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Ubicuidad y bicorporeidad o desdoblamiento espiritual







UBICUIDAD y BICORPOREIDAD o DESDOBLAMIENTO Espiritual





FORMA Y UBICUIDAD DE LOS ESPÍRITUS

Del libro: El libro de los Espíritus de Allan Kardec
88. ¿Tienen los espíritus una forma determinada, limitada y constante?
«Para vuestra vista no, pero si para la nuestra; y si así lo queréis, el espíritu es una llama, un destello, o una chispa etérea».

-¿Tiene color esa llama o chispa?
«Para vosotros, y según que el espíritu es más o menos puro, varía del oscuro al brillo del rubí».
Ordinariamente se representa a los genios con una llama o estrella en la cabeza, alegoría que recuerda la naturaleza esencial de los espíritus, y se coloca en la parte superior de aquélla, porque allí reside la inteligencia.


89. ¿Emplean los espíritus algún tiempo en cruzar el espacio?
«Si; pero rápido como el pensamiento».

-¿El pensamiento es el alma misma que se traslada de un punto a otro?
«Cuando el pensamiento está en una parte determinada, también lo está el alma, puesto que es ésta la que piensa, siendo el pensamiento un atributo».


90. ¿El espíritu que se traslada de uno a otro punto tiene conciencia de la distancia que recorre y de los espacios que cruza, o bien se ve súbitamente trasladado al punto a dónde quiere ir?
«Lo uno y lo otro, puesto que el espíritu puede muy bien, si así lo quiere, hacerse cargo de la distancia que recorre, distancia que puede también ser eliminada, lo cual depende de su voluntad y además de la mayor o menor pureza de su naturaleza».


91. ¿La materia sirve de obstáculo a los espíritus?
«No, pues lo penetran todo, y el aire, la tierra, las aguas y hasta el mismo fuego les son igualmente accesibles».


92. ¿Tienen el don de ubicuidad los espíritus, o en otros términos, puede un espíritu dividirse o encontrarse en muchas partes a la vez?
«Un espíritu no puede dividirse; pero cada uno de ellos, es un centro que irradia en todas direcciones, pareciendo por esto que se encuentra en muchos lugares a la vez. El Sol, como ves, es uno, e irradia sin embargo, en todo su alrededor, derramando sus rayos a largas distancias, sin que por ello se divida».

-¿Tienen igual poder de irradiación todos los espíritus?
«Buena diferencia existe, puesto que depende del grado de su pureza»...

Cada espíritu es una unidad indivisible: pero cada uno de ellos puede extender a diversos puntos el pensamiento, sin dividirse, y sólo en este sentido, debe entenderse que se atribuye a los espíritus el don de ubicuidad. Tal sucede con un centro de luz que, proyectando a lo lejos su claridad, puede ser percibida de todos los puntos del horizonte, y tal asimismo con un hombre que, sin cambiar de puesto ni dividirse, puede transmitir órdenes, señales e indicar los movimientos a lugares diferentes.



BICORPOROIDAD O DESDOBLAMIENTO ESPIRITUAL


De El Libro de los Espíritus de Allan Kardec
137. Un mismo Espíritu ¿puede encarnar en dos cuerpos diferentes a la vez?
- No: el Espíritu es indivisible y no puede animar simultáneamente a dos seres distintos.


Del Libro de los Médiums de Allan Kardec - CAPÍTULO VII
118. Antes de ir más lejos debemos responder inmediatamente a una pregunta que no dejarán de hacernos: es saber cómo el cuerpo puede vivir mientras que el Espíritu está ausente. Podríamos decir que el cuerpo puede vivir con la vida orgánica que es independiente de la presencia del Espíritu, y la prueba de esto es que las plantas viven y no tienen Espíritu; pero debemos añadir que durante la vida el Espíritu nunca está desprendido completamente del cuerpo. Los Espíritus, lo mismo que ciertos médiums videntes, reconocen el Espíritu de una persona viviente por medio de un cordón luminoso que termina en su cuerpo, fenómeno que no tiene nunca lugar cuando el cuerpo está muerto, porque entonces la separación es completa.

Por medio de esta comunicación el Espíritu es advertido instantáneamente de la necesidad que el cuerpo puede tener de su presencia, y entonces vuelve con la prontitud del relámpago desde cualquier distancia que esté. Resulta de esto que el cuerpo jamás puede morir mientras dure la ausencia del Espíritu, y que no puede nunca acontecer que éste, a su vuelta, encuentre la puerta cerrada como lo han dicho algunos novelistas en las historias de su invención.
(El libro de los Espíritus,  núms. 400 y siguientes).


119. Volvamos a nuestro asunto. El Espíritu de una persona viva, aislado del cuerpo, puede aparecer como el de una persona muerta, y tener todas las apariencias de la realidad; además, por las mismas causas que hemos explicado, puede adquirir una tangibilidad momentánea. Es el fenómeno designado bajo el nombre de bicorporeidad, el que ha dado lugar a las historias de los hombres dobles, esto es, de individuos cuya presencia simultánea ha sido acreditada en dos parajes diferentes. He aquí dos ejemplos sacados, no de las leyendas populares, sino de la historia eclesiástica.

San Alfonso de Ligorio fue canonizado antes del tiempo exigido, por haberse mostrado simultáneamente en dos parajes diferentes, lo cual pasó por un milagro.
San Antonio de Padua estaba en España, y al mismo tiempo que predicaba, su padre, que estaba en Padua, iba al suplicio acusado de un asesinato. En este momento aparece San Antonio, demuestra la inocencia de su padre y hace reconocer al verdadero criminal, quien más tarde sufrió el castigo. Se probó que en el mismo momento San Antonio no había salido de España.

Habiendo sido evocado San Alfonso, e interrogado por nosotros acerca del hecho arriba manifestado, contestó lo que sigue:

1. ¿Podría explicarnos este fenómeno?
Sí; el hombre, cuando está completamente desmaterializado por su virtud, y que ha elevado su alma hacia Dios, puede aparecer en dos parajes a la vez. He aquí cómo. El Espíritu encarnado, sintiendo venir el sueño, puede pedir a Dios transportarse a un lugar cualquiera. Su Espíritu o su alma, como queráis llamarla, abandona entonces su cuerpo seguido de una parte de su periespíritu, y deja la materia inmunda en un estado vecino a la muerte. Digo vecino a la muerte porque queda en el cuerpo un lazo que une el periespíritu y el alma a la materia, y este lazo no puede ser definido. El cuerpo aparece en este estado al paraje que se le ha llamado. Creo que es todo lo que deseáis saber.

2. Esto no nos da la explicación de la visibilidad y tangibilidad del periespíritu.
El Espíritu, encontrándose separado de la materia según su grado de elevación puede hacerse tangible a la materia.

3. ¿El sueño del cuerpo es indispensable para que el Espíritu aparezca en otros parajes?
El alma puede dividirse, cuando se siente transportada a un lugar diferente de aquel en que se encuentra el cuerpo. Puede acontecer que el cuerpo no duerma, aunque esto sea muy raro, pero entonces el cuerpo no está jamás en un estado perfectamente normal, está siempre en un estado más o menos extático.
Observación: El alma no se divide en el sentido literal de la palabra; irradia por diferentes lados, y es así como puede manifestarse sobre muchos puntos sin estar dividida; es lo mismo que una luz que pueda simultáneamente reflejarse en muchos espejos.

4. ¿Qué le sucedería a un hombre que está inmerso en el sueño, mientras que su Espíritu aparece en otra parte, si él fuese despertado súbitamente?
Esto no sucedería, porque si alguien tuviera la intención de despertarlo, el Espíritu volvería al cuerpo y habría de prever la intención, puesto que el Espíritu lee el pensamiento.



REFLEXIÓN:
Los Metafísicos al no poder explicar el término Experiencia Extra Corporal, y al no considerar a los Espíritus como los que causan que estos fenómenos se den, lograron que este término se clasificara como “una ilusión” por la comunidad científica.

Nos resta a los Espiritistas el lograr continuar con nuestra educación en estos temas no comprensible por las mentes Metafísicas de nuestro tiempo y la comunidad científica. Aunque no hace diferencia si ellos lo creen o no. La Bicorporeidad ha existido siempre, y son los Espiritistas del mundo que deben ser instruidos con prioridad, ya que poseen el conocimiento, la fe y la disposición de entender este fenómeno.

La Bicorporeidad, Experiencia Extra-corporal y el termino desdoblamiento (Hacerse Doble) son las diferentes formas de referirse a lo mismo. Considero que lo más difícil de entender es el hecho de que en el momento del desdoblamiento, se requiere Fe y más que nada visualizar este fenómeno como uno que se da cuando se ha alcanzado un adelanto espiritual considerable.

No es sino con un adelanto espiritual bastante definido hacia el bien común que se puede lograr el desdoblamiento. En este proceso la moralización debería ser la regla para que esto ocurra, pero en realidad no podemos olvidarnos que este fenómeno depende de cuan adelantada esté el Alma Encarnada para tener este privilegio entre comillas, pues cuando se logra, el Alma ya ha pasado por un proceso bastante riguroso de conocimiento espiritual. Pero la codificación no establece pautas, y se sabe que también el desdoblamiento es practicado por personas que no tienen ninguna moralización. Y esto se explica porque las Almas Encarnadas cuando encarnan ya han pasado por innumerables encarnaciones y pueden haber alcanzado un grado de adelantamiento que los capaciten para el desdoblamiento. Entonces debemos tener nuestra mente disponible a esta comprensión y desechar cualquier intento de desdoblamiento que no se haga en base al amor que nuestro amado maestro Jesús nos enseñó.



Apuntes tomados en su mayor parte del artículo de Frank Montañez
Blog “Soy Espírita”


AMOR, CARIDAD y TRABAJO

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Evolución de las especies





Evolución de las especies 



Allan Kardec en El Libro de los Espíritus nos dice que los seres orgánicos tienen en sí una fuerza íntima, que produce el fenómeno de la vida, mientras que esa fuerza existe; que la vida material es común a todos los seres orgánicos y que ella es independiente de la inteligencia y del pensamiento; que la inteligencia y el pensamiento son facultades propias de ciertas especies orgánicas y que entre las especies orgánicas dotadas de inteligencia y de pensamiento hay una dotada de un sentido moral especial, que le da incontestable superioridad sobre las otras, es la especie humana. La pregunta 540 de El Libro de los Espíritus nos dice: «todo se encadena en la naturaleza, desde el átomo al arcángel, que a su vez también comenzó en el átomo.» 


El Génesis de Allan Kardec 

Hipótesis sobre el origen del cuerpo humano 
15. De la similitud existente en las formas exteriores de los cuerpos del hombre y el mono, ciertos fisiólogos dedujeron que el primero es una mera transformación del segundo. Esta hipótesis no tiene nada de imposible, y, si fuese cierta, la dignidad del hombre no sufriría por ello menoscabo alguno. Los cuerpos de los simios pudieron muy bien haber servido de vestimenta a los primeros espíritus humanos, necesariamente poco adelantados, que vinieron a encarnar en nuestro globo. El cuerpo del simio era más aproximado que el de ningún otro animal para satisfacer las necesidades y poder ejercitar las facultades de aquellos espíritus. En vez de crearse un vestido especial para el espíritu, éste encontró uno ya hecho. El espíritu ha podido vestir la piel del mono sin dejar de ser un espíritu humano, así como el hombre, aun cuando vista la piel de ciertos animales, continúa siendo hombre. 

Por supuesto que este desarrollo corresponde a una hipótesis, de ninguna manera pretendo establecer un principio. Me ocupo de esta teoría para demostrar que el origen del cuerpo no perjudica al espíritu, que es el ser principal, y agrego, además, que la similitud entre ambos cuerpos no implica paridad de espíritus. 


16. Al admitir esta hipótesis, podemos decir que bajo la influencia y por efecto de la actividad intelectual de su nuevo habitante la envoltura se modificó, embelleciéndose en los detalles y conservando, al mismo tiempo, la forma general del conjunto. Al procrearse, los cuerpos embellecidos se reprodujeron siguiendo las nuevas condiciones, como ocurre con los árboles injertados. Dieron nacimiento a una nueva especie que, poco a poco, se fue alejando del tipo primitivo a medida que el espíritu fue progresando. El espíritu del simio que no fue aniquilado continuó procreando cuerpos de simios, así como el fruto del borde reproduce bordes, mientras que el espíritu humano procreó cuerpos de hombres, variantes del primer modelo del cual surgió. El tronco se bifurcó, produjo un retoño, y ese retoño se convirtió en tronco. 


En la Naturaleza no existen las transiciones bruscas, por lo tanto, es probable que los primeros hombres que poblaron la Tierra hayan diferido muy poco del mono en su forma exterior y tampoco demasiado por su inteligencia. Actualmente existen salvajes que por la longitud de sus brazos y pies y la conformación de la cabeza se asemejan notablemente al simio, sólo les falta el abundante vello para completar el parecido. 



El Libro de los Espíritus de Allan Kardec 
CAPÍTULO V  
Consideraciones sobre la Pluralidad de las Existencias 
Con todo, como también se sabe, entre la metempsicosis de los antiguos y la doctrina moderna de la reencarnación existe una gran diferencia, pues los Espíritus rechazan del modo más terminante la transmigración del alma del hombre hacia el cuerpo de los animales, y viceversa

613. Por errónea que sea la idea atribuida a la metempsicosis, ¿no será el resultado del sentimiento intuitivo de las diferentes existencias del hombre? 
«Este sentimiento intuitivo se descubre en esa como en otras muchas creencias, pero el hombre la ha desnaturalizado, como ha hecho con la mayor parte de sus ideas intuitivas».

La metempsicosis seria verdadera, si se entendiese por ella el progreso del alma de un estado inferior a otro superior, en el que hallaría desarrollos que transformarían su naturaleza; pero es falsa en el sentido de transmigración directa del animal en el hombre y viceversa, lo que implicaría idea de retroceso o fusión, y no pudiendo verificarse semejante fusión entre los seres corporales de las dos especies, es indicio de que están en grados inasimilables, y que lo mismo debe suceder con los espíritus que los animan. Si el mismo espíritu pudiese animarlos alternativamente, se seguiría de ello una identidad de naturaleza que se traduciría en la posibilidad de la reproducción material. La reencarnación enseñada por los espíritus está fundada, por el contrario, en la marcha ascendente de la naturaleza y en el progreso del hombre en su propia especie, lo que no lo despoja en absoluto de su dignidad. Lo que lo rebaja, es el mal uso que hace de las facultades que Dios le ha dado para su adelanto. Como quiera que sea, la antigüedad y universalidad de la doctrina de la metempsicosis, y los hombres eminentes que la han profesado, prueban que el principio de la reencarnación tiene sus raíces en la misma naturaleza, y son por lo tanto argumentos en su favor y no en contra. 


El punto de partida del espíritu es una de esas cuestiones que se relacionan con el principio de las cosas, y pertenece a los secretos de Dios, no es dado al hombre conocerlo de una manera absoluta, y en este punto, ha de limitarse a suposiciones y a sistemas más o menos probables. Los mismos espíritus están muy lejos de conocerlo todo, y sobre lo que no saben pueden también tener opiniones personales más o menos sensatas


Así, por ejemplo, no todos piensan lo mismo respecto de las relaciones que existen entre el hombre y los animales. Según algunos, el espíritu no llega al período humano sino después de haberse elaborado e individualizado en los diferentes grados de los seres inferiores de la creación. Según otros, el espíritu del hombre ha pertenecido siempre a la raza humana, sin haber pasado por la serie animal. El primero de estos sistemas tiene la ventaja de dar un objeto al porvenir de los animales, que formarían de este modo los primeros eslabones de la cadena de los seres pensantes; el segundo está más conforme con la dignidad humana, y puede resumirse de la manera siguiente: 


Las diferentes especies de animales no proceden intelectualmente las unas de las otras por vía de progresión, y así el espíritu de la ostra no pasa a ser sucesivamente el del pez, del ave, del cuadrúpedo y del cuadrumano. Cada especie es un tipo absoluto física y moralmente, cada uno de cuyos individuos toma en la fuente universal la suma de principio inteligente que le es necesario, según la perfección de sus órganos, y el trabajo que ha de realizar en los fenómenos de la naturaleza, suma de principio vital que, a la muerte, vuelve a la masa. Las de los mundos más adelantados que el nuestro (véase el 188) son igualmente razas distintas, apropiadas a las necesidades de aquellos mundos y al grado de adelanto de los hombres cuyos auxiliares son; pero que, espiritualmente hablando, no proceden en modo alguno de los de la tierra. No sucede lo mismo en el hombre. Desde el punto de vista físico, forma evidentemente un eslabón de la cadena de los seres vivientes; pero desde el punto de vista moral, entre el animal y el hombre, existe solución de continuidad
(1)El hombre posee en propiedad el alma o espíritu, destello divino que le da el sentido moral y un alcance intelectual que falta a los animales; es para él un ser principal preexistente, que sobrevive al cuerpo y que conserva su individualidad. ¿Cuál es el origen del espíritu? ¿Dónde está su punto de partida? ¿Se forma del principio inteligente individualizado? Este es un misterio que en vano trataríamos de penetrar, y acerca del cual, según tenemos dicho, sólo podemos emitir sistemas. Lo que es constante y resulta del raciocinio y de la experiencia, es la supervivencia del espíritu, la conservación de su individualidad después de la muerte, su facultad progresiva, su estado feliz o desgraciado proporcional a su adelanto en el camino del bien, y todas las verdades morales, que son consecuencias de este principio. En cuanto a las relaciones misteriosas que existen entre el hombre y los animales, volvemos a repetir que son un secreto de Dios, como muchas otras cosas cuyo conocimiento actual no importa a nuestro progreso, y sobre las cuales sería inútil insistir.
 (1) Según la R.A.E. de la lengua “Solución de continuidad” significa “Interrupción o falta de continuidad”, por lo tanto, entre el animal y el hombre no existe continuidad.


AMOR, CARIDAD Y TRABAJO 

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Carne: ¿comer o no comer carne?




Carne: ¿comer o no comer carne? 
He ahí la cuestión. 


Delante de ese dilema, es fundamental una actitud de conciencia espírita, pero también de buen sentido, sin extremismos y fanatismo.

Uno de los temas más polémicos debatidos por el movimiento espírita habla al respecto de la cuestión de la alimentación carnívora. A fin de cuentas, ¡¿el Espiritismo está en contra o a favor de la utilización de la carne como alimento?!

La cuestión es compleja y pide sustanciosos pre-requisitos doctrinarios. 

Los compañeros que defienden el consumo de carne se basan fundamentalmente en “El Libro de los Espíritus”, sobre todo en las preguntas 722 y 723. De hecho, en conformidad con la traducción del profesor J. Herculano Pires, estas cuestiones registran el siguiente “diálogo” entre Allan Kardec y la Falange del Espíritu de Verdad:

“722. ¿La abstención de ciertos alimentos, prescrita entre diversos pueblos, se funda en la razón?
R. Todo aquello de que el hombre se pueda alimentar, sin perjuicio para su salud, es permitido...”.

“723. ¿La alimentación animal, para el hombre, es contraria a la ley natural?
R. En vuestra constitución física, la carne nutre a la carne, pues de lo contrario el hombre perece. La ley de conservación impone al hombre el deber de conservar sus energías y su salud para poder cumplir la ley del trabajo. Él debe alimentarse, por tanto, según lo exige su organización.”

Mientras, al contrario de los apuntes más sutiles mencionados en “El Libro de los Espíritus”, Emmanuel en el “Consolador” presenta una opinión bien categórica cuando aborda el tema en la pregunta 129:

“129. ¿Es un error que se alimente el hombre con la carne de los irracionales?
R. La ingestión de las vísceras de los animales es un error de enormes consecuencias, de lo cual derivan numerosos vicios de la nutrición humana. Es de lamentar semejante situación, incluso, porque si el estado de materialidad de la criatura exige la cooperación de determinadas vitaminas, esos valores nutritivos pueden ser encontrados en los productos de origen vegetal, sin la necesidad absoluta de los mataderos y frigoríficos.
Tenemos que considerar, sin embargo, la máquina económica del interés y de la armonía colectiva, en la cual tantos obreros fabrican su pan cotidiano. Sus piezas no pueden ser destituidas de un día para el otro, sin peligros graves. Consolémonos con la visión del porvenir, siendo justo trabajemos, dedicadamente, por el advenimiento de los tiempos nuevos en que los hombres terrestres podrán dispensar de la alimentación los despojos sangrientos de sus hermanos inferiores.”

Por lo tanto, Emmanuel afirma perentoriamente que “la ingestión de las vísceras de los animales es un error de enormes consecuencias”, pero admite que en aquel momento histórico en que la obra “El Consolador vio la luz (prefacio de 8 de marzo de 1940) no sería aconsejable y tampoco posible, en función de motivos socio-económicos y de las propias condiciones muy arraigadas, un cambio brusco de hábito alimenticio.

Muchos podrán argumentar que el propio Emmanuel recomendó a Chico Xavier que entre las opiniones de él y aquellas de Allan Kardec y de la codificación, que él escogiera la base doctrinaria del Espiritismo. Sin embargo, la problemática en cuestión no es tan trivial. Realmente, Emmanuel no está solo en este posicionamiento. 


La frase “La carne nutre la carne” es una sentencia interesante. 

André Luiz en “Los Mensajeros” (Capítulo 41, titulado “Entre Árboles” y Capítulo 42, denominado “Evangelio en el Ambiente Rural”) y “Misioneros de la Luz” (Capítulo 11, titulado “Intercesión”), así como Humberto de Campos en varias de sus obras dejan evidentes sus posiciones contrarias al uso de la carne como recurso alimentario. Para esos autores, el individuo consciente espiritualmente debería, como mínimo, disminuir el consumo de carne. Es interesante recordar que “Misioneros de la Luz” es considerado uno de los 10 libros más importantes espíritas del siglo XX, en una investigación recientemente divulgada que consideró la opinión de exponentes del movimiento doctrinario contemporáneo.
 
En principio, nosotros tendríamos una confusión doctrinaria, una vez que el criterio kardecista de la “Universalidad de la Enseñanza de los Espíritus” nos enseña que los Espíritus evolucionados, con misión de relieve en la iluminación espiritual de las criaturas, transmitan sus informaciones a través de médiums indiscutiblemente elevados moralmente y preparados para el mediunato (Misión mediúmnica), como es el caso en juicio, no podrían jamás divergir tan drásticamente en cuestiones objetivas y relevantes como, por ejemplo, el consumo alimenticio de la carne. Pero, el asunto es delicado y cualquier abordaje superficial puede generar graves equívocos en la búsqueda por la Verdad.

Analicemos, de entrada, las cuestiones super citadas de “El Libro de los Espíritus”. La famosa frase “La carne nutre la carne” (L.Y. 723) es una sentencia interesante, sin embargo, poco explícita en cuánto al sentido moral de la problemática en cuestión. Realmente esa respuesta aparentemente “simplista” enunciada por la “Falange del Espíritu de Verdad” está enfocada, principalmente, en el problema nutricional de la ingestión carnívora y no en la temática moral,
 que es el gran tópico de la discusión doctrinaria. En otras palabras, nosotros podríamos deducir que la cuestión formulada en las entrelineas por Allan Kardec dice al respeto mucho más del aspecto moral del acto de matar animales para comer sus vísceras que de los factores positivos y negativos que la carne representaría para el ser humano bajo el punto de vista nutricional.

De esta forma, al estudiar ese intrincado tópico, tenemos que admitir dos hipótesis. O el hambre en el mundo es tan grande que, en estas condiciones, justificaría la alimentación carnívora como un mal menor o los Espíritus, inteligentemente, no hallaron conveniente suministrar una respuesta definitiva a esa cuestión en un momento histórico en que ciertamente el ser humano no estaba preparado para una orientación contra el hábito carnívoro. Aparentemente, esos dos factores deben haber pesado para que los Espíritus se abstuvieran de mayores explicaciones en cuánto a ese tópico.

Realmente, la pregunta anterior de “El Libro de los Espíritus” (L.Y. 722) es bastante interesante en función de su sutileza y también debe ser considerada en el presente análisis, pues los “Espíritus de la Codificación” responden que “Todo aquello de que el hombre se pueda alimentar, sin perjuicio para su salud, es permitido...”.  



La obesidad tiene en las grasas de origen animal una de sus principales causas. 

Ahora, con los actuales conocimientos oriundos de serias investigaciones desarrolladas por médicos, nutricionistas y profesionales de varias áreas interdisciplinarias, está bien establecido que la alimentación carnívora, especialmente tratándose de carne roja (carne de mamíferos), ha sido considerado uno de los principales factores responsables por un número incontable de dolencias y muertes, destacándose ahí las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares y diversos tipos de cáncer, tales como el cáncer de intestino. Eso sin mencionar la obesidad, muchas veces mórbida, que se volvió un gravísimo problema de salud pública en todo el mundo. De hecho, la obesidad tiene en las grasas de origen animal uno de sus principales factores causantes. Siendo así, a la luz de los nuevos conocimientos de la ciencia, la carne no es tan saludable como podrían suponer las generaciones anteriores.

Luego, si la carne no es algo tan saludable, paradigma que se mantuvo durante mucho tiempo, pero que no sería tan correcto así, la comprensión de la respuesta “Todo aquello de lo que el hombre se pueda alimentar, sin perjuicio para su salud, está permitido…” sería completamente diferenciada. A título de ilustración es interesante recordar que algunas generaciones pasadas consideraban al individuo gordo, especialmente en la fase infantil, a alguien “fuerte”, saludable y la persona delgada, un ciudadano flaco y necesariamente desnutrido. En la década de los 80 fue famosa la canción infantil, cuyo refrán era “¡Comer, comer! ¡Comer, comer! ¡Es lo mejor para poder crecer!”. Ahora, habiendo visto los niveles alarmantes de la llamada “obesidad infantil”, a la luz de los nuevos conocimientos científicos, nosotros podemos afirmar que, en los días actuales, tal música sería científica y políticamente incorrecta, ¡como mínimo!

En este contexto, es fundamental citar un texto extraordinariamente claro y objetivo grabado en la Revista Espírita (Revue Spirite) de diciembre de 1863. Además, este artículo es exactamente el último texto de la referida publicación en el mes de diciembre del año de 1863. Este mensaje es titulado “Sobre la alimentación del hombre”, siendo “firmada” por el espíritu Lamennais que, como nosotros sabemos, desempeñó una función relevante en la codificación, contribuyendo con varios mensajes en la Codificación. En ella nos encontramos un párrafo que el referido Mentor afirma: “Los temperamentos naturalmente bastante fuertes para vivir como los anacoretas hacen bien, porque el olvido de la carne conduce más fácilmente a la meditación y a la oración. Pero para vivir así, sería preciso generalmente una naturaleza más espiritualizada que la vuestra…”.

Ahora, este texto tiene, obviamente, el sello de Allan Kardec. Por tanto, el “Codificador” estaba seguro de la opinión de los Mentores, pero ciertamente aquel que fue llamado por Camilla Flammarion como “El Buen sentido encarnado”, no ignoraba que, definitivamente, 1863 no representaba un momento adecuado para una discusión más efusiva sobre ese asunto, bajo pena de ser la divulgación doctrinaria en su conjunto comprometida por el ridículo a través de los ataques de los muchos adversarios del movimiento naciente.

Vale recordar que la primera edición de “El Libro de los Espíritus” (L.E.) antecede a los trabajos revolucionarios de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace sobre la evolución de las especies y la selección natural. Realmente, “El Origen de las Especies” fue duramente combatido por la ortodoxia religiosa de la época, interpretando literalmente el “Viejo Testamento”, no admitía ningún tipo de “parentesco” entre el hombre y los animales, ignorando que todos los seres son sensibles, y no sólo el ser humano, “fueron creados a la imagen y semejanza de Dios”. Así pues, “abrazar esa bandera ideológica” antes del momento histórico apropiado, en que el Espíritu humano estuviera preparado para esas verdades divinas, sería condenar los libros espíritas a numerosos episodios semejantes al famoso “Auto de fe de Barcelona”.


Cada inteligencia, dice Clarencio, sólo recibe de la verdad la porción que puede retener.

Además de eso, a título de ilustración vale registrar que la publicación de la primera edición de “El Libro de los Espíritus” (L.E.) ocurrió 31 años antes de la abolición de la esclavitud en Brasil ¡(El Corazón del Mundo y la Patria del Evangelio)! Si recordamos el Holocausto efectuado por los Nazis en el inicio de la década de los 40, del más reciente régimen denominado “Apartheid” en Sudáfrica o aún de los problemas raciales norteamericanos, sobre todo en la década de los 60, pero que permanecen hasta hoy, sería el caso de preguntarse: ¡¿El ser humano que hasta hoy discrimina y, a veces, esclaviza y tortura al propio ser humano aceptaría un mensaje de fraternidad que incluyera nuestros hermanos animales hace 151 años atrás?! ¡Infelizmente, la respuesta es no! ¡Y, obviamente, la “Falange del Espíritu de la Verdad” sabía de esa realidad!
 
Importante acordar que la propia L.Y. afirma que “luz demasiado ofusca en vez de iluminar”. El propio “El Libro de los Médiums” (L.M.) explica que muchas veces los Espíritus superiores intentan rodear nuestros prejuicios para suministrarnos informaciones válidas a nuestra evolución. Eso queda evidente, por ejemplo, cuando André Luiz, en la compañía de Hilario y del Ministro Clarencio, encuentra una monja en el capítulo 34 titulado “En Tarea de Socorro”, de la obra “Entre la Tierra y el Cielo”. André Luiz e Hilario se sorprendieron por el hecho de que ella continúe siendo católica en el mundo espiritual y el Ministro Clarencio esclarece que “cada inteligencia sólo recibe de la verdad la porción que puede retener”. Luego, una vez más, nos es enseñado que no hay violencia en el proceso educacional de la evolución del espíritu inmortal y lo que vale para los individuos, vale para las colectividades. Si la llamada “verdad” fuera más perturbadora que “liberadora”, los mentores sabios y amorosos prefieren esperar que maduremos un poco más, antes de suministrarnos informaciones adicionales. El propio Jesús “prometió el Consolador”, justificando que tenía mucho más para decir, pero que, en aquella ocasión “nosotros no podíamos soportar” más informaciones.

 Este estudio nos recuerda que la “Codificación” no dice la primera y ni la última palabra. De hecho, la “Doctrina Espírita” comienza con “El Libro de los Espíritus”, pero, obviamente, no termina con él. El Espiritismo evoluciona y Kardec fue el primero en defender esa actitud de crítica y auto-crítica por parte de los espíritas para una verdadera búsqueda por el conocimiento de las Leyes de Dios. Además, los Espíritus Superiores no podrían contradecir en la Revista Espírita, que no deja de ser parte integrante de la Codificación, conforme nos enseña Divaldo Pereira Franco. El problema de la carne demuestra elocuentemente nuestra imperiosa necesidad de estudiar “El Libro de los Espíritus”, lo que es bien diferente que sólo decorar sus preguntas sin un mayor análisis.


Obras notables como “La Evolución Anímica” de Gabriel Delanne, “Génesis del Alma” de Cairbar Schutel, “El problema del Ser, del Destino y del Dolor” de León Denis, “Evolución en Dos Mundos” de André Luiz, entre otros, no dejan margen para dudas en lo que se refiere a la necesidad del sentimiento de fraternidad que debe incluir también a los animales, una vez que ellos son nuestros “hermanos pequeños”. Más allá de esas monumentales obras, no podemos olvidarnos de la extraordinaria obra de la Profesora Irvênia Prada “La Cuestión Espiritual de los Animales”, profundamente fundamentada en la obra de Allan Kardec. Realmente, estos ilustres autores espíritas de manera ninguna están en oposición al “Libro de los Espíritus” que presenta la bellísima y contundente enseñanza: “El átomo será ángel, así como el ángel ya fue átomo”. 


El consumo de carne, en vez de disminuir, aumenta el hambre en el mundo.

Importa, igualmente citar la contribución del filósofo y ecologista australiano Peter Singe, que, a pesar de ser materialista, afirma que, así como hoy nos avergonzamos de los siglos y siglos de racismo y esclavitud humana, llegará el día en que tendremos remordimiento por nuestras actitudes típicas de un “Especismo”, esto es, una discriminación no más de raza, sino de especie.

Singer afirma que maltratar a los animales bajo el subterfugio de ser la mayor inteligencia sería una forma de indirectamente justificar asesinatos de niños y adultos con problemas mentales, que fue un comportamiento ultrajante desarrollado por los nazis a finales de la primera mitad del siglo XX.

Además de eso, Peter Singer, así como un número incontable de investigadores y ecologistas han apuntado la creación de animales para la matanza, principalmente los bovinos, como una de las actividades de mayor impacto ambiental, destruyendo bosques, disminuyendo la fertilidad del suelo, liberando gas metano (lo que contribuye para el aumento del efecto estufa) y consumiendo una cantidad altísima de recursos vegetales (por media, para que un buey genere un kilo de carne él debe consumir 10 kilos de vegetales, lo que demuestra que el consumo de carne, especialmente roja, en vez de disminuir, aumenta el hambre en el mundo). Estas informaciones son extremadamente sugestivas si recordamos que las famosas preguntas 722 y 723 del L.E., están incluidas en el capítulo titulado “Ley de Conservación”, ¡lo que claramente incluye la necesidad de conservación del planeta, que proporciona la vida de los cuerpos físicos! Además, vale la reflexión: Si hasta un autor materialista tiene tan gran consideración por los animales, ¡¿cómo debería ser la actitud de los discípulos de Jesús, vinculados al “Consolador” prometido por el maestro?!

Muchos espíritas que comen carne defienden ese hábito simplemente para desarrollar un falso intento de justificarse delante de la sociedad y, principalmente, frente a la propia conciencia, pues no consiguen dejar de practicar tal actitud. Ahora, esa postura no corresponde de manera ninguna la actitud de conciencia espírita, fundamentada en la fe razonada. Sería lo mismo que un asesino que se considerase cristiano comenzase a predicar el asesinato como una nueva “interpretación” evangélica solamente para justificar su procedimiento. ¡¿Un médico que fume o beba va a enseñar que tal hábito es bueno para la salud?! ¡¿Una madre que cometió un aborto va a predicar que eso es cierto según el Evangelio y el Espiritismo para intentar inútilmente engañarse?! ¡La concienciación de lo cierto y de lo equivocado es el primer paso, el arrepentimiento viene enseguida y una actitud dinámica de amor, “que cubre la multitud de pecados”, es la postura que se espera de aquel que “conoció la Verdad para que la Verdad lo libere” de los errores!

Resta, entonces, saber: ¡¿Qué hacer?!

Es fundamental una actitud de conciencia espírita, pero también de buen sentido, sin extremismos y fanatismos, conforme la orientación segura de Emmanuel en “El Consolador”. “Conocer la Verdad” es el primer paso para que ella “nos libere” de equívocos arraigados en siglos de actitudes viciosas. Todavía, esa “liberación” requiere tiempo, paciencia, disciplina y una condición lenta y gradual. Siendo así, nuestra propuesta debería ser, al principio, disminuir el consumo de carne, planeando con educación y trabajo un futuro, tal vez próximo, en que trataremos a nuestros hermanitos conforme Jesús nos recomienda, o sea, con amor.


Artículo publicado en la Revista Semanal de Divulgación Espirita de São Paulo (Brasil) 28 de Septiembre de 2008:
O Consolador
Y traducido por ISABEL PORRAS GONZÁLES

AMOR, CARIDAD y TRABAJO





El Kardec español


BIOGRAFÍA DE FERNÁNDEZ COLÁVIDA - JUSTO TRIBUTO

(El Kardec español)




Y quien mejor que Amalia Domingo Soler para hacer esta biografía-homenaje ahora que se cumplen los 120 años de la desencarnación de Fernández Colávida, traductor al español y editor de las obras de Allan Kardec y fundador de la “Revista de Estudios Psicológicos” de Barcelona. La hemos sacado del periódico que escribía Amalia, La Luz del Porvenir, del número de Enero de 1889, justo un mes después de que nuestro querido amigo volviese al mundo espiritual.

I

Vamos a ocuparnos de un acontecimiento, que a pesar de reproducirse continuamente, pues en la lista de los fallecimientos de las grandes ciudades no pasa un solo día en que no se dé cuenta de tantas o cuantas defunciones, sin embargo, hay muertes, mejor dicho, hay seres que cuando abandonan la Tierra dejan un vacío en la sociedad o en la escuela a que pertenecen, que difícilmente puede llenarse con el trabajo y la sensatez de otro ser que se asemeje al que en cumplimiento de justa ley rompió las ligaduras de su envoltura material y dejó su cuerpo inerte en la fosa, mientras su espíritu voló al espacio buscando nueva vida y nueva acción; y de uno de estos seres irreemplazables vamos a ocuparnos, de D. José María Fernández Colávida que en el año 1819 vino a la Tierra dejándola el primero de Diciembre de 1888. Cuentan sus biógrafos que nació a orillas del Ebro, mas… bien considerado, lo mejor será que copiemos textualmente lo que sobre Fernández publicó el almanaque espiritista de 1873.

“Tenemos que ocuparnos de uno de los más incansables y ardientes partidarios de la doctrina espiritista a la que ha llegado por una intuición manifiesta desde la infancia, por el reconocimiento de la influencia providencial en los hechos culminantes de su vida, por la lógica misma del sistema filosófico y lo que es más notable, por el sufrimiento, por las pruebas”.

“Los padres del señor Colávida murieron bien desgraciadamente; uno fusilado por los furores de la política, otra muerta también violentamente, por la imprudencia de un cazador, desgracias ambas, capaces de llenar de eterna melancolía el corazón de un hijo amante”.

“El señor Fernández Colávida nació en 1819, a orillas del Ebro; sus estudios fueron interrumpidos por la guerra civil, y se vio obligado a dejar los libros por la espada, que a la conclusión de la lucha fratricida, borrón de nuestra historia contemporánea, volvió a trocar por aquellos”.

“Los azares de la guerra mermaron en grande escala su familia y bienes y en la imposibilidad de continuar una larga carrera científica, por falta de medios materiales, concluyó la de notariado bajo la influencia de la perniciosa estrella que alumbró su nacimiento, pues el ministerio Mayans trastornó sus planes, al quedar domiciliado en Barcelona en 1844 para dedicarse a los trabajos de su escribanía”.

“Influido por la ilustración nada común de su padre fue cristiano sin sombras de fanatismo y como quedara huérfano cuando más necesarios eran los paternales consejos, luchó en su conciencia con los abusivos ritos e intolerables dogmas de la escuela católica y concibió el proyecto de la publicación de un periódico conciliador que fue la expresión de sus sentimientos y aspiraciones religiosas”

“En aquella época conoció la doctrina espiritista, hallando en ella la solución de sus dudas y dedicándose a su propaganda, pues el hombre recto no satisface su conciencia hasta que no trata de hallar para los demás el bien en el que él descansa”.

“Aconsejado por los espíritus para que tradujera y publicara las obras más a propósito para la iniciación en las doctrinas espiritistas, cumplió los deseos de los buenos espíritus y los amplió publicando el año 1869 una revista sobre la materia que continúa viendo la luz”.

“Efecto de la gran propaganda hecha para la expendición de sus traducciones, el señor Fernández Colávida ha recibido comunicaciones de Montevideo, Buenos Aires, Bogotá, Río de Janeiro, Lima, Cuzco, Guayaquil y Filipinas; puntos en donde germinaba el estudio del espiritismo, al que contribuyó en gran manera”.

“La vida del señor Fernández Colávida abunda en hechos desgraciados y su fe en la consoladora doctrina que tan acérrimamente sostiene es tan grande, por haber sido depurada en el crisol del infortunio, como grande es la satisfacción que tenemos al consignar que el hermano del que nos ocupamos es de los primeros espiritistas españoles por su celo, por su modestia, por su laboriosidad y digno de premio por lo mucho que ha sufrido”.

De otros apuntes biográficos insertamos a continuación los siguientes párrafos:

“Cuando la última guerra Carlista, con todo su aparato de errores, cuando estaba en el más alto grado de su apogeo, surgió la idea de terminar tan fratricida lucha que convertía el suelo patrio en teatro de sangrientos y espantosos dramas. No diremos que fuera Fernández el que lanzara a los vientos de la publicidad tan humanitario proyecto; pero si consta que fue quien más influyó cerca de Don Ramón Cabrera para que publicara su célebre manifiesto, en cuya redacción intervino, el cual fue la aurora que llegó a dar luz a aquel sombrío cuadro, proclamando la paz entre hermanos y llevando el consuelo a millares de familias que gemían bajo el ignominioso y férreo yugo de tan bárbara opresión”.

“¿Obraría en tal ocasión nuestro malogrado hermano influido acaso por el recuerdo doloroso que conservara de su campaña en la guerra de los siete años, la cual fue causa del fusilamiento de su padre y la ruina de su familia? No cabe dudarlo desde el momento que las gestiones practicadas por Fernández a favor de la paz tuvieron el carácter de febril agitación. Por su cuenta se imprimían multitud de proclamas que a costa de innumerables sacrificios imposibles de describir llegaban hasta las filas carlistas y hacían vibrar las cuerdas del sentimiento humano adormecidas, mudas en el corazón de aquellos soldados que tan súbitamente fueron deponiendo su bélica actitud”.

“De la casa de nuestro amigo salían diariamente cestos llenos de impresos, cuyos bultos simulaban envíos de dulces y frutas, facturándolos para todos aquellos puntos de la Península donde más encarnizada estaba la lucha. Los ordinarios de los pueblos eran inconscientemente los instrumentos de que se valían los delegados de nuestro hermano para esparcir por doquiera sus mensajes de paz. Inmensos eran los sacrificios que este trabajo le ocasionaba y él los soportaba sin la ayuda de nadie, pues cuando se trató de recompensárselos enviándole remesas de fondos de los destinados por el Estado y por el mismo Cabrera a la propagación de la paz, Fernández los devolvía diciendo que cuanto ejecutaba era muy poco para que pudiera saldar la cuenta que tenía pendiente por su campaña de la juventud; y téngase en cuanta que algunas partidas de fondos no bajaban de 20.000 pesetas y que por aquel entonces no contaba más que con el corto sueldo que su cotidiano trabajo le proporcionaba”.

“A la terminación de la guerra se ofreció a nuestro amigo el retiro de Coronel, empleo alcanzado después de siete años de continua lucha, cuyos honores y retribución rehusó a pesar de haberse en ello empeñado elevadísimos personajes”.

“Fernández ha llevado una vida de incesante trabajo moral y material y su mayor timbre de gloria tal vez sea el haber muerto pobre dejando por toda herencia a su familia un nombre admirado y bendecido, lo cual es mucho más estimable que todos los tesoros del mundo y que todos los oropeles efímeros de los poderes sociales”.

El Diluvio, periódico que se publica en Barcelona, al ocuparse de la muerte de Fernández, dijo lo siguiente:

“SÉALE LA TIERRA LIGERA.”

Después de una larga y penosa enfermedad ha fallecido en esta ciudad D. José María Fernández Colávida, presidente que fue de la Asociación de Amigos de los Pobres y fundador y propietario director de la Revista de Estudios Psicológicos.

Era el Sr. Fernández Colávida un apóstol del espiritismo y durante veinte años lo ha propagado y defendido en la prensa ya desde las columnas de la Revista de Estudios Psicológicos, ya en un gran número de obras que, o traducidas u originales dio a la estampa, expidiéndolas a precios tan fabulosamente baratos que escasamente representaban su coste.

Si no estamos mal enterados el Sr. Fernández Colávida en su juventud había pertenecido al carlismo y hasta lo había defendido con las armas en la mano, alcanzando graduación en las filas de D. Carlos, pero cuando conoció el Espiritismo con las ideas de progreso indefinido que este predica, abandonó por completo la causa del retroceso, se humanizó por entero y hasta sospechamos que llegó a arrepentirse de haber empleado mal el tiempo que dedicara a imponer por la fuerza ideas retrógradas de los que quisieran volvernos a los tiempos de Felipe II, de Carlos I o de Fernando VII.

Desde esta transformación el Sr. Fernández Colávida fue otro hombre. La vida del apostolado por la nueva doctrina le ha llevado a morir pobre. La idea del lucro quedó en su ser abandonada por completo ante la idea humanitaria, realizando así un progreso rayano en el heroísmo.

II

Nada más cierto, Fernández ha sido un verdadero apóstol del Espiritismo; ha amado su ideal filosófico sobre todas las cosas de la tierra y bien lo probó cuando en el día 9 de Octubre de 1861 en la explanada de Barcelona, en el lugar donde se ejecutaban los criminales condenados al último suplicio, por orden del Obispo de la ciudad Condal fueron quemados trescientos volúmenes y folletos sobre espiritismo propiedad del Sr. Fernández. Este siguió imperturbable su trabajo de propaganda fundando su Revista de Estudios Psicológicos en Mayo de 1869, Revista que hasta sus postreros instantes ha cuidado como padre amorosísimo para que no le faltara a la hija de su trabajo y de su perseverancia el nutritivo alimentos de artículos filosóficos, narraciones científicas, crónicas interesantes y todo cuanto puede embellecer a un periódico, dotándole además de condiciones materiales inmejorables, siendo la Revista de Estudios Psicológicos el mejor periódico Espiritista de España por su recto criterio, por la ciencia profunda de sus enseñanzas, por su concienzuda y analítica observación, por su prudente reserva y separación completa de todo ideal político, la Revista de Fernández ha sido puramente Espiritista y este es su mejor abolengo. Fernández ha sido uno de los espiritistas que más ha trabajado en España en la activa propaganda del Espiritismo, pero su trabajo no ha sido ruidoso, pera verle a él en el lleno de sus admirables facultades, era necesario ir a su casa y penetrar en su despacho, amueblado sencillamente, pero la limpieza y el buen gusto embellecían aquel aposento en el cual siempre entrábamos con respeto. Tras de una gran mesa cubierta de libros y periódicos se encontraba Fernández leyendo atentamente innumerables cartas de consultas espiritistas. Desde el general hasta el último soldado, desde el severo magistrado hasta el culpable presidiario, desde la honrada madre de familia hasta la mujer de galante historia, todos acudían en demanda de consejo y de explicaciones sobre los fenómenos espiritistas y Fernández, con una paciencia asombrosa, con una lógica admirable contestada a todas las preguntas que le hacían con cartas extensísimas en las cuales había más pensamientos que palabras. Si fuera posible reunir todas las epístolas que escribió Fernández sobre Espiritismo se formaría una colección que valdría tanto o más que las obras de Allan Kardec. Nosotros le decíamos muchas veces: “A usted hay que llamarle el hombre de las cartas por excelencia”.

El trabajo epistolar es enojosísimo, reclama tiempo, esfuerzo intelectual y gasto pecuniario continuo para no tener el menor lucimiento; porque una carta después de leída y contestada, por regla general se rompe; mientras que un mal artículo que se publica se lee y se comenta y da lugar a diversas discusiones, mientras que la carta por buena que sea, suele no leerla más que el interesado y a este trabajo de verdadera abnegación se dedicó Fernández la mitad de su vida terrena.

Téngase en cuenta que no somos amigos de las alabanzas póstumas, damos a cada cual lo que se merece y nada más justo que hacer constar lo que fue Fernández dentro de la Escuela Espiritista.
 

III

Hace tres años que Fernández no vivía, porque padecer continuamente es no vivir y a pesar de su inmenso sufrimiento, a pesar de su angustia incesante, su inteligencia no perdió un solo instante su admirable lucidez. Sus preguntas intencionadísimas herían a fondo cuando hablaba sobre los malos centros espiritistas y su profundo conocimiento del espiritismo le hacía encontrar el ridículo de la inocente credulidad, donde los demás espiritistas veían glorias y triunfos.

Cuando entramos en su alcoba y vimos su cadáver tendido sobre su lecho, se levantó ante nosotros su gran figura como apóstol del Espiritismo y al verle despojado de las miserias humanas, al verle desprendido de su envoltura material, nos pareció mucho más grande de los que le habíamos visto durante su permanencia en la tierra.

Gran número de espiritistas (pero no todos los que debían haber acudido) le acompañaron al cementerio de los disidentes, sobre la caja depositaron dos coronas de flores dos amigos del finado, las gasas que pendían del féretro las llevaron al Presidente del Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos y los señores Agramante, Casanova, Diéguez y otros cuyo nombre no recordamos, presidió el duelo del vizconde de Torres-Solanot y un sobrino del difunto, al llegar al cementerio condujeron el cadáver hasta detenerse delante de su última morada, allí abrieron la caja y los últimos rayos del Sol poniente lanzaron sus pálidos reflejos sobre la venerable cabeza de Fernández.

¡Momentos solemnes! La multitud conmovida y silenciosa rodeó el ataúd mirando con avidez el cuerpo del filósofo que pronto iba a desaparecer tras de la losa del sepulcro. El vizconde de Torres-Solanot profundamente impresionado anunció a los circunstantes que la directora de La Luz del Porvenir iba a leer una poesía y acto seguido leímos la composición siguiente:

Has perdido la escuela espiritista
Uno de sus más firmes campeones;
¡Feliz aquel que con valor conquista
La fe de sus profundas convicciones!

¡Feliz el que consagra una existencia
A defender su credo sacrosanto;
Y busca en los misterios de la ciencia
El medio de enjugar mares de llanto!

¡Feliz el que proclama con anhelo
De la verdad sublime enseñanza;
Y a todos los que gimen abre un cielo
Y al náufrago da un puerto de bonanza!

Esto Fernández hizo; convencido
Que la verdad suprema poseía,
Con un trabajo nunca interrumpido
Ni en sus postreras horas de agonía.

Dejó de difundir los resplandores
Del astro que su mente iluminaba;
Matizando con vividos colores
Cuanto en su nombre anhelo pronunciaba.

Fue el Kardec español, a su memoria
Debemos erigir un monumento;
¡Qué bien merece perpetuar su gloria
El que tuvo tan claro entendimiento!

El que supo luchar con heroísmo
Aunque sus libros consumió la hoguera
¡Apóstol del moderno espiritismo...
De la fe racional clara lumbrera!

Duerma tu cuerpo, no en humilde fosa,
(Que mármoles merecen tus despojos)
Para el que tuvo vida tan honrosa
Y por su ideal sufrió tantos enojos.

Debemos levantar a su memoria
¡Gigante monumento de granito!
Para su nombre…. La terrena gloria
Para su alma… ¡la luz del infinito!

IV

Fue muy bien acogida la idea de levantar un monumento a la memoria de uno de los más grandes espiritistas españoles, el señor Casanova habló más extensamente sobre la misión de Fernández y el vizconde de Torres-Solanot leyó algunas líneas dedicadas al Kardec español; mientras esto sucedía nos sentamos a corta distancia del lugar donde se le rendía el último homenaje a uno de los obreros del progreso y allí dimos gracias a Dios por haber llegado España a un grado tal de adelanto que, libremente, sin discordias, sin escándalos, sin contienda con los ministros de ninguna religión se entierra dignamente a los libre pensadores rindiéndoles el justo tributo a que se han hecho merecedores por su trabajo realizado en la tierra, sin que nadie intervenga ni moleste en actos tan solemnes a la familia y compañeros del finado.

He aquí la realización de nuestros sueños: Libertad y respeto para todos los credos, porque todos caben dentro de las naciones civilizadas. Todas las Iglesias pueden elevar sus torres, todos los creyentes, escépticos o ateos pueden enterrar a sus muertos al uso y manera que esté más en armonía con sus creencias y costumbres. ¡Bendito sea el progreso universal!

Al comprender que la lectura de Torres-Solanot había terminado, nos acercamos a mirar por última vez la noble cabeza del filósofo que pronto iba a desaparecer y a perder su forma en cumplimiento con las leyes inmutables. Los preliminares del enterramiento son sin duda alguna dolorosos y cuando ponen la losa cubriendo la negra boca del nicho se siente un frío glacial; muchos de los que allí estábamos reunidos lo sentimos y melancólicamente impresionados dimos un adiós al fúnebre recinto y emprendimos la marcha hablando sobre el proyecto de erigir un sencillo monumento a la memoria de Fernández dentro del cementerio civil como lo tiene Allan Kardec en la necrópolis del Père-Lachaise en Paris.

¡Oh! Sí, sí, dijo el vizconde de Torres-Solanot, el pensamiento iniciado por Amalia Domingo debe llevarse a cabo y se llevará; estoy plenamente convencido de ello. Debemos levantarle un dolmen o dolman, es un monumento funerario druídico o celta, compuesto de dos piedras de granito, en bruto o sin labrar, colocadas perpendicularmente y sobre ellas una tercera piedra igual, descansando un poco oblicuamente.

La Sociedad espiritistas de Paris, en la primera reunión que celebró inmediatamente después de los funerales de Kardec, acordó erigirle un monumento alusivo e imperecedero, en el lugar donde descansan los restos mortales.

Y como entre todas las creencias antiguas, el druidismo practicado por los habitantes de la Galia, es el que más se aproxima a la doctrina espiritista, se acordó erigir a Allan Kardec un dolmen, como expresión del carácter del hombre y de la obra que se trataba de simbolizar. Monumento representación de la sencillez como el hombre por quien se levantaba y creo que Fernández es tan merecedor como Allan Kardec de un monumento que recuerde su paso por la tierra.

Todos estuvieron conformes en que se abriera una suscripción para costear los gastos de dicha obra, que por humilde y modesta que sea siempre es necesaria la cooperación de muchos para empresas semejantes cuando los iniciadores carecen de fortuna.

Llegó el momento de subir a los coches y nos separamos unos de otros después de haber cumplido con un deber sagrado, acompañando a su última morada a uno de los grandes obreros del Espiritismo.

Amalia Domingo Soler Enero de 1889 La Luz del Porvenir






Desgraciadamente, ese monumento o dolmen celta nunca se llegó a construir. El día 1 de Junio de 2007 tuvo lugar en el cementerio de Monjuïc un homenaje frente a la tumba de Fernández Colávida. La causa de este homenaje se debió a la reciente restauración de su tumba (muy próxima a la de Amalia Domingo Soler) iniciativa que llevó a cabo Blas González, miembro de la Asociación de Estudios Espíritas de Igualada y Vicepresidente de la Federación Espírita Española junto con la ayuda de diversos centros espíritas españoles, entre los que nos encontramos. La ubicación de la tumba se encuentra en el cementerio de Monjuïc, Panteón número 2, vía de Sant Carles 1ª
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Yolanda Durán Ruano
Centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”



En este mismo artículo del Centro espírita “Entre el Cielo y la TierraJanaina Minelli de Oliveira dijo...

La oración de cierre del VI Congreso Espírita Mundial, en Valencia 2010, la hizo este gran espíritu, a través de Divaldo Franco.
AMOR, CARIDAD y TRABAJO