la distancia entre nosotros y ellos, esto es, cuanto más íntimamente estemos conjugando la atmósfera mental unos de otros, independientemente de los factores espaciales.
En el libro "Derrotero", Emmanuel enseña que “El pensamiento es generador de los infra corpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador de corrientes de bien o apenas, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige”. Comprendemos con eso que el pensamiento actúa en la base de la materia, en el mundo subatómico, influenciando su funcionamiento.
El pensamiento, vertido continuamente desde la mente del espíritu, actúa en la intimidad celular, por medio de los circuitos y sistema circulatorio energético del organismo humano (centros de fuerza, etc.), de forma que autoriza o desautoriza continuamente los movimientos biológicos que la reencarnación presenta.
En la revista espírita de Junio de 1868, Kardec nos enseña que “El pensamiento y la voluntad son para los espíritus lo que la mano es para el hombre. Por el pensamiento, ellos imprimen a los fluidos tal o cual dirección; aglomerándolos, combinándolos o dispersándolos; forman conjuntos teniendo una apariencia, una forma, un color determinado (...) Algunas veces, esas transformaciones son el resultado de una intención; frecuentemente, son el producto de un pensamiento inconsciente; basta al espíritu pensar en una cosa para que esa cosa se produzca...”. El pensamiento, siendo una onda de energía sutil, en asociación con el sentimiento, plasma en la realidad etérea la naturaleza de nuestros intereses y preocupaciones, sentimientos y fijaciones, en la forma de creaciones mentales, formas-pensamientos, parásitos espirituales, conforme la naturaleza de la creación, que habitan en torno a su foco de origen, haciendo que cada individuo esté permanentemente rodeado por la representación de las cosas, objetos, personas, intereses e intenciones que pueblen su campo mental y su vida íntima. Eso ocurre de tal forma que cualquier espíritu menos ofuscado espiritualmente que se aproxime a nosotros, podrá percibir el tenor de nuestras ocupaciones e intereses, por el halo energético psíquico que irradia de cada uno de nosotros. Tal vez por eso Jesús afirmó que “nada hay oculto, que no haya de manifestarse, ni escondido, que no venga a ser conocido y revelado" (Lucas 8:17), visto que no hay forma de ocultar al universo nuestras creaciones mentales y emocionales.
André Luiz, en “En los dominios de la Mediumnidad”, nos afirma que “donde hay pensamiento hay corrientes mentales, y donde hay corrientes mentales existe asociación. Y toda asociación es interdependencia e influenciación recíproca”.
Allan Kardec al hablar sobre los pensamientos en su libro “El evangelio según el espiritismo”, nos dice:
En los fundamentos de la Creación vibra el pensamiento inmensurable del Creador y sobre ese plasma divino vibra el pensamiento mensurable de la criatura, constituyéndose en el vasto océano de fuerza mental en que los poderes del Espíritu se manifiestan.
El pensamiento es, la base viva de todas las realizaciones en el plano físico y extra físico.
El pensamiento se expresa, en los más diversos tipos de onda: desde las oscilaciones cortas, medias y largas, exteriorizadas por la mente humana, hasta los rayos supra-ultra-cortos, propios de los Espíritus puros. Fuerzas vivas y actuantes, ellos tienen velocidad superior a la de la luz y cada criatura funciona como si fuese una estación de televisión ambulante – en verdad, mucho más avanzada – pudiendo emitirlos y recibirlos.
Una vez emitidos, los pensamientos vuelven inevitablemente al propio emisor, de forma a envolver al ser humano en sus propias ondas de creaciones mentales, y, muchas veces, pueden estar aumentados por los productos de otros seres, que con ellos se armonizan.
Estamos ligados en espíritu con todos los encarnados y desencarnados que piensan como pensamos, tanto más estrechamente cuanto más estrecha la distancia entre nosotros y ellos, esto es, cuanto más íntimamente estemos conjugando la atmósfera mental unos de otros, independientemente de los factores espaciales.
En el libro "Derrotero", Emmanuel enseña que “El pensamiento es generador de los infra corpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador de corrientes de bien o apenas, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige”. Comprendemos con eso que el pensamiento actúa en la base de la materia, en el mundo subatómico, influenciando su funcionamiento.
El pensamiento, vertido continuamente desde la mente del espíritu, actúa en la intimidad celular, por medio de los circuitos y sistema circulatorio energético del organismo humano (centros de fuerza, etc.), de forma que autoriza o desautoriza continuamente los movimientos biológicos que la reencarnación presenta.
En la revista espírita de Junio de 1868, Kardec nos enseña que “El pensamiento y la voluntad son para los espíritus lo que la mano es para el hombre. Por el pensamiento, ellos imprimen a los fluidos tal o cual dirección; aglomerándolos, combinándolos o dispersándolos; forman conjuntos teniendo una apariencia, una forma, un color determinado (...) Algunas veces, esas transformaciones son el resultado de una intención; frecuentemente, son el producto de un pensamiento inconsciente; basta al espíritu pensar en una cosa para que esa cosa se produzca...”. El pensamiento, siendo una onda de energía sutil, en asociación con el sentimiento, plasma en la realidad etérea la naturaleza de nuestros intereses y preocupaciones, sentimientos y fijaciones, en la forma de creaciones mentales, formas-pensamientos, parásitos espirituales, conforme la naturaleza de la creación, que habitan en torno a su foco de origen, haciendo que cada individuo esté permanentemente rodeado por la representación de las cosas, objetos, personas, intereses e intenciones que pueblen su campo mental y su vida íntima. Eso ocurre de tal forma que cualquier espíritu menos ofuscado espiritualmente que se aproxime a nosotros, podrá percibir el tenor de nuestras ocupaciones e intereses, por el halo energético psíquico que irradia de cada uno de nosotros. Tal vez por eso Jesús afirmó que “nada hay oculto, que no haya de manifestarse, ni escondido, que no venga a ser conocido y revelado" (Lucas 8:17), visto que no hay forma de ocultar al universo nuestras creaciones mentales y emocionales.
André Luiz, en “En los dominios de la Mediumnidad”, nos afirma que “donde hay pensamiento hay corrientes mentales, y donde hay corrientes mentales existe asociación. Y toda asociación es interdependencia e influenciación recíproca”.
Allan Kardec al hablar sobre los pensamientos en su libro “El evangelio según el espiritismo”, nos dice:
La
verdadera pureza no está sólo en los actos, también está en el pensamiento,
porque el que tiene el corazón puro, tampoco piensa en el mal; esto es lo que
quiso decir Jesús. Condena el pecado hasta de pensamiento porque es una señal
de impureza.
Ese principio, naturalmente nos conduce a esta cuestión: "¿Sufre uno las consecuencias de un mal pensamiento que no se ha ejecutado?" .
Debemos hacer una distinción importante. A medida que el alma, que está en el camino del mal, adelanta en la vida espiritual, se instruye y se despoja poco a poco de sus imperfecciones, según su mayor o menor voluntad, en virtud de su libre albedrío.
Todo mal pensamiento, es, pues, resultado de la imperfección del alma, pero según el deseo que ha concebido de purificarse, ese mal pensamiento viene a ser aún para ella una ocasión de adelantamiento, porque lo rechaza con energía; ese indicio de una mancha que se esfuerza en borrar, si se presenta la ocasión de satisfacer un mal deseo, no cederá, y después que haya resistido, se sentirá más fuerte y alegre por su victoria.
La que, por el contrario, no ha tenido buenas resoluciones, busca la ocasión, y si no llega a cumplir el acto malo, no es por voluntad, sino porque le ha faltado ocasión, y de este modo, es tan culpable como si lo cometiera.
En resumen: en la persona que ni siquiera concibe el pensamiento del mal, el progreso se ha cumplido; en la que tiene este pensamiento, pero que lo rechaza, el progreso está en camino de cumplirse; en aquella, en fin, que tiene ese pensamiento y se complace en el mal, está en todo su vigor; en la una está hecho el trabajo, en la otra está por hacer; Dios, que es justo, toma en cuenta todos esos matices en la responsabilidad de los actos y de los pensamientos del hombre.
Ese principio, naturalmente nos conduce a esta cuestión: "¿Sufre uno las consecuencias de un mal pensamiento que no se ha ejecutado?" .
Debemos hacer una distinción importante. A medida que el alma, que está en el camino del mal, adelanta en la vida espiritual, se instruye y se despoja poco a poco de sus imperfecciones, según su mayor o menor voluntad, en virtud de su libre albedrío.
Todo mal pensamiento, es, pues, resultado de la imperfección del alma, pero según el deseo que ha concebido de purificarse, ese mal pensamiento viene a ser aún para ella una ocasión de adelantamiento, porque lo rechaza con energía; ese indicio de una mancha que se esfuerza en borrar, si se presenta la ocasión de satisfacer un mal deseo, no cederá, y después que haya resistido, se sentirá más fuerte y alegre por su victoria.
La que, por el contrario, no ha tenido buenas resoluciones, busca la ocasión, y si no llega a cumplir el acto malo, no es por voluntad, sino porque le ha faltado ocasión, y de este modo, es tan culpable como si lo cometiera.
En resumen: en la persona que ni siquiera concibe el pensamiento del mal, el progreso se ha cumplido; en la que tiene este pensamiento, pero que lo rechaza, el progreso está en camino de cumplirse; en aquella, en fin, que tiene ese pensamiento y se complace en el mal, está en todo su vigor; en la una está hecho el trabajo, en la otra está por hacer; Dios, que es justo, toma en cuenta todos esos matices en la responsabilidad de los actos y de los pensamientos del hombre.
REFLEXIÓN:
Los malos pensamientos nos
producen malos sentimientos, y estos a su vez son capaces de generar males
físicos. Así como el alejamiento de los buenos espíritus, incluso de nuestro
protector. Sin embargo, los buenos pensamientos producen el efecto contrario.
Esforcémonos, poco a poco, en ir rechazando enérgicamente cualquier mal pensamiento y por ende los sentimientos derivados. Para ello y por ejemplo, podemos ponernos un recordatorio donde pasemos más tiempo.
Aprendamos a manipular positivamente los propios pensamientos y sentimientos, organizándolos e impidiendo que las emociones dominen nuestra razón.
Practiquemos la vía inversa de los pensamientos y sentimientos negativos, que son fruto del sufrimiento o los que lo generan, ejercitando los positivos, derivados del amor.
Perseverando en esto, crearemos un hábito, el cual hará que llegado el momento no tengamos que esforzarnos en recordar que tenemos que rechazar cualquier mal pensamiento, además iremos logrando que nos vengan menos pensamientos impuros, mejorando nuestros sentimientos. En definitiva iremos mejorando física, moral y espiritualmente, así como la relación con nuestro protector o guía espiritual.
El amor, lejos de ser sólo un símbolo religioso, se convierte en una verdad científica a la luz de la Ciencia espírita, presentándose como el camino más fácil corto y el menos complicado para la paz y la felicidad, construcción del reino de Dios en nosotros. Dijo Jesús: “Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y oprimidos que os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma. Porque mi yugo es suave, y mi fardo es ligero”. (Mateo 11 28-30). Pensar amorosamente, conectado a la compasión y a la ternura divina, manifestaciones de la misericordia del señor, es el camino para la vitalización del alma y la conexión con el bien, constructores de salud física y espiritual. Concluimos con Emmanuel, que con su sabiduría afirma, por la psicografía de Chico Xavier, en “Pensamiento y vida”: “Nuestro pensamiento crea la vida que buscamos, a través del reflejo de nosotros mismos, hasta que nos identifiquemos, un día, en el curso de los milenios, con la Sabiduría Infinita y con el Infinito Amor, que constituyen el pensamiento y la Vida de Nuestro Padre.”
En fin, todo esto se logra a base de perseverar con mucho AMOR, CARIDAD y TRABAJO.
(Ver tema relacionado: Influencias espirituales)
Bibliografía:
“El alma de la Materia” de Marlene NobreEsforcémonos, poco a poco, en ir rechazando enérgicamente cualquier mal pensamiento y por ende los sentimientos derivados. Para ello y por ejemplo, podemos ponernos un recordatorio donde pasemos más tiempo.
Aprendamos a manipular positivamente los propios pensamientos y sentimientos, organizándolos e impidiendo que las emociones dominen nuestra razón.
Practiquemos la vía inversa de los pensamientos y sentimientos negativos, que son fruto del sufrimiento o los que lo generan, ejercitando los positivos, derivados del amor.
Perseverando en esto, crearemos un hábito, el cual hará que llegado el momento no tengamos que esforzarnos en recordar que tenemos que rechazar cualquier mal pensamiento, además iremos logrando que nos vengan menos pensamientos impuros, mejorando nuestros sentimientos. En definitiva iremos mejorando física, moral y espiritualmente, así como la relación con nuestro protector o guía espiritual.
El amor, lejos de ser sólo un símbolo religioso, se convierte en una verdad científica a la luz de la Ciencia espírita, presentándose como el camino más fácil corto y el menos complicado para la paz y la felicidad, construcción del reino de Dios en nosotros. Dijo Jesús: “Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y oprimidos que os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma. Porque mi yugo es suave, y mi fardo es ligero”. (Mateo 11 28-30). Pensar amorosamente, conectado a la compasión y a la ternura divina, manifestaciones de la misericordia del señor, es el camino para la vitalización del alma y la conexión con el bien, constructores de salud física y espiritual. Concluimos con Emmanuel, que con su sabiduría afirma, por la psicografía de Chico Xavier, en “Pensamiento y vida”: “Nuestro pensamiento crea la vida que buscamos, a través del reflejo de nosotros mismos, hasta que nos identifiquemos, un día, en el curso de los milenios, con la Sabiduría Infinita y con el Infinito Amor, que constituyen el pensamiento y la Vida de Nuestro Padre.”
En fin, todo esto se logra a base de perseverar con mucho AMOR, CARIDAD y TRABAJO.
(Ver tema relacionado: Influencias espirituales)
Bibliografía:
“El evangelio según el espiritismo” de Allan Kardec
“El Libro de los Espíritus” de Allan Kardec
“Manipulaciones Genéticas”
Andrei Moreira
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