Como ya comenté en la última reunión, quisiera aportar lo que he indagado a través de los libros de la codificación espírita, que es la base de la doctrina espírita que estamos estudiando, en relación con la discrepancia de opiniones que tuvimos sobre si los animales tienen alma, a fin de tratar de esclarecerlo, como nos aconsejan que hagamos nuestros hermanos superiores, estudiando, comparando y ahondando.
Antes de nada quiero manifestar mi amor por los animales, pero como voy a tratar de exponer, una cosa es que tengan un principio independiente de la materia como nosotros y otra muy diferente es comparar ese principio con el nuestro.
Bien, en el libro titulado El Génesis, en el capítulo XI, Génesis espiritual, Unión del principio espiritual con la materia, páginas 94 y 95, dice textualmente:
14. El cuerpo sólo es una envoltura destinada a alojar al espíritu. Poco importa su origen o los elementos que lo conforman. Aunque el cuerpo del hombre sea una creación especial, está constituido por los mismos que integran los cuerpos de los animales y es animado por el mismo principio vital, es decir, activado por idéntico fuego, así como es iluminado por la misma luz y está sujeto a vicisitudes de igual tenor (contenido) e idénticas necesidades: estas aseveraciones nadie las pone en duda.
Si consideramos únicamente a la materia, haciendo abstracción del espíritu, no hay nada en el hombre que lo distinga del animal. Pero si hacemos la distinción entre el habitante y la habitación, todo cambia fundamentalmente.
Aunque
un noble viva en la choza del campesino o vista el sayal del pastor, seguirá
siendo un gran señor. Lo mismo sucede con el hombre. No es su vestido de carne
el que lo eleva por sobre la bestia y lo convierte en un ser especial, sino su
ser espiritual, su espíritu.
En El Libro de los Espíritus, en la pregunta 597 de la página 240, dice textualmente:
En El Libro de los Espíritus, en la pregunta 597 de la página 240, dice textualmente:
Puesto que los
animales tienen una inteligencia que les da cierta libertad de acción, ¿existe
en ellos un principio independiente de la materia?
«Sí, y sobrevive al cuerpo».
-¿Este principio es un alma semejante a la del hombre?
En este mismo libro, en el apartado II de la INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DOCTRINA ESPIRITISTA, páginas8 a 10, dice textualmente:
Existe otra palabra sobre la cual es igualmente importante que nos entendamos, porque es una de las llaves maestras de toda doctrina moral y porque es causa de muchas controversias por carecer de una acepción (1) bien deslindada; tal es la palabra alma. La divergencia de opiniones acerca de la naturaleza del alma procede de la aplicación particular que de esta palabra hace cada uno. Un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar, evitaría muchas discusiones, y con un término para cada cosa, todos nos entenderíamos.
Según unos, el alma es el principio de la vida material orgánica no tiene existencia propia y cesa cuando la vida cesa. Así piensa el materialismo puro. En este sentido, y por comparación, dicen los materialistas que no tiene alma el instrumento que, por estar rajado, no suena. En esta hipótesis, el alma es efecto y no causa.
Otros creen que el alma es el principio de la inteligencia, agente universal del que cada ser absorbe una parte. Según éstos, todo el universo no tiene más que una sola alma que distribuye partículas a los diversos seres inteligentes, durante la vida, volviendo, después de la muerte, cada partícula al origen común donde se confunde con el todo, como los arroyos y ríos vuelven al mar de donde salieron. Difiere esta opinión de la precedente en que, en la hipótesis que nos ocupa, existe en nosotros algo más que materia y algo subsiste después de la muerte; pero es casi como si nada sobreviviese; porque, desapareciendo la individualidad, no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Siguiendo esta opinión el alma universal sería Dios, y todo ser, parte de la Divinidad.
Semejante
sistema es una de las variaciones del panteísmo. (Sistema de quienes creen que la totalidad del universo es el único
Dios. Idea de que todas las cosas son Dios)
Según otros, en fin, el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Esta acepción (1) es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de este ser que sobrevive al cuerpo se encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civilización. Esta doctrina, según la cual el alma es causa y no efecto, es la de los espiritualistas.
Sin discutir el mérito de estas opiniones, y concretándonos únicamente a la cuestión lingüística, diremos que esas tres aplicaciones de la palabra alma constituyen tres distintas ideas, para cada una de las cuales sería necesario un término especial. La palabra que nos ocupa tiene, pues, una triple acepción (1), y los partidarios de los citados sistemas tienen razón en las definiciones que dan de ella, teniendo en cuenta el punto de vista en que se colocan. La culpa de la confusión es del lenguaje, que sólo tiene una palabra para tres ideas distintas. Para evitar las anfibologías (doble sentido), preciso sería emplear la palabra alma para una sola de las tres indicadas ideas, y siendo la cuestión principal la de que nos entendamos perfectamente, es indiferente la elección, dado que este es un punto convencional. Creemos que lo más lógico es tomarla en su acepción (1) más vulgar, y por este motivo llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.
En defecto de esta palabra especial para cada una de las otras dos acepciones, llamamos: Principio vital, al principio de la vida material y orgánica, cualquiera que sea su origen; principio común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre. El principio vital es distinto e independiente porque puede existir la vida, aun haciendo abstracción de la facultad de pensar.
Se evitaría igualmente la confusión empleando la palabra alma en aquellos tres casos, pero añadiéndole un calificativo que especificase el aspecto en que se la toma, o la acepción (1) que quiere dársele. Sería entonces un vocablo genérico, que representaría simultáneamente el principio de la vida material, el de la inteligencia y el del sentido moral, y que se distinguiría por medio de un atributo, como distinguimos los gases, añadiendo a la palabra gas los calificativos hidrógeno, oxígeno o ázoe. Pudiera, pues, decirse, y esto sería lo más acertado, el alma vital por el principio de la vida material, el alma intelectual por el principio inteligente y el alma espiritista por el principio de nuestra individualidad después de la muerte. Según se ve, todo esto se reduce a una cuestión de suma importancia para entendernos. Conformándonos con aquella clasificación, el alma vital seria común a todos los seres orgánicos: las plantas, los animales y los hombres; el alma intelectual propia de los animales y de los hombres, perteneciendo el alma espiritista al hombre únicamente.
Hemos creído deber nuestro insistir tanto más en estas explicaciones, por cuanto la doctrina espiritista está naturalmente basada en la existencia en nosotros mismos de un ser independiente de la materia que sobrevive al cuerpo. Debiendo repetir frecuentemente la palabra alma en el curso de esta obra, importaba fijar el sentido que le damos para evitar así las equivocaciones.
Y como nos dicen, todos nos entenderíamos mejor y evitaríamos interpretaciones erróneas, si tuviéramos un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar.
Por último comentar, a mí el primero, lo que nos dice el Espíritu de la Verdad (que Fue el espíritu coordinador a nivel espiritual de la obra de Allan Kardec, hasta en el más mínimo detalle):
"Estudiad, comparad, profundizad; os lo decimos sin cesar, el conocimiento de la verdad se adquiere a este precio. ¿Cómo queréis llegar a la verdad cuando lo interpretáis todo según vuestras ideas limitadas que vosotros tomáis por grandes? Pero no está lejos el día en que la enseñanza de los Espíritus será uniforme por todas partes, así en los detalles como en las cosas principales. Su misión es de destruir el error, pero esto no puede venir sino sucesivamente."
(1) Acepción: Cada uno de los significados que puede tener la palabra alma según el contexto.
«Sí, y sobrevive al cuerpo».
-¿Este principio es un alma semejante a la del hombre?
«Si así lo
queréis, también es un alma, esto depende del sentido que se dé a esta
palabra; pero es inferior a la del hombre. Y oíd bien lo que añade: Del alma de los animales a la del hombre,
va tanta diferencia como del alma humana a Dios».
En este mismo libro, en el apartado II de la INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DOCTRINA ESPIRITISTA, páginas
Existe otra palabra sobre la cual es igualmente importante que nos entendamos, porque es una de las llaves maestras de toda doctrina moral y porque es causa de muchas controversias por carecer de una acepción (1) bien deslindada; tal es la palabra alma. La divergencia de opiniones acerca de la naturaleza del alma procede de la aplicación particular que de esta palabra hace cada uno. Un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar, evitaría muchas discusiones, y con un término para cada cosa, todos nos entenderíamos.
Según unos, el alma es el principio de la vida material orgánica no tiene existencia propia y cesa cuando la vida cesa. Así piensa el materialismo puro. En este sentido, y por comparación, dicen los materialistas que no tiene alma el instrumento que, por estar rajado, no suena. En esta hipótesis, el alma es efecto y no causa.
Otros creen que el alma es el principio de la inteligencia, agente universal del que cada ser absorbe una parte. Según éstos, todo el universo no tiene más que una sola alma que distribuye partículas a los diversos seres inteligentes, durante la vida, volviendo, después de la muerte, cada partícula al origen común donde se confunde con el todo, como los arroyos y ríos vuelven al mar de donde salieron. Difiere esta opinión de la precedente en que, en la hipótesis que nos ocupa, existe en nosotros algo más que materia y algo subsiste después de la muerte; pero es casi como si nada sobreviviese; porque, desapareciendo la individualidad, no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Siguiendo esta opinión el alma universal sería Dios, y todo ser, parte de la Divinidad.
Según otros, en fin, el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Esta acepción (1) es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de este ser que sobrevive al cuerpo se encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civilización. Esta doctrina, según la cual el alma es causa y no efecto, es la de los espiritualistas.
Sin discutir el mérito de estas opiniones, y concretándonos únicamente a la cuestión lingüística, diremos que esas tres aplicaciones de la palabra alma constituyen tres distintas ideas, para cada una de las cuales sería necesario un término especial. La palabra que nos ocupa tiene, pues, una triple acepción (1), y los partidarios de los citados sistemas tienen razón en las definiciones que dan de ella, teniendo en cuenta el punto de vista en que se colocan. La culpa de la confusión es del lenguaje, que sólo tiene una palabra para tres ideas distintas. Para evitar las anfibologías (doble sentido), preciso sería emplear la palabra alma para una sola de las tres indicadas ideas, y siendo la cuestión principal la de que nos entendamos perfectamente, es indiferente la elección, dado que este es un punto convencional. Creemos que lo más lógico es tomarla en su acepción (1) más vulgar, y por este motivo llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.
En defecto de esta palabra especial para cada una de las otras dos acepciones, llamamos: Principio vital, al principio de la vida material y orgánica, cualquiera que sea su origen; principio común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre. El principio vital es distinto e independiente porque puede existir la vida, aun haciendo abstracción de la facultad de pensar.
Se evitaría igualmente la confusión empleando la palabra alma en aquellos tres casos, pero añadiéndole un calificativo que especificase el aspecto en que se la toma, o la acepción (1) que quiere dársele. Sería entonces un vocablo genérico, que representaría simultáneamente el principio de la vida material, el de la inteligencia y el del sentido moral, y que se distinguiría por medio de un atributo, como distinguimos los gases, añadiendo a la palabra gas los calificativos hidrógeno, oxígeno o ázoe. Pudiera, pues, decirse, y esto sería lo más acertado, el alma vital por el principio de la vida material, el alma intelectual por el principio inteligente y el alma espiritista por el principio de nuestra individualidad después de la muerte. Según se ve, todo esto se reduce a una cuestión de suma importancia para entendernos. Conformándonos con aquella clasificación, el alma vital seria común a todos los seres orgánicos: las plantas, los animales y los hombres; el alma intelectual propia de los animales y de los hombres, perteneciendo el alma espiritista al hombre únicamente.
Hemos creído deber nuestro insistir tanto más en estas explicaciones, por cuanto la doctrina espiritista está naturalmente basada en la existencia en nosotros mismos de un ser independiente de la materia que sobrevive al cuerpo. Debiendo repetir frecuentemente la palabra alma en el curso de esta obra, importaba fijar el sentido que le damos para evitar así las equivocaciones.
Y como nos dicen, todos nos entenderíamos mejor y evitaríamos interpretaciones erróneas, si tuviéramos un idioma perfecto, en el que cada idea estuviese representada por su palabra peculiar.
Por último comentar, a mí el primero, lo que nos dice el Espíritu de la Verdad (que Fue el espíritu coordinador a nivel espiritual de la obra de Allan Kardec, hasta en el más mínimo detalle):
"Estudiad, comparad, profundizad; os lo decimos sin cesar, el conocimiento de la verdad se adquiere a este precio. ¿Cómo queréis llegar a la verdad cuando lo interpretáis todo según vuestras ideas limitadas que vosotros tomáis por grandes? Pero no está lejos el día en que la enseñanza de los Espíritus será uniforme por todas partes, así en los detalles como en las cosas principales. Su misión es de destruir el error, pero esto no puede venir sino sucesivamente."
(1) Acepción: Cada uno de los significados que puede tener la palabra alma según el contexto.
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