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Irradiación





Irradiación:

 

Irradiación, radiación o vibración es la emisión de rayos de energía (vital y mental) que se desplazan en ondas electromagnéticas a través del fluido universal, dirigidos por el pensamiento (mente), impulsados por la voluntad e impregnados por el sentimiento (corazón).



(Del libro titulado: “Pases y Radiaciones” de Edgard Armond)
Todos los Espíritus, encarnados o desencarnados, poseen la facultad de emitir y proyectar irradiaciones a cualquier distancia, por mayores que sean; entre los desencarnados, como es obvio, tal facultad es ejercida libremente y en sentido amplio, por ausencia de la traba natural, que es el cuerpo físico.


Tales proyecciones, como también ocurre con los pensamientos, son tan rápidas que ultrapasan la velocidad de la luz y esa condición es lo que hace suponer que los Espíritus posean el don de la ubicuidad, o sea, estar al mismo tiempo, en dos lugares diferentes, cosa que, en realidad, jamás ocurre.


Las irradiaciones pueden ser mentales y fluídicas.




1) IRRADIACIONES MENTALES
La irradiación mental es un proceso intelectual mediante el cual se emite y se proyecta a determinado punto pensamientos concordantes con el motivo que determinó la proyección.


Un individuo colocado en A mentalmente visualiza a otro individuo colocado en B y sobre él proyecta, por ejemplo, pensamientos de fuerza, coraje y confianza.


El individuo elegido, colocado en B, aun no poseyendo la sensibilidad necesaria para sentir las irradiaciones que le están siendo enviadas, las recibe en su mente y se beneficia de los efectos correspondientes.


Si estaba debilitado, sin coraje, desanimado, se siente ahora estimulado, dotado de nueva energía y confianza.


Esta irradiación como se ve, en el fondo no pasa de ser una transmisión telepática y el proceso se realiza de mente para mente, una funcionando como emisora, la otra como receptora.




2) IRRADIACIONES FLUÍDICAS
La irradiación fluídica es una acción de orden mística, que consiste en emitir, por el corazón, vibraciones amorosas destinadas, normalmente a beneficiar necesitados.


En una se emiten pensamientos y en la otra, sentimientos, cosas cualitativamente bastante diferentes.


Un individuo en A, se halla enfermo, perturbado y pide auxilio.


El operador en B se concentra, formula una oración, mentalmente mira al necesitado en A, establece en su propio íntimo el deseo sincero de auxiliarlo, y enseguida, deja que de su corazón fluyan las ondulaciones vibratorias de reconforto.




3) CORAZÓN Y MENTE
Si se trata de molestias, esas ondulaciones serán fluidos de equilibrio, vida y salud, si se trata de perturbaciones psíquicas, esos fluidos serán luz y pureza, capaces de destruir las vibraciones pesadas, provenientes de obsesores; si se trata, en fin, de depresión física o moral, esos fluidos serán fuerza y optimismo, capaces de restablecer la tonalidad vital del necesitado.


En todos los casos, el corazón actúa como una emisora de ondas, cuya potencia fundamental es el sentimiento amoroso, el deseo sincero de servir, auxiliar, socorrer.


En los casos de irradiaciones mentales, la eficiencia depende del poder de la voluntad del emisor, de su capacidad de proyectar ondas telepáticas más o menos poderosas; pero, en los casos de irradiaciones fluídicas, la fuerza está en el sentimiento, en la capacidad del emisor de sentir la necesidad del prójimo, en el deseo ardiente de beneficiarlo y en la capacidad de producir en sí mismo y, enseguida, proyectar al punto elegido ondas de luz, de vida y de amor.


En las sesiones de cura, por medio de irradiaciones a distancia, el proceso es siempre aumentado, crecido, por la fuerza de las vibraciones en conjunto y por la formación de una poderosa corriente emisora de base.


Los participantes deben llegar antes del comienzo de la preparación, conservándose en silencio, en sus lugares, en meditación, preparándose para el trabajo.


Cada uno de esos orientadores recibe la lista de los hermanos a ser beneficiados y sus respectivas direcciones, los cuales son atendidos individualmente.






REFLEXIÓN PERSONAL:
Sobre la forma de irradiar.


Considero que cada orientador ha de hacer una petición inicial conforme le dicte el corazón para los hermanos necesitados que va a nombrar y según el tipo de ayuda que necesiten. Y otra al finalizar, para tratar de mentalizarlos a fin de que se sientan reconfortados.


Personalmente comprendo que es natural que no todos necesitemos de la misma técnica a la hora de aplicar la irradiación individualizada a cada hermano necesitado que se nombre, por lo que hemos de aplicarla mental e individualmente en el espacio en qué quedamos en silencio después de nombrar al hermano necesitado de ayuda. La forma puede variar de uno a otro pero el fondo ha de ser la misma.


Por lo tanto y teniendo en cuenta la definición de irradiación dada al principio, personalmente entiendo que el verdadero trabajo de irradiación, no es tanto lo que diga de palabra el hermano que dirige o el hermano que hace la petición, si no, lo que hacemos todos juntos y entre los dos planos. Una vez nombrado al hermano por el que se pide ayuda, al guardar silencio, es cuando todos unidos debemos emitir la energía vital y mental, dirigida por el pensamiento, impulsada por la voluntad e impregnada por el sentimiento desde el corazón. Además, para que sea efectiva, el hermano que recibe la ayuda ha de estar receptivo. 

Esto no quita para que el orientador que esté leyendo las fichas en ese momento, al nombrar algún familiar o conocido, o no conocido, y sienta desde el corazón que debe hacer una petición especial, que lo haga.


La duración del tiempo que podríamos dejar para guardar silencio, una vez leída la ficha del hermano necesitado de ayuda, a fin de realizar el verdadero trabajo de irradiación, podría ser por ejemplo, el equivalente al proceso que mentalmente podríamos utilizar para hacer un pase con detención en la zona más afectada.

Resumiendo, basta apenas unas pequeñas palabras y referencias para después guardar silencio y realizar la actividad de irradiación.

Para que la irradiación sea eficaz, la persona que va a ser ayudada debe estar receptiva (favorable al recibimiento de la ayuda para mejor absorber el recurso espiritual). Además de eso, es fundamental estar dispuesta a mejorar espiritualmente. La ayuda de la irradiación es pasajera y tales recursos tienden a fijarse y a crecer, cuando el individuo pase a tener una vida moralmente equilibrada.


Comentar también, la necesidad de procurar estar reunidos todos en silencio, desde unos quince minutos antes de comenzar el trabajo de irradiación, a fin de poder realizar el trabajo de armonización previa junto con nuestros hermanos de la espiritualidad que nos asisten.


AMOR, CARIDAD y TRABAJO

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Oración espírita







ORACIÓN ESPÍRITA






Personalmente y de una forma sintetizada es como una reunión sincera con un buen Padre y/o con unos buenos Amigos, a la que hay que tratar de ir con el corazón desprovisto de todo resentimiento hacia cualquiera de nuestros hermanos, sean encarnados o desencarnados. Para esto hemos de hacer previamente un análisis del día y desde el corazón pedir perdón sinceramente por las posibles faltas de amor hacia nuestros hermanos. A continuación exponer nuestro agradecimiento y súplicas. Todo ello a fin de tratar de avanzar en nuestra reforma interior y por consiguiente en nuestro progreso espiritual.

A continuación transcribo lo que nos dicen nuestros hermanos de la espiritualidad al respecto en el libro titulado "El Evangelio según el Espiritismo" de Allan Kardec, capítulo XXII titulado "Pedid y se os dará":

CUALIDADES DE LA ORACIÓN:
Las cualidades de la oración están claramente definidas por Jesús; cuando oremos dice Él, no nos pongamos en evidencia; oremos en secreto y no nos enfaticemos rogando mucho, porque no será por la multitud de palabras que seremos escuchados, sino por nuestra sinceridad.

Antes de orar, si tenemos alguna cosa contra alguien, perdonémosla, porque la oración no podría ser agradable a Dios si no sale de un corazón purificado de todo sentimiento contrario a la caridad; en fin, oremos con humildad.

Examinemos nuestros defectos y no nuestras cualidades, y si nos comparamos con otros, busquemos lo que hay de malo en nosotros.


EFICACIA DE LA ORACIÓN:

Hay leyes naturales e inmutables que Dios no puede derogar a capricho de cada uno; pero de esto a creer que todas las circunstancias de la vida están sometidas a la fatalidad, es grande la distancia. Si fuese así, el hombre sólo sería un instrumento pasivo, sin libre albedrío y sin iniciativa.

Dios puede acceder a ciertas súplicas sin derogar la inmutabilidad de las leyes que rigen el conjunto, quedando siempre su acción subordinada a su voluntad.

Sería ilógico deducir de esta máxima: “Todas las cosas que pidiereis orando, creed que las recibiréis”, que basta pedir para obtener y sería injusto acusar a la Providencia porque no concede todo pedido que le es hecho, pues ella sabe, mejor que nosotros, lo que es para nuestro bien. Hace lo mismo que un padre prudente que rehúsa a su hijo las cosas contrarias al interés de éste. Generalmente el hombre sólo ve el presente; más si el sufrimiento es útil para su futura felicidad, Dios le dejará que sufra, como el cirujano deja sufrir al enfermo en la operación que debe conducirle a la curación.

Lo que Dios le concederá, si se dirige a Él con confianza, es valor, paciencia y resignación. También le concederá los medios para que él mismo salga del conflicto, con ayuda de las ideas que le sugiere por medio de los buenos Espíritus, dejándoles de este modo todo el mérito; Dios asiste a los que se ayudan a sí mismos, según esta máxima: “Ayúdate y el cielo te ayudará”, y no a aquellos que todo esperan de un socorro extraño, sin hacer uso de sus propias facultades.


ACCIÓN DE LA ORACIÓN.

TRANSMISIÓN DEL PENSAMIENTO:

La oración es una invocación. Puede tener por objeto hacer un pedido, dar gracias o glorificar. Se puede orar para sí mismo, para otro, para los encarnados y para los desencarnados. Las oraciones dirigidas a Dios son oídas por los espíritus encargados de la ejecución de su voluntad, y las que se dirigen a los buenos espíritus son transmitidas a Dios. 

El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmisión del pensamiento, ya sea cuando el ser a quien se ruega venga a nuestro llamamiento, o cuando nuestro pensamiento llega a él. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es necesario imaginarse que todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos en el fluido universal que ocupa el espacio, como aquí en este mundo lo estamos en la atmósfera. Ese fluido recibe el impulso de la voluntad; es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscriptas, mientras que las del fluido universal se extienden al infinito.


Luego, cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en la Tierra o en el espacio, de encarnado a desencarnado, o de desencarnado a encarnado, se establece una corriente fluídica entre los dos, la cual trasmite el pensamiento como el aire trasmite el sonido.


La energía de la corriente está en razón del vigor del pensamiento y de la voluntad. Por eso, la oración es oída por los Espíritus, en cualquier lugar que se encuentren, como los Espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados.


Por la oración, el hombre llama el concurso de los buenos Espíritus, que vienen a sostenerle en sus buenas resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos; adquiere de esta forma, la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades y volver a entrar en el camino recto si se apartó de él, así como también puede desviar de sí los males que se atrae con sus propias faltas.


El poder de la oración está en el pensamiento; no se concreta a las palabras, ni al lugar, ni al momento que se hace. Se puede, pues, orar en todas partes y a todas horas, estando solo o acompañado. La influencia del lugar o del tiempo está en relación de las circunstancias que pueden favorecer el recogimiento. La oración en común, tiene una acción más poderosa, cuando todos aquellos que oran se asocian de corazón a un mismo pensamiento y tienen un mismo objeto, porque es como si muchos levantasen la voz junta y unísona; pero, ¡qué importaría estar reunidos en gran número, si cada uno obrase aisladamente y por su propia cuenta personal! Cien personas reunidas pueden orar como egoístas, mientras que dos o tres, unidas en común aspiración, orarán como verdaderos hermanos en Dios y su oración tendrá más fuerza que la de los otras cien.



REFLEXIÓN:

Sobre nuestros sentimientos faltos de caridad hacia nuestros hermanos.

Supongamos un caso sencillo de orar:


Un matrimonio se dispone  por la noche previa oración a practicar el Evangelio en el Hogar a través de la lectura e interpretación de "El Evangelio según el Espiritismo".


Dicho matrimonio durante la mañana ha tenido una discusión y se encuentran con sentimientos encontrados.


¿Con que sentimientos van hacer tanto la oración previa como el Evangelio en el Hogar?


¿No sería mejor antes de empezar pedirse perdón y darse un abrazo?


Y como nos dicen, antes de orar si tuviéramos algo contra algún hermano, perdonémosle desde el corazón.



AMOR, CARIDAD y TRABAJO











¿Perfección espiritual?







¿PERFECCIÓN ESPIRITUAL?

La plenitud absoluta de la perfección en la vida espiritual, no está a nuestro alcance, porque Dios es el señor soberano, y nadie puede igualársele. 


Desde el punto de vista material y según la Real Academia Española de la lengua:
-Perfección: Cualidad de perfecto. 
-Perfecto: Que posee el grado máximo de una determinada cualidad.
-Puro: Libre y exento de imperfecciones morales.



De “El evangelio según el espiritismo” de Allan Kardec:
“Sed vosotros, pues, perfectos, como es perfecto vuestro Padre, que está en los cielos” (Mateo, 5:48).

Puesto que Dios posee la perfección infinita en todas las cosas, esta máxima:

"Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto", tomada literalmente supondría la posibilidad de alcanzar la perfección absoluta. Si le fuese posible al hombre ser también perfecto como el Creador, sería igual a Él, lo que es inadmisible. Pero los hombres a quienes se dirigía Jesús no hubieran comprendido esta diferencia, y por eso se limita a presentarles un modelo y les dice que se esfuercen en conseguirlo.

Es, pues, preciso entender por estas palabras la perfección relativa de la que la Humanidad es susceptible y que más la aproxima a la Divinidad. ¿En qué consiste esta perfección? Jesús lo dijo: "Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, rogad por los que os persiguen y calumnian". Él enseña con esto que la esencia de la perfección es la caridad en su más alta acepción, porque abraza la práctica de todas las demás virtudes.

En efecto, si se observan los resultados de todos los vicios y aun los simples efectos, se reconocerá que no hay uno siquiera que no altere más o menos el sentimiento de la caridad, porque todos tienen su principio en el egoísmo y en el orgullo, que son su negación, porque todo aquello que excita el sentimiento de la personalidad, destruye, o al menos debilita, los elementos de la verdadera caridad, que son la benevolencia, la indulgencia, la abnegación, y el afecto.


De “El libro de los médiums” de Allan Kardec:
¿Cuál es el médium que podríamos llamar perfecto?

"¡Perfecto! ¡Ah! vosotros sabéis que la perfección no está sobre la Tierra; de otro modo no estaríais en ella; di, pues, médium bueno, y esto será ya mucho, porque son raros. El médium perfecto seria aquel a quien los malos Espíritus no se hubieran 'atrevido' jamás a hacer una tentativa para engañarle; el mejor es aquel que, no simpatizando, sino con buenos Espíritus, ha sido engañado menos veces."


De “El libro de los Espíritus” de Allan Kardec:
192. ¿Se puede desde esta vida, observando una conducta perfecta franquear todos los grados y llegar a ser espíritu puro, sin pasar por otros intermediarios? 

«No; porque lo que el hombre cree perfecto está muy lejos de la perfección, y hay cualidades que le son desconocidas y no puede comprender. Puede ser tan perfecto como lo permita su naturaleza terrestre; pero ésta no es la perfección absoluta. Así como el niño, por mucha que sea su precocidad, ha de pasar por la juventud antes de llegar a la madurez, así también el enfermo pasa por la convalecencia antes de recobrar toda la salud. Y además, el espíritu ha de progresar en ciencia y moralidad, y si sólo en un sentido ha progresado, es preciso que progrese en el otro para llegar a lo alto de la escala. Pero mientras más adelanta el hombre en la vida presente, menos largas y penosas son las pruebas siguientes».


REFLEXIÓN:
Personalmente y por lo manifestado por nuestros hermanos elevados de la espiritualidad, cuando dicen claramente que la perfección espiritual no está sobre este planeta Tierra y que la plenitud de la perfección  solo es atribuible a Dios, no usaría la expresión perfección para nuestras reflexiones o planteamientos, si no los vocablos Puros, Buenos e Imperfectos, según la Codificación dada a Allan Kardec en 1857 para clasificar a los Espíritus.


Para tener noción de la citada clasificación de los espíritus, pulsar en el siguiente enlace:
EscalaEspírita.


AMOR, CARIDAD y TRABAJO 


Escala espírita




ESCALA ESPÍRITA





La Codificación dada por los hermanos elevados de la espiritualidad según el Libro de los Espíritus a Allan Kardec en 1857, clasifica a los espíritus como Puros, Buenos e Imperfectos o Impuros.

A continuación veamos los diferentes Grados según el siguiente resumen:




100. Observaciones preliminares. La clasificación de los espíritus está basada en su grado de progreso, en las cualidades que han adquirido y en las imperfecciones de que han de despojarse aún. Esta clasificación, además, no es absoluta; cada categoría no ofrece en su conjunto más que un carácter saliente; pero la transición es insensible de un grado a otro, y en los límites desaparece el matiz como en los reinos de la naturaleza, en los colores del arco iris y también como en los diferentes períodos de la vida del hombre. Se puede, pues, formar un número mayor o menor de clases, según el aspecto que se elija para considerar esta cuestión.

Los espíritus admiten generalmente tres categorías principales o tres grandes divisiones.

En la última que está al principio de la escala, vienen comprendidos los espíritus imperfectos, caracterizados por el predominio de la materia sobre el espíritu y la propensión al mal. Los de la segunda están caracterizados por el predominio del espíritu sobre la materia y por el deseo del bien, y comprende los espíritus buenos. La primera, en fin, comprende los espíritus puros, que han alcanzado el grado máximo de perfección (posible como espíritu).


Tercer orden. Espíritus imperfectos
101. Caracteres generales. Predominio de la materia sobre el espíritu, propensión al mal, ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las malas pasiones que de él derivan.

Tienen intuición de Dios; pero no lo comprenden.

Todos no son esencialmente malos, y en algunos abunda más la ligereza, la inconsecuencia y la malicia que la verdadera perversidad. Unos no hacen bien ni mal; pero por lo mismo que no practican el bien, demuestran su inferioridad. Otros, por el contrario, se complacen en el mal, y están satisfechos cuando hallan ocasión de hacerlo.

Pueden reunir la inteligencia a la perversidad y a la malicia; pero, cualquiera que sea su desarrollo intelectual, sus ideas son poco elevadas y sus sentimientos más o menos abyectos.

Sus conocimientos sobre las cosas del mundo espiritista son limitados, y lo poco que de ellas saben lo confunden con las ideas y preocupaciones de la vida corporal, no pudiendo darnos sobre el particular más que nociones falsas e incompletas; pero el observador atento encuentra con frecuencia en sus comunicaciones, aunque imperfectas, confirmadas las grandes verdades que nos enseñan los espíritus superiores.

Su carácter se revela en su lenguaje, y todo espíritu que deje escapar en sus comunicaciones un pensamiento malo, puede ser incluido en el tercer orden, y por lo tanto, todo pensamiento malo que se nos sugiera, procede de un espíritu de este orden.

Semejantes espíritus ven la dicha de los buenos, siéndoles este espectáculo un tormento incesante, puesto que experimentan todas las angustias que pueden producir la envidia y los celos.

Conservan el recuerdo y la percepción de los sufrimientos de la vida corporal, impresión que es a menudo más penosa que la realidad. Sufren, pues, verdaderamente no sólo por los males que han experimentado, sino que también por los que han ocasionado a otros, y como sufren por largo tiempo, creen que sufrirán siempre, permitiendo Dios, para castigarlos, que conserven esa creencia.

Puede dividírseles en cinco clases principales.


102. Décima clase. ESPÍRITUS IMPUROS. Son propensos al mal y lo hacen objeto de sus maquinaciones. Como espíritus dan consejos pérfidos; promueven la discordia y la desconfianza, y, para engañar mejor, toman todas las apariencias. Se apoderan de los caracteres bastante débiles para seguir sus excitaciones, a fin de arrastrarles a su perdición, y están satisfechos cuando consiguen retardar su progreso, haciéndoles sucumbir en las pruebas que sufren.

En las manifestaciones se les conoce por su lenguaje, pues la trivialidad y la bajeza de las expresiones, así en los espíritus como en los hombres, son siempre indicio de inferioridad moral, si no intelectual. Sus comunicaciones descubren la bajeza de sus inclinaciones, y si intentan desorientar hablando sensatamente, no pueden sostener el ardid por mucho tiempo y concluyen por poner en claro su origen.

Ciertos pueblos los han considerado como divinidades maléficas, y otros los designan con los nombres de demonios genios malos y espíritus del mal.

Los seres vivientes a quienes animan, durante la encarnación, son dados a todos los vicios que engendran las pasiones viles y degradantes, tales como: el sensualismo, la crueldad, la maulería, la hipocresía, la codicia y la sórdida avaricia. Hacen el mal por el placer de hacerlo, sin motivo la mayor parte de las veces, y por aversión al bien escogen casi siempre sus víctimas entre las personas honradas. Cualquiera que sea el lugar social que ocupen, son azote de la humanidad, y el barniz de la civilización no los libra del oprobio y de la ignominia.


103. Novena clase. ESPÍRITUS LIGEROS. Son ignorantes, malignos, inconsecuentes y burlones, y en todo se entrometen, y responden a todo sin cuidarse de la verdad. Se complacen en ocasionar pequeños pesares y alegrías, en chismear, en inducir maliciosamente en error por medio de engaños y en hacer travesurillas. A esta clase pertenecen los espíritus llamados vulgarmente duendes, trasgos, gnomos y diablillos, todos los cuales dependen de los espíritus superiores, que frecuentemente les ocupan, como nosotros a nuestros criados.

En las comunicaciones con los hombres, su lenguaje es a veces Ingenioso, y chistoso, pero casi siempre superficial, y aprovechan las extravagancias y las ridiculeces que exponen en frases mordaces y satíricas. Cuando usurpan algún nombre, lo hacen más por malicia que por perversidad.


104. Octava clase. ESPÍRITUS DE FALSA INSTRUCCIÓN. (Falsos sabios.) Tienen conocimientos bastantes vastos; pero creen saber más de lo que realmente saben. Habiendo progresado algo en diversos sentidos, su lenguaje tiene cierto carácter grave que puede engañar acerca de su capacidad y ciencia; pero no pasa de ser, con frecuencia, reflejo de las preocupaciones y de las ideas sistemáticas de la vida terrestre, una mezcla de verdades y errores absurdos, a cuyo través se descubren la presunción, el orgullo, los celos y la terquedad de que no han podido emanciparse.


105. Séptima clase. ESPÍRITUS NEUTROS. No son ni bastante buenos para practicar el bien, ni bastante malos para hacer el mal; se inclinan igualmente al uno y al otro, y no se sobreponen a la condición vulgar de la humanidad, ni moral ni intelectualmente. Tienen apego a las cosas de este mundo, cuyas alegrías groseras echan de menos.


106. Sexta clase. ESPÍRITUS GOLPEADORES Y PERTURBADORES. Propiamente hablando, no forman una clase distinta, si se toman en consideración sus cualidades personales, y pueden pertenecer a todas las clases del tercer orden. A menudo anuncian su presencia por efectos sensibles y físicos, como golpes, movimiento y desarreglo anormal de los cuerpos sólidos, agitación del aire, etc. Parece que están más apegados a la materia que los otros y que son los principales agentes de las vicisitudes de los elementos del globo, ya obren en el aire, en el agua, en el fuego, ya en los cuerpos duros, ya en las entrañas de la tierra. Cuando estos fenómenos tienen un carácter intencional e inteligente, se conoce que no son debidos a una causa fortuita y física. Todos los espíritus pueden producirlos; pero los elevados los confían por punto general a los espíritus subalternos, más aptos para las cosas materiales que para las inteligentes, y cuando los primeros creen oportunas las manifestaciones de este género, se sirven de los segundos como de auxiliares.



Segundo orden. Espíritus buenos
107. Caracteres generales. Predominio del espíritu sobre la materia y deseo de hacer bien. Sus cualidades y poder para practicarlo están en proporción del grado a que han llegado poseyendo unos la ciencia, otros la prudencia y la bondad, y reuniendo los más adelantados el saber y las cualidades morales. No estando aún completamente desmaterializados, conservan más o menos, según su jerarquía, los vestigios de la existencia corporal, ora en la forma del lenguaje, ora en sus costumbres, en las que se llega a descubrir algunas de sus manías, y a no ser así, serían espíritus perfectos.

Comprenden a Dios y el infinito, y gozan ya de la felicidad de los buenos; son dichosos cuando hacen el bien e impiden el mal, y el amor que los une es para ellos origen de una dicha inefable no alterada por la envidia, por los remordimientos ni por ninguna de las malas pasiones, que atormentan a los espíritus imperfectos; pero todos han de sufrir pruebas hasta que alcancen la perfección absoluta.

Como espíritus, suscitan buenos pensamientos, alejan a los hombres del camino del mal, protegen, durante la vida, a los que se hacen merecedores de protección y neutralizan la influencia de los espíritus imperfectos en aquellos individuos que no se complacen en tolerarla.

Las personas en quienes se encarnan son buenas y benévolas para con sus semejantes no ceden al orgullo, al egoísmo y a la ambición, y no sienten odio, rencor, envidia ni celos, practicando el bien, porque es el bien.

A este orden pertenecen los espíritus conocidos en las creencias vulgares con los nombres de genios buenos, genios protectores y espíritus del bien; En tiempo de superstición y de ignorancia se les ha elevado a la categoría de divinidades bienhechoras.

Se les puede dividir en cuatro grupos principales.


108. Quinta clase. ESPÍRITUS BENÉVOLOS. Su cualidad dominante es la bondad; se complacen en prestar servicios a los hombres y protegerlos; pero su saber es limitado, pues han progresado más moral que intelectualmente.


109. Cuarta clase. ESPÍRITUS SABIOS. Lo que principalmente los distingue es la extensión de sus conocimientos. Se ocupan menos de las cuestiones morales que de las científicas, para las cuales tienen más aptitud, pero sólo consideran la ciencia utilitariamente, y no obedecen, al hacerlo, a ninguna de las pasiones propias de los espíritus imperfectos.


110. Tercera clase. ESPÍRITUS PRUDENTES. Las más elevadas cualidades morales son su carácter distintivo. Sin que sus conocimientos sean limitados, están dotados de aquella capacidad que proporciona un juicio recto de los hombres y de las cosas.


111. Segunda clase. ESPÍRITUS SUPERIORES. Reúnen la ciencia, la prudencia y la bondad. Su lenguaje, que sólo benevolencia respira, es constantemente digno, elevado y a menudo sublime. Su superioridad los hace más aptos que los otros para darnos las nociones más exactas acerca de las cosas del mundo incorporal, dentro de los límites de aquello que es lícito saber al hombre. Se comunican voluntariamente con los que de buena fe buscan la verdad y cuya alma está bastante emancipada de los lazos terrestres para comprenderla; pero se separan de los que sólo obran por curiosidad, o a quienes la influencia de la materia distrae de la práctica del bien.

Cuando, por excepción, se encarnan en la tierra, es para realizar una misión de progreso y nos ofrecen el tipo de perfección, a que puede aspirar la humanidad en este mundo.



Primer orden. Espíritus puros
112. Caracteres generales. Influencia de la materia, nula; superioridad intelectual y moral, absoluta con respecto a los espíritus de los otros órdenes.


113. Primera y única clase. Han recorrido todos los grados de la escala y se han despojado de todas las impurezas de la materia. Habiendo alcanzado la suma de perfección de que es susceptible la criatura, no han de sufrir pruebas ni expiaciones, y no estando obligados a la reencarnación en cuerpos perecederos viven la vida eterna en el seno de Dios.

Gozan de una dicha inalterable, porque no sienten las necesidades ni están expuestos a las vicisitudes de la vida material; pero aquella dicha no consiste en la ociosidad monótona de una contemplación perpetua. Son mensajeros y ministros de Dios, cuyas órdenes, acerca de la conservación de la armonía universal, ejecutan; mandan a todos los espíritus que les son inferiores, les ayudan a perfeccionarse y les señalan su misión. Para ellos, es ocupación agradable la de asistir a los hombres en sus apuros y excitarlos al bien o a la expiación de las faltas que les alejan de la felicidad suprema. Se les designa a veces con los nombres de ángeles, arcángeles o serafines.

Los hombres pueden comunicarse con ellos, pero sería muy presuntuoso el que pretendiese tenerlos constantemente a sus órdenes.

Pulsar en el siguiente enlace para ver el siguiente artículo relacionado:
¿PERFECIÓN ESPÍRITUAL?


AMOR, CARIDAD y TRABAJO


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Alli estaré Yo en medio...






En cualquier lugar en que se encuentren dos o tres personas reunidas en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellas.



En el libro “EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO “, Capítulo XXVIII, Colección de oraciones espiritistas, 1.- ORACIONES GENERALES, Reuniones espíritas, se hace referencia a la oración en común, según el versículo 20 del capítulo 18, Instrucción a los discípulos del EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO. Dice así:

4. En cualquier lugar en que se encuentren dos o tres personas reunidas en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellas. (San Mateo, cap. XVIII, v. 20).

5. PREFACIO. Estar reunidos en nombre de Jesús, no quiere decir que basta estar reunidos materialmente, sino espiritualmente por la comunión de intenciones y de pensamientos para el bien; entonces Jesús se encuentra en medio de la asamblea, él o los Espíritus puros que le representan. El Espiritismo nos hace comprender como los Espíritus pueden estar entre nosotros. Ellos están ahí con su cuerpo fluídico o espiritual y con la apariencia que nos los haría reconocer si se hicieran visibles. Cuanto más elevada su jerarquía, tanto más grande es su poder y radiación; así es que poseen el don de la ubicuidad y por lo mismo, pueden encontrarse en diferentes puntos simultáneamente: basta para ello un destello de su pensamiento.

Por estas palabras, Jesús quiso mostrar el efecto de la unión y de la fraternidad; no es el mayor o menor número lo que lo atrae, puesto que, en vez de dos o tres personas, hubiera podido decir diez o veinte, sino el sentimiento de caridad que anime a unas en relación con las otras; pues para esto, basta que haya dos. Pero si estas dos personas oran cada una por su lado, aun cuando se dirijan a Jesús, no hay entre ellas comunión de pensamiento, sobre todo si no están movidas por un sentimiento de benevolencia mutua, si se miran también con prevención, con odio, envidia o celos, las corrientes fluídicas de sus pensamientos se rechazan en lugar de unirse con mucha simpatía y entonces no están unidas en nombre de Jesús; Jesús sólo es el pretexto de la reunión y no el verdadero móvil. (Cap. XXVII, número 9).

Si él nos dijo: “Vendré a todo aquel que me llamare”, eso no implica el que sea sordo a la voz de una sola persona; es porque exige ante todo, el amor al prójimo, del que se pueden dar más pruebas cuando se está acompañado que estando en aislamiento, y porque todo sentimiento personal lo aleja; de todo esto se desprende, que si en una reunión numerosa, dos o tres personas solamente se unen de corazón por el sentimiento de una verdadera caridad, mientras que los otros se aíslan y se concentran en sus ideas egoístas o mundanas, él estará con los primeros y no con los otros. No es, pues, la simultaneidad de palabras, de cánticos o de actos exteriores lo que constituye la reunión en nombre de Jesús, sino la comunión de pensamientos, conforme al espíritu de la caridad personificado en Jesús. (Cap. X, números 7 y 8; cap. XXVII, números 2, 3 y 4).

Tal debe ser el carácter de las reuniones espíritas serias, en las que se espera sinceramente el concurso de los buenos Espíritus.

6. Oración. - (Al empezar la reunión). - Rogamos al señor Dios omnipotente que nos envíe buenos espíritus para asistirnos, aleje a los que pudieren inducirnos en error, y que nos dé la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura.

Separad también a los espíritus malévolos, encarnados o desencarnados, que intentaran poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prójimo. Si alguno pretendiere introducirse aquí, haced que no encuentre acceso en ninguno de nosotros.
Espíritus buenos que os dignáis venir a instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos, y desviad de nosotros el egoísmo, el orgullo, la envidia y los celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de caridad, humildad y abnegación de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable influencia.

A los médiums a quienes encarguéis de transmitirnos vuestras enseñanzas, dadles la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesarios.

Si en esta reunión se encontrasen personas que fuesen atraídas por otro sentimiento que no sea el del bien, abridles los ojos a la luz, y que Dios les perdone si vienen con malas intenciones.

Rogamos muy parcialmente al espíritu de N... nuestro guía espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros.


7. (Al fin de la reunión). - Damos gracias a los buenos espíritus que han querido venir a comunicarse con nosotros; les rogamos que nos ayuden a poner en práctica las instrucciones que nos han dado, y que hagan que al salir de aquí, cada uno de nosotros se sienta fortificado en la práctica del bien y del amor del prójimo.
Deseamos igualmente que estas instrucciones sean provechosas a los espíritus que sufren, ignorantes o viciosos que hayan asistido a esta reunión, y sobre las cuales imploramos la misericordia de Dios.


REFLEXIÓN:
En el punto 5 citado dice: “…entonces Jesús se encuentra en medio de la asamblea, él o los Espíritus puros que le representan.”. Por otro lado en el punto 6 citado igualmente dice: “Rogamos al señor Dios omnipotente que nos envíe buenos espíritus…”.

Puedo comprender que el cristiano que no profese la doctrina espírita en profundidad, interprete que Jesús podría estar realmente entre dos o más que se reúnan en su nombre, sin embargo mi intuición personal a esas palabras del maestro Jesús, teniendo en cuenta el contexto en el que fueron pronunciadas, y después de lo que he estudiado al día de hoy sobre la Doctrina Espírita, además de ser consciente del plano y nivel en el que nos encontramos aquí en el Planeta Tierra, es que cuando un Grupo de dos o más personas se encomienden a Él o se reúnan en su nombre en base al amor que Él mismo nos enseñó, lo que estará entre ellos será su legado por mediación de sus emisarios de la espiritualidad, siendo éstos de una elevación espiritual acorde con la armonía y sintonía del Grupo:

En los libros: DIÁLOGO CON LAS SOMBRAS de Ermínio C. Miranda y ESTUDIO Y EDUCACIÓN DE LA MEDIUMNIDAD, dicen:

-“Podríamos decir que cada grupo tiene los guías y protectores que merece. Si el grupo se empeña en servir desinteresadamente, dentro del Evangelio del Cristo, amparado en la Doctrina Espírita, dispuesto a amar incondicionalmente, tendrá como apoyo y sustentación un equipo correspondiente, de compañeros desencarnados del más elevado padrón espiritual, verdaderos técnicos de la difícil ciencia del alma.”

Allan Kardec, en el libro: “El Libro de los Médiums”. CAPÍTULO XXIX. REUNIONES Y SOCIEDADES ESPIRITISTAS. Ítem 327, dice:
Las "reuniones instructivas" tienen un carácter muy diferente, y como de ellas es de donde puede sacarse la verdadera enseñanza, insistiremos más sobre las condiciones que deben llenar.

La primera de todas, es el permanecer formales en toda la extensión de la palabra. Es preciso convencerse que los Espíritus a los cuales queremos dirigirnos son de una naturaleza enteramente especial; que no pudiéndose aliar lo sublime con lo trivial, ni el bien con el mal, si se quieren obtener cosas buenas, es menester dirigirse a Espíritus buenos; pero no basta pedir buenos Espíritus; es menester condición expresa; estar en disposición propicia para que "quieran venir", así, pues, los Espíritus superiores no irán a las asambleas de hombres ligeros y superficiales, como tampoco hubieran ido cuando vivían.

En cualquier caso y como nos dicen, estudiemos antes de practicar, porque ese es el único medio para no adquirir la experiencia a costa de nosotros mismos:

Allan Kardec, en el libro: “El Libro de los Médiums”. CAPÍTULO XXVII. DE LAS CONTRADICCIONES Y DE LAS MIXTIFICACIONES. De las contradicciones. Ítem 301, punto 4, dice:

Las contradicciones, aun aparentes, pueden poner dudas en el Espíritu de ciertas personas. ¿Qué comprobación puede haber para conocer la verdad?


"Para discernir el error de la verdad, es menester profundizar estas respuestas y meditar mucho tiempo formalmente; debe hacerse todo un estudio. Para éste como para estudiar las demás cosas, es necesario el tiempo."

"Estudiad, comparad, profundizad; os lo decimos sin cesar, el conocimiento de la verdad se adquiere a este precio. ¿Cómo queréis llegar a la verdad cuando lo interpretáis todo según vuestras ideas limitadas que vosotros tomáis por grandes? Pero no está lejos el día en que la enseñanza de los Espíritus será uniforme por todas partes, así en los detalles como en las cosas principales. Su misión es de destruir el error, pero esto no puede venir sino sucesivamente."


AMOR, CARIDAD y TRABAJO

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